Moм... ι'м ɴoт vιʀԍιɴ [נᴇʟsᴀ]

»Chapter 10«

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Las personas saludaban animadamente a mis padres, felicitándolos por un logro más, no podía evitar fijarme en aquellas personas que me dirigían miradas, era obvio que sabían sobre todo lo sucedido, y yo, bueno me preguntaba qué pasaba por sus cabezas en esos instantes.

— Es tan odioso,—Voltee al escuchar a mi padre, pude ver cómo miraba de forma despectiva a aquel sujeto que se había acercado a felicitarlo hace algunos segundos— Un parásito interesado definitivamente.

Mi madre rodó sus ojos a su lado, y yo no pude evitar en pensar que si así era todo en estos negocios, simple interés. Recuerdo como mi padre había hablado tan amablemente con aquel sujeto, parecían amigos de años y ahora que se retiraba, mi padre hablaba pestes de él. Ni quiero imaginar cuantas personas no hablan de mi padre, ya que digamos que es demasiado... Egocéntrico.

—Manten la postura, puede que sea una fiestas privada pero hay ojos y oídos por todos lados—Regaño mi madre entre dientes mientras le sonreía a cual persona se pasase al frente.

Mis padres eran un total equilibrio, la pareja perfecta dentro y fuera de casa, mi padre era en ocaciones testarudo, terco egocéntrico, la mayor parte de tiempo mejor dicho y bueno, mi madre era una mujer correcta que se sabe de memoria cada etiqueta de comportamiento habidas y por haber, sin ella mi padre posiblemente no estaría en donde está ahora.

Mi padre quito la mala cara y volvió a sonreír a ver a otro de sus socios acercarse hacia nosotros. Y ahí iba la misma conversación y formalismo de siempre, los mismos halagos sobre lo perfecta que éramos como familia, debo felicitar a mis padres porque al parecer todos se han tragado el cuento de familia perfecta.

Sentí mi garganta seca así que decidí escabullirme de aquella conversación que no me incluía en nada, algunas personas volteaban a verme en el trayecto ya que me reconocían al instante. Y no por buenas actitudes que digamos, ya que ahora todo lo relacionado conmigo estaba ligado a aquella noche donde bebí alcohol como desquiciada.

Tome un vaso de lo que asumí que era ponche, refrescandome al instante.

—¡Cuánto tiempo!—Escuché una voz a mis espaldas que reconocí casi al instante, voltee para verificar el no estar equivocada, y casi me atraganto con el líquido en mi garganta.

—Hans...

—Elsa—Sonrió con arrogancia—Que alegría verte de nuevo.

Sí, se puede decir que no sabía qué hacer, estaba helada. Hans Webster, aquel simpático, estupido y perfecto hijo de... ¿Queda claro que no me agrada, cierto? Digamos que nuestra amistad no era más que una farsa, ya que nos odiabamos mutuamente y no era un secreto para nadie, sin embargo optabamos por la hipocresía y las sonrisas falsas.
No lo veía hace mucho, la última vez que recuerdo haber conversado o mejor dicho presumir nuestros logros por medio de diálogos fingiendo modestia, fue hace prácticamente seis o siete meses donde no hizo más que contarme cómo había sido acepto magistralmente en Harvard, restregandome en la cara sus perfectas calificaciones y demás.

—¿Sorprendida?—Volvio a hablar con aquel toque de suficiencia.

—Crei que estarías en la universidad—Deje el vaso de ponche sobre la mesa y lo mire por unos segundos. Sabía desifrar su mirada, y podía perfectamente saber que en el fondo estaba más que alegre por todo lo que me había sucedido.

—Deberia, pero gracias a mis altas calificaciones—Oh no, ahí va de nuevo—Pude darme el lujo de faltar, solo por un día claro, ya sabes lo exigentes que son en las universidades de alto prestigio. Me encantaría compartir la belleza de campus en el que me encuentro, contigo, quedarías fascinada, lástima que persiste este año.