La señorita Sol vio el castillo que se erguía ante ella. Era muy grande e impresionante, era igual como lo recordaba en sus sueños. Su corazón empezó a palpitar a tal velocidad, que temió que se le iba a salir del pecho y que su abuelo lo escuchara.
La señorita Sol viajaba acompañando a su abuelo, ya que el Duque le había enviado una invitación.
El señor Mellor recibió una carta del Duque de Sutherlande, lo invitaba a que se reuniera con él en su castillo para finalizar las negociaciones de las tierras, ya que, en esos momentos era imposible para su excelencia dejar el castillo, la carta hacia hincapié que el caballero podía invitar a quienes él deseaba, por esa razón, el anciano extendió la invitación al señor Jorge Rodbone, pero el caballero muy diplomáticamente, había declinado la invitación, solo lo acompañaba su nieta.
El carruaje estaba dando la vuelta, antes de detenerse al frente de la imponente entrada.
El lugar estaba mucho más bello de lo que Sol recordaba. Habían limpiado los ladrillos, el enorme lago que estaba a un lado se podía observar desde allí, habían derribado los enormes pinos que impedían su visión, la formidable terraza del segundo nivel estaba libre de hiedras, y los ventanales lucían impecables.
Había cuatro lacayos esperando, en la tremenda puerta del frente, cubierta por un pórtico.
Sol unió los dedos y murmuró una pequeña oración desde el fondo de su alma. Sería valiente se dijo.
Su abuelo le sonrió tiernamente al decir:
—¿Qué usted cree Sol? Nuestro anfitrión se molestará en esperar a estos dos campesinos,
––No lo sé abuelo.
––Pues vamos a averiguarlo.
La puerta fue abierta y la señorita Sol bajó con lentitud del carruaje. Ella bajó el rostro y sintió la mano de su abuelo, que la escoltaba, subió varios escalones. Sólo cuando llegó a lo alto de la escalinata levantó la vista. Se encontró con el rostro sonriente de Conrad y sintió que todo su temor se esfumó.
Se soltó de su abuelo y por impulso fue y se abrazó a su primo.
Lady Camila Riddley hizo una pequeña exclamación de asombro, al ver cómo aquella muchacha de pelo rubio y rostro hermoso, abrazaba sin ningún decoro a su Conrad.
La señorita Sol se dio cuenta tarde, de que había más personas a su alrededor. El Duque estaba de pie a unos pasos de distancia, pero era tan inesperadamente alto que ella tuvo que echar la cabeza hacia atrás para verlo. Las palabras que debía decir asomaban ya a sus labios; estaba lista para hacer una reverencia hacia él. Entonces, quedó petrificada. Una bella dama de pelo negro y ojos azules como el cielo, estaba a su lado, la miraba a ella con un poco de hostilidad, de la misma forma que la observaba el Duque.
"¡Tengo miedo!" se dijo, la señorita Sol. Pero es tonto de mi parte aun no la conozco. ¡Todo será muy fácil, si domino el miedo y mantengo la calma!
Levantó un poco más la barbilla.
Su abuelo llegó por fin a su lado.
––Su excelencia gracias por la invitación.
El rostro del Duque se suavizó al responder al señor Mellor.
––Es de sumo placer de que usted aceptara.
El Duque presentó a su hermana y eso hizo que Sol respirara más calmada, después él se giró hacia ella y dijo en voz grave:
––Bienvenida una vez más señorita Mellor.
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Improvisto Amor II
Historical FictionLa señorita Sol es una alegre y hermosa joven, desprovista de malicia, ya que ha sido criada en el campo de Chervach por su abuelo el señor Mellor. La muchacha viaja a Exeter con su tío el señor Robert Hill, conociendo a un caballero, que desde que...