CAPITULO 7

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CAPITULO 7

UNA DAGA ESPECIAL

ESTEBAN LITHGDAY

Samantha:

Mi amor, esto es muy difícil para mí.

Sé que he permitido que muchas personas sufran, incluso he participado en esos actos horribles, soy una persona detestable. Le fallé a mi familia y me uní a seres que practican lo contrario a las buenas costumbres que me inculcaron desde pequeño, que nos inculcaron, porque sé que te criaron buenas personas, y agradezco todos los días que tus padres tomaron esa decisión tan drástica para cuidarte.

Lo único que me da el valor y fuerza para seguir vivo y participando en ésta farsa es la confianza y  seguridad de que estás a salvo, mi amor. Haré lo que sea necesario para que tu puedas vivir bien, aunque tenga que sacrificar mi felicidad. Te amaré toda mi vida.

Att: Esteban.


Samantha:

Mi pequeña Sammy, no tienes idea de lo inmenso que es el dolor que siento cada vez que la tengo enfrente y no eres tú, cuando no son tus labios los que beso, cuando no son tus caricias las que siento, estoy incompleto.

Tengo que aceptar que nunca podré experimentar el bonito sentimiento de saber que tu amor es correspondido, que la persona que más te aprecia en el mundo es la misma a la que le pertenece ese pequeño órgano traicionero y a la vez tan maravilloso, como es el corazón, mi corazón. Recuerdo con mucho aprecio una de las tantas veces que te espiaba, estabas dormida (como casi siempre que podía escaparme para verte), tu rostro reflejaba una linda paz, no tenias preocupaciones (como la mayoría de las niñas de once años), tus largas pestañas descansaban un poco en tus mejillas, y tus labios estaban semi abiertos, ¡te veías tan hermosa! En ese momento me sentí el niño más afortunado del universo, te había encontrado, muchos no logran conseguir en toda su vida a la persona que le acelerara locamente el corazón, ni que les despertara ese instinto protector que todos llevamos en nuestro interior, que te hiciera sentir orgulloso, aunque pasen sus vidas buscando, muchos no lo encontraban; por esa razón me sentí tan afortunado, te encontré, mi amor, a la edad de 11 años te encontré, y me sentí inmensamente feliz y sastifecho.

Te confesaré que en muchas ocasiones me alejaba del mundo real, me imaginaba el día en que estaría parado ansioso frente al altar esperándote para unirnos para siempre, tocarían una linda melodía y tu caminarías hacia mí, vistiendo un hermoso vestido claro como los delicados rayos del sol al amanecer, brillarías con tu hermosura como es propio de ti, cautivarías a todos la presente, pero no te importaría porque solo tendrías ojos para mi. En ese momento me sentiría al fin en casa, a salvo, estaría completo. Sin embargo, no podré vivir esa linda experiencia, mi matrimonio, la unión de mi cuerpo y sangre será con otra persona, lo opuesto a ti.

Ella es  lo que siempre he odiado, lo que toda mi vida me ha causado repulsión  y rabia, es una horrible versión de ti, y eso lo más desagradable de todo, el gran parentesco físico que comparten, pero su interior, tus lindos sentimientos, tu belleza interna, eso no lo tiene, está vacía, Samantha, me da asco.
Como ya te he escrito, soportare hasta lo imposible por ti, daré mi vida por tu bienestar y felicidad. Te amo inmensamente.

Att: Esteban.

Coloqué el lapicero en el escritorio y suspire, me sentía realmente cansado, estos últimos días habían sido muy ajetreados y discutí con muchas personas, no podía dormir, no estaba seguro en este gran castillo, aunque me fuera a casar con la futura reina, nadie confiaba en mí y yo no confiaba en ellos.

Doble AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora