Improvisto Amor II

Capítulo II

La señorita Sol, estaba acompañando a los esposos Hill a Exeter, a una reunión que tendría su tío en esa ciudad, con algunos caballeros influyentes, para continuar la construcción de las últimas vías del ferrocarril.

Ellos se hospedarían en la residencia que cuidaba, un caballero que se había hecho muy amigo de su tío Robert, que estaba ubicada en las tierras de un Lord.

Cuando llegaron a la entrada del impresionante castillo, la señorita Sol se quedó pasmada mirando lo enorme de la edificación y las maravillas de los jardines.

El carruaje continuaba su recorrido, pasando un hermoso estanque, del cual salían dos chorros de agua, los cuales se abrían en la parte superior, para dejarse caer en diferentes direcciones, entre más se acercaba a al castillo, la edificación se volvía enorme.

La señorita Sol, miraba por la ventana de carruaje, sin perderse detalle del engrandecimiento del lugar.

El carruaje no entró por el sendero que llevaba al castillo, Sino que hizo dobles, Y se encaminó a otro sendero, cuando pasaron unos enormes pinos, pudieron ver en frente de ellos, otra propiedad, mucho más pequeña, pero igualmente hermosa.

Cuando el carruaje se detuvo, al frente de la puerta, salió a recibilos, un caballero pequeño de estatura, regordete y con poco pelo.

El señor Hill lo saludo con cariño, les presento a su esposa y a su sobrina.

El caballero muy feliz, los hizo pasar, donde de inmediato fueron recibidos, por varios sirvientes, los cuales indicaron, sus respectivas recámaras, explicando el caballero, que los dejaría descansar, hasta la hora de la cena.

La señorita Sol, fue alojada, en una hermosa recámara, color verde, con un pequeño balcón, que daba al jardín de flores, la joven estaba tan maravillada, de conocer aquel castillo, que le pregunto a la joven doncella:

––¿De quién es el castillo que vimos?

––Oh señorita, el castillo es de un noble muy poderoso, hace poco, el anciano Lord falleció, dejándole el castillo a su heredero, más el caballero no se ha dignado en venir a visitar.

        ––Debe ser muy afortunado, de poseer tan magnífica edificación, para una sola persona, y al mismo tiempo debe ser triste, vivir sólo en un castillo tan grande.

––Los Lores no son como nosotros, ellos entre más grande es el castillo, más personas están a su alrededor, hacen banquetes espléndidos, invitan a mucha gente, sin reparar en gastos.

––Eso también debe ser triste, estar rodeado de personas que uno no conoce, sólo por el hecho de no querer estar solo.

La doncella terminó de arreglar la ropa de la joven y mirando la de reojo se marchó, ya que no comprendía pensar de aquella muchacha.

A la cena, el señor Madison les explicó :

––Mi antiguo señor era un caballero al que le agradaba las comodidades y el modernismo, este joven envío a rehacer el castillo, construyendo tuberías especiales para los cuartos de aseos, así como una caldera para el agua caliente, él deseaba que se continuará el tramo del ferrocarril hasta comunicar Exeter con los demás pueblos vecinos, fue por esa razón que me envió a hablar con usted, más ahora mi señor ha fallecido, no obstante el nuevo señor desea que continúe la obra, él aportará  la cantidad que se necesite, agradezco mucho, que usted y su familia hicieron el viaje hasta aquí.

––Al contrario, mi buen amigo, somos nosotros los cuales estamos agradecidos, esta reunión es hermosa, mi esposa está maravillada con los campos verdes y el mar, ahora que contamos con la aprobación de su señor, sólo falta la aprobación del conde, así que pediré a Dios que, si es su voluntad, el caballero entre en un acuerdo adecuado por sus tierras.