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Kuchiki Rukia

- ¿Y bien?- insistió nuevamente en una respuesta la cual no estaba segura de aceptar.

La llama que el General cree que existe entre nosotros no es más que una ilusión creada por el mismo.

- No lo se...- murmuré por lo bajo.

Me parecía una idea genial, pero, tenerlo de compañía a el, no era exactamente mi fuerte.

Yo esperaba otra clase de compañía.

Al pensar en la frase que acabo de mencionar, me vino a la mente el suceso de esta mañana y mis mejillas rápidamente se tornaron calientes.

- ¿Rukia?- dijo por lo bajo, y yo abrí grandemente mis ojos- estas roja.

- Lo...lo..lo sé- dije por lo bajo, trabandome en mis propias palabras.

Renji me observo por varios segundos más.

- Ese color...- o no, ¿lo habrá notado?- ¡es perfecto! el color de tus mejillas combina junto a mi color de cabello.

Tomó par de sus cabellos y los acercó a mi mejilla, provocando un leve cosquilleo.

Mi cara de incredulidad fue auténtica, suerte que el no la noto debido a su comparación de colores entre mis mejillas y su cabello. Además de que se salvo de que le arrojara el jarrón con flores y agua que se encuentra a mi lado.

- Princesa- ambos alzamos nuestras miradas a las puertas de mi habitación, los pequeños ojos de una sirvienta nos observaban a la distancia- ya es hora de su salida al jardín, pronto acompañara a su hermano el Rey a un aperitivo- anuncio desde la entrada a mi habitación.

(...)

- ¡Al fin!- oí gritar a Matsumoto desde los jardines- creí que el esperarte me traería arrugas- hizo una mueca de asco.

Reí a causa de su comentario, es verdad que Matsumoto sobrepasa por mucho en su belleza a las demás damas de compañía pero su ego es demasiado grande.

- ¡Es verdad! Princesa, tenemos un nuevo ayudante- se alejo, yéndose detrás de unos pinos, regresando luego con alguien.

- ¡¿Que haces?! ¡Sueltame!- gritó aquella persona tan conocida para mi- oh...hola...princesa.

Mi corazón comenzó a palpitar rápidamente cuando mis ojos se encontraron con los suyos. Ichigo bajo su mirada y llevo su mano a su nuca, sobando esa area; parecia apenado.

Carraspé mi garganta y me prepare mentalmente para hablar.

Solo esperaba que los dioses es tuvieran conmigo y no me dejaran caer en verguenza junto a él.

- ¿Que haces aquí?- logré preguntar, creí que sus deberes estaban en el interior del palacio.

- Siempre había oído rumores del jardín del palacio y decidí que hoy vendría a verlo- dijo reincorporadose en su lugar.

Es cierto, el jardín del palacio es uno de los lugares más hermosos de la región. 

- Yo lo encontré y lo guíe por el jardín, hasta que la vi a usted- añadió Matsumoto.

Quería mantenerme a raya, no quiero que Matsumoto se entere de los incidentes en los que hemos confligido mi amigo aquí presente y yo.

- Ya va haciendo mucha calor, vamos donde la Grant Fonte, y allí nos refrescamos un poco- opino mi queridisima amiga- ¿no cree princesa?- y sus ojos brillaban al mencionarlo.

No me podía negar a esos ojos.

- De acuerdo- acepte, lo siguiente que vi fue la mala interpretación de un baile por parte de Matsumoto.



Con amor y cariño ❤❤❤

El prisionero y la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora