Capítulo 5

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Freddy

Me siento yo sobre el pasto mirando las estrellas, no puedo creer que allá pasado otro día, detesto vivir así, detesto caminar con el temor de que maten a mi madre o a mi, simplemente porque se les antoja matar a alguien.

— ¿Seguro que quieres meterte ahí? — pregunta Bryan frunciendo los labios mientras señala la laguna.

— ¡Claro! ¿Por qué no?

— Creo que podría haber animales raros que puedan lastimarte — dice con evidente preocupación en su rostro.

— Tranquilo — sonrió — No pasará nada.

— Pero, ¿y si te pasa algo? ¿Qué haré sin ti? — me mira.

Suspiró derrotado.

— De acuerdo, Bryan... No entraré.

Bryan se acerca a mí y me abraza.

— Gracias, podemos entrar otro día, pero cuando nuestras mamás estén cerca, ¿Si? — me sonríe y yo asiento

Pienso en lo que fuimos, niños felices, saltando, jugando, divirtiéndonos y haciendo todo lo que se nos antojara.

Suspiró y pienso en el niño de ojos color miel sonriéndome mientras me lanzaba pequeñas piedras a la cara, éramos felices, o por lo menos yo era feliz, desearía volver a ese tiempo, desearía que fuéramos libres.

— ¡FREDDY! ¡FREDDY! ¡FREDDY! — llega corriendo a mi lado una amiga de mi mamá.

Estoy a punto de decirle que no me llame "Freddy",  pero antes de hacerlo, miro sus ojos.

— ¿Qué ocurre Marian? — me pongo de pie.

— Tú madre...

Susurra y antes de que pueda terminar de hablar, me encuentro corriendo hacia nuestra pequeña casa.

Al llegar, miro a mi mamá, acostada en el sillón, pálida y con la mirada pérdida.

— ¡Mamá! — Me inco a su lado. Noto que está viva, pero parece que no es así — ¿Qué pasó?

— No lo sé, se desmayó.

— ¡LLAMALE AL PUTO MÉDICO! — grito más fuerte de lo que pretendía

Marian sale corriendo de la casa en busca del médico.

Miro a mi madre y tomó su mano.

— Mamá, quédate conmigo, todo estará bien — susurro con un nudo en la garganta intentando no llorar.

Después de unos minutos llega el Doctor, me separo de mi madre, para permitir que el médico la revise.

— Esto está mal.. — susurra el médico.

— ¿Qué? ¿Qué ocurre?

Empiezo a ponerme nervioso, no puedo también perder a mi madre, no puedo.

— Tiene un problema respiratorio — me mira.

— ¡Pues haga algo!

— No puedo — cierro los puños con fuerza — me refiero a... Qué no puedo hacer nada si no tengo lo necesario.

— ¿Qué necesita?

— Está del otro lado del...

— ¿Qué necesita? — repito apretando los dientes.

— Jengibre

Un escalofrío corre por mi cuerpo.

— Es difícil de...

— lo tendra  — lo interrumpo

— Debe ser rápido, no se cuanto tiempo aguantará — dice poniendo la mano es su frente.

Sin decir nada salgo de la casa.

El jengibre es muy difícil de conseguir dentro de nuestro territorio, la única manera de hacerlo es viajando un par de horas a el territorio de los "Triángulos negros", en esa zona el jengibre es muy fácil de conseguir.

Inicio mi larga caminata, me pongo a pensar en que, quizá jamás vuelva, quizá no pueda salvar a mi madre, y ni siquiera podría salvarme a mi, tengo miedo, el corazón me palpita muy rápido, quiero llorar, gritar y patalear, pero no me lo permito, salvaré a mi madre, cueste lo que cueste.

Después de un par de horas, llegó a la división de los territorios, suspiro y cruzó, miro a todos lados esperando no ver a algún triángulo, camino entre el pasto intentando no hacer ningún ruido, busco el jengibre entre las plantas, a lo lejos veo lo que busco, me acerco rápidamente pero alguien me detiene.

— Mira qué tenemos aquí — una voz dulce pero tenebrosa suena detrás de mí — ¿Qué haces por aquí pequeño? — giro mi cuerpo y quedó asombrado mirando al hombre.

Tiene los ojos claros, labios delgados y rozados y el cabello castaño oscuro lacio, trae un arma en las manos y me mira con una sonrisa.

— Yo... — intento hablar, pero el miedo no me lo permite.

El me empuja, me hace caer y me apunta en la cabeza con su arma.

— Dije qué.... — me mira a los ojos.

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Triángulos Negros (Breddy Meyva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora