»Chapter 4«

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En mi vida habían momentos, cientos de ellos que, sin duda habían influido mucho en lo era ahora, ni siquiera yo lograba conocerme del todo, pues cada vez que creía hacerlo, nuevos sentimientos surgian apoderándose de mi, haciéndo que en ocaciones logrará desconocerme.

No sabía con certeza lo que sucedería después de esto, pero la simple idea me aterraba.

Luego de una larga conversación con mi padre y aquella pelirroja, por fin habían llegado a un acuerdo, claramente tuve que dar muchas más explicaciones de las que quería, sin embargo ahí no tenía escapatoria, en ocaciones pude notar el enojo reflejado en los ojos de mi padre, por razones obvias se retuvo debido a la presencia de una desconocida en el lugar.
Mi padre demoró mucho en dar una respuesta concreta, ya que como estaba la situación no podía darse el lujo de confiar en una desconocida, pero al pasar el tiempo y luego de muchas ingerrogatorias hacía Mérida, mi padre aceptó.

Por lo cual no sabía si alegrarme o sentirme deprimida, pues posiblemente luego de esto encontraría a aquel chico de el cual no recuerdo nada, y inevitablemente temía, temía el encontrarme con algo totalmente fuera de mis expectativas, tal vez solo sea un patán y yo una más en su lista, posiblemente estaba siendo muy dramática, no es como si me fuese a casar con aquel chico, según mi padre solo sería una relación temporal que con el tiempo terminaríamos "lastimosamente", inventando unas cuantas excusas a los medios de comunicación. Por una parte lograba calmarme ya que luego de toda esta tempestad, por fin iniciaría la carrera universitaria que siempre desee y como siempre sucede con los chismes, con el tiempo todo este revuelo quedará enterrado en el pasado y por una vez en mis dieciocho años de vida, las cosas saldrían como lo deseaba. O al menos eso esperaba.

Camine por los anchos pasillos de la mansión seguida por Mérida, podía sentir la incomodidad en cada uno de mis pasos, no es como si todo esto fuese normal, en ningún sentido lo era.

Ya con todo decidido por parte de mi padre y de la pelirroja habíamos salido de el despacho, cabe aclarar que solo fue entre ellos dos, ya que yo simplemente no tuve ni voz ni voto en la decisión, lo cual lograba enojarme, Mérida de vez en cuando durante nuestra conversa con mi padre me preguntaba cosas, que en su mayoría eran respondidas por mi progenitor, pude notar como fruncía su ceño confundida por la situación, pues yo pocas veces opine.

Mi padre le dió la orden a el chófer que dejase a la pelirroja en un hotel seguro y cerca de la mansión, ya que pronto empezaríamos la búsqueda; luego de bajar las escaleras caminamos hacia la puerta principal donde el chófer la esperaba.

— Bueno...—Merida aclaró su garganta igual de incómoda que yo—¿Empezamos mañana?

— Empezamos mañana—Afirme.

—¿Te parece si vengo temprano?, Digo para aclarar algunas cosas y luego saldríamos a la editorial.

—Claro, no hay problema.

—Entonces, hasta mañana—La pelirroja se despidió haciendo un ademán con la mano mientras salía por la puerta seguida de el chófer que la dejaría en su destino.

—Hasta mañana.

Cerré lentamente la puerta luego de verla subir al auto. Juro que en mi vida había tenido una conversación tan incómoda como esa.
No pude evitar soltar una pequeña carcajada, todo esto era demasiado patético.

Rápidamente subí las escaleras hacia mi habitación.
Al llegar rápidamente tome mi laptop en manos, y me acoste cómodamente en mi cama no sin antes cerrar la puerta; con una sonrisa mire el reloj.

—Justo a tiempo—Me dije a mi misma presionando la tecla que daba inicio a la videollamada, espere unos cuantos segundos para que luego mi llamado fuera respondido.

Moм... ι'м ɴoт vιʀԍιɴ [נᴇʟsᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora