15. Cumpleaños feliz.

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Estaba todo preparado. Los invitados comenzaron a llegar. A decir verdad no esperaba tanta gente, pero lo había.

Me tomé la libertad de invitar a unos cuantos amigos a la fiesta para no sentirme tan sola. Bailábamos todos a alrededor de la pisa. ¿Matteo? Matteo se encontraba tan lindo con la ropa que llevaba puesta.

Un pantalón negro junto a unos zapatos del mismo color. Una camisa azul oscuro a botones. Y su perfume, lo reconocía.

El grupito que esperaba no se presentara estaba ahí; Emilia acompañada de Ámbar. Emilia caminó hacia Matteo al encontrarlo, intentó abrazarlo y no sé si fueron alucinaciones mías o él de verdad intentó apartarla.

Vi como ella se cruzaba de brazos. Molesta. Volvió junto a Ámbar al otro extremo de la sala.

Las botanas eran bastante buenas así que me tomé la libertad de quedarme en la mesa de ellas. Noté como Matteo se acercaba a mí, ¿Qué tenía para decirme? ¿Y si leyó mi diario? Era momento de huir.

Gracias al cielo Simón llegaba por la puerta de la entrada principal, fue mi momento para escapar.

—¡Simón, que bueno que estás acá!—Dije a su encuentro.

—No me podía perder la fiesta en casa de Luna Valente—Sonrió al abrazarme.

—Pasa, por acá están las bebidas y las frituras están por allá—Señalé.

Al poner la mirada hacia allá pude notar como Matteo observaba a Simón de una manera diferente.

Traté de evitar a Matteo lo más posible a lo largo de la fiesta. No quería ni ir al baño sola por miedo a encontrármelo.

Bailé toda la noche junto a Simón, había que reconocer que era buen bailarín. Me enseñó a bailar salsa, ¿No es genial?

Nos acercamos para partir el pastel, cantamos el "feliz cumpleaños" pidió un deseo y soplo las velas al terminar.

No pude evitar sonreír. ¿Qué habrá pedido?

Entonces Gastón tomó iniciativa y propuso abrir los obsequios. Todos se acercaron a la mesa de regalos para ver las sorpresas.

Le regalaron algunos perfumes, chocolates, camisetas, figuras de acción coleccionables. Yo... yo había hecho un esfuerzo y le obsequié una guitarra acústica. No le puse nota, nadie supo que yo era quien le regalaba aquel objeto que yo supe amaría en el instante en que la viera.

—¡Falta un regalo! ¡Obvio que falta el de mi amiga Luna!—Habló Emilia. Sonriendo. ¿Qué estaba tramando?

De la bolsa de regalo sacó un pequeño cuaderno rosado. Lo reconocí; era mi diario.

No podía estar pasando. No. No.

Era demasiado tarde, no pude detenerla y comenzó a leer en voz alta;

Querido crush;

¿Podrías quererme?

Hace exactamente 365 días que me di cuenta de que en realidad me gustas. Matteo Balsano, eres mi crush. Sé que me ves como a una niña, pero si algún día te cansas de la barbie que tienes como novia quiero que sepas que acá estoy.

Me sentía estúpida, no podía moverme en ese momento. Juro que conociéndome me le hubiera lanzado para que dejara de leerlo. Pero estaba en shock, no podía moverme. 

Todos escuchaban atentamente, otros se susurraban cosas al oído y otro par reía.

—Acá viene una de mis favoritas; "Gastón es un mal hermano, debería dejar de hablarte por romperle el corazón a su hermana menor. Oh, espera, no sabe que me gustas"

—¡Basta ya!—Dijo Nina, mi compañera de clase.

—Aún no he terminado—Respondió, con una sonrisa cínica—"Justo ahora me encuentro viendo catálogos de Bikinis en internet ¿Prefieres trajes de baño de dos piezas o completo? Es para una tarea"

Todos comenzaron a reír, escuchaba las risas clavarse en mis oídos. Lloré. No pude evitarlo

Y para cerrar con broche de oro—Dijo Emilia volviendo a leer mi diario—"Y entonces lo dijiste. Pronunciaste aquellas palabras que se clavaron tanto en mi corazón como si fuesen dagas. Puede que exagere; pero eso fue lo que sentí.—Es la hermana de mi mejor amigo y sólo puedo verla de esa manera—Respondiste"

Quise salir corriendo. Lo hice. Me alejé. Me encerré en la habitación de mis padres en la planta baja y desde ahí pude escuchar lo que ocurría. No tuve tiempo ni de observar la reacción de Matteo ante aquellas palabras, ¿Por qué no hizo nada para callarla?

—¿Ya estuvo bien no creen?—Escuché gritar a Gastón, molesto—¿Creen que es divertido burlarse de una chica menor que ustedes, leer sus cosas privadas y exponerlas de esa manera? No estamos hablando de cualquier chica, estamos hablando de mi hermana. Y solo tengo para decir que todos los que se rieron y siguen haciéndolo son una mierda de persona. Fuera de aquí, todos.

Supongo que obedecieron, el ruido terminó en segundos.

—De verdad... siento lo que pasó—Reconocí la voz, pertenecía a Matteo.

—No tienes nada que decir, ahora solo... vete de aquí—Dijo Gastón.

—¿Estás molesto conmigo? Yo no tuve nada que ver.

—¿No? ¿Por qué no hiciste una mierda por detenerla? Se supone que es tu novia, debías saber controlarla. ¿Qué ganaba burlándose de mi hermana?

—¿Yo que sé? No soy adivino y no soy su guardia para saber que movimiento va a hacer.

—Bien, de la mejor manera te pido que te vayas. No quiero hablarte más. No después de lo que le hicieron a Luna.

—Gastón, yo...—Habló Matteo.

—¡Que te larges! ¿No lo entiendes? ¿Te es muy difícil hacerlo?

Y entonces supongo que se fue, porque no le escuché hablar más.

Gastón tocó en la habitación; y después de ello entró. Me sentía fatal. Estúpida.

—Creo que esto es tuyo—Dijo sentándose en el borde de la cama, colocando el diario a un lado de mí donde me encontraba recostada.

—Gracias—Dije entre sollozos.

Nos quedamos en completo silencio. Supongo que ninguno de los dos sabía que decir.

—Lamento mucho lo que pasó allá afuera—Habló después de unos minutos—He sacado a todos de la fiesta. Simón dijo que le llamaras si necesitabas hablar con alguien.

Escuché. Pero no respondí.

—No tenía idea de que sentías eso por Matteo—Siguió hablando—Igual sé que era muy personal, ya sabes, eso del diario. Una de las cosas que escribiste y Emilia leyó fue que yo era un mal hermano y que debería dejar de hablarle a Matteo por romperte el corazón. Lo haré. Dejare de hablarle porque creo que ahora te ha roto el corazón.

Y entonces ya no pude resistir más; El llanto aumentó y me levanté para abrazar fuerte a mi hermano. Me recibió en sus brazos.

—Ya está, pequeña—Dijo en mi oído, sin dejarme de abrazar.

No sé cuánto tiempo estuvimos así. No sabía lo mucho que necesitaba una muestra de cariño por parte de mi hermano. Algo bueno había dejado aquella noche; Sé que soy importante para Gastón.

"Querido crush" [Querido Crush #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora