C I N C O

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Al parecer no lo había hecho. Los trabajos que le asignaron después de que regresó, y por cierto que Dahyun le regañó por haberse tomado tanto tiempo, se entremezclaron unos con otros.

Hasta mucho después reaccionó y la razón por la que se había quedado tanto tiempo con Changbin era porque había una chispa entre ellos. Y todos los demás clientes fueron atendidos normalmente.

Pensamientos encontrados con respecto a la situación de Changbin peleaban en su cabeza.

Debí haberle dejado mi número. Aunque fue un momento de película alejarme cuando lo hice y la razón por la que se llaman momentos de películas es porque no suceden en la vida real. O al menos no te dan una respuesta que te deje satisfecho antes de que salgan los créditos.

¡Cállate!, Decía otra voz. Ni siquiera conoces al tipo.

Probablemente lo dejaron por una razón. Tal vez Hyunjin el Parrandero Irresponsable tenía la razón.

Sabía que la situación estaba muy mal cuando comenzaba a recibir consejos de Hyunjin el parranderos irresponsable.

Aun así, no hubiera estado mal.
Tal vez es un asesino en serio.

Probablemente otros telegramas cantores estén guardados en trastos herméticos en su congelador, junto con Hyunjin.

¿Pero por qué no llamó a la oficina y preguntó por mí?

Todos sus pensamientos eran ridículos. Había conocido al tipo unos veinte minutos.

Es sólo que a Felix le hubiese encantado tener la oportunidad de conocerlo un poco mejor.
Incluso sus pasos sonaban deprimidos mientras regresaba a la oficina, exhausto después de su octavo cliente del día.

Era hora de irse a casa, pasaría por el “Panda Lounge” por unos fideos y los comería mientras trataba de ignorar la programación de San Valentín en la televisión.

Al llegar Dahyun lo esperaba con otra orden.

Felix levantó sus manos. —No, me voy a casa.

—Tienes que hacerlo, —le dijo—, es un caso previo.

Felix quería somatar los pies contra el suelo como si se tratase de un niño de cinco años y hacer un berrinche total. ¿Qué cliente fue? ¿El que creyó que no estaba interpretando a un buen tigre con su prometida?

—Debería tratar de ser saltarín después de subir ocho niveles de escalones, —gruñó.

—¿Qué? —preguntó Dahyun.

—Nada. —Tomó la orden y sus ojos se abrieron en sorpresa al leer la dirección—. ¿Este sujeto?

—Sí, ¿por qué? —Sus ojos se entrecerraron en sospecha—. ¿Qué le hiciste?

—¡Nada! —dijo en protesta. Tal vez fue algo que no le hice.

—Esos “nada” son sospechosos. —Dijo Dahyun, no agradándole la expresión de culpa de su rostro—. ¿Por qué quiere que regreses?

—No tengo idea, —respondió Felix con honestidad.

—Te pidió especialmente a ti y sin disfraz.

—Oh. Bueno, entonces eso es algo bueno. Significa que puedo irme a casa directamente.

—Me llamaras en cuanto termines, ¿de acuerdo?

Felix dobló la orden y la guardó en su bolsillo trasero. —Aww, Hyun, ¿estás preocupada por mí?

—Es sólo que no quiero que seas mi primer empleado que es apuñalado por el trabajo.

Palideció ligeramente. —Eres todo un dulce.

Dahyun bostezó y se sentó detrás de su escritorio. —Eso intento. Creyó haber notado algo burlón en su expresión, pero decidió no presionarla.

Al salir, se acercó y sorprendió a Jihyo con un beso en la mejilla.
—Deja que tu hombre te trate bien esta noche, Pattmeister. —Se acercó y tomó una mini flecha de su escritorio.

Se despidió de él cuando este estaba subiéndose al elevador.
—A ti también, Yongbok.

Tal vez, sólo tal vez.

Sonrió sin razón a cada persona que miraba en la calle y habían algunos que no habían sido tocados por la flecha de Cupido que se preguntaban cuál era su problema.

No le tomó mucho tiempo regresar al edificio de Changbin. O al menos eso parecía.

Felix presionó el botón del elevador y lo esperó nerviosamente. Estaba tardando siglos en llegar, las luces pasaban lentamente por el nivel que iba. Aunque su lógica le decía que le llevaría mucho más tiempo, no podía quedarse quieto así que corrió hacia las escaleras de dos en dos, hasta que llegó al piso de Changbin.

Sin aliento, iba tropezándose mientras caminaba por el corredor, así que tomó un momento para recuperar la compostura antes de tocar a la puerta del apartamento de Changbin. Su puño aún estaba en el aire cuando la puerta se abrió y Changbin estaba sonriéndole.

—Hola, —dijo Changbin sin preámbulo—. ¿Te gustaría salir conmigo algún día?

Felix se aseguró de no contestar con una pregunta, así que decidió tomar el camino seguro. —Sí.

Changbin se acercó a besarlo, uno más casto del que habían compartido antes, pero igualmente bueno.

Felix decidió que podía hacer una pregunta después de contestar. —¿Qué te parece ahora?

Fue premiado con otro beso. —Seguro. Déjame ir por mi chaqueta.

Mientras éste fue por su chaqueta, Felix registró su bolso de mensajería y sacó una flecha para Changbin cuando éste regresó.

Al ver la expresión de confusión de Changbin, Felix dijo: —Es menos cursi que una rosa. Me muero del hambre, vamos a cenar.

Al caminar por el pasillo, Felix decidió arriesgarse y tomó a Changbin de la mano. Al llegar a la puerta del elevador, Changbin miró en dirección de sus manos entrelazadas y luego al rostro de Felix, y sonrió.

Impaciente por comenzar la noche, Felix sonrió y llevó a Changbin a los escalones donde nuevamente bajó de dos en dos para alcanzar el mundo exterior.

Atravesó las puertas de la recepción con Changbin a su lado y una flecha de Cupido en el bolsillo trasero de Changbin.

DON'T SHOOT THE MESSENGER  ꒰ CHANGLIX ꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora