Prólogo de Alexander

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Noviembre, 1994.

Los señores Cash no sonríen.

Me miran... están viendo mis brazo, manos, pies y cabello, aunque la señora Cash dijo que tengo unos ojos lindos. Eso me hizo sonrojar y no me gusta sonrojarme... Daniel se ríe cuando eso pasa y golpea mi cabeza fuerte.

Daniel es un niño más grande y duerme en la parte de arriba de la li-te-ra. No puedo decir bien esa palabra así que la señorita Snow dijo que separara las palabras por aplausos.

La señorita Snow también dijo que me portara bien así los señores Cash me harían su hijo y me llevarían a su casa, pero yo no me quiero ir con ellos. Ellos no se ven como papas. Hay un niño detrás de ellos que me mira sin parpadear, no sé cómo puede. Yo no puedo.

El señor Cash lo empuja hacia mí y le ordena que se presente. El niño agacha la mirada y tartamudeando me dice su nombre.

—Ho-la, s-soy A-antho-ny —casi no puedo entenderle pero le sonrió porque no quiero ser malo.

—Soy Alexander —le hago puño la mano para que la golpee como suelen hacerlo los niños más grandes entre ellos. Anthony se echa hacia atrás como si fuera a golpearlo pero después entiende y lo hace sonriendo un poco.

Después de eso voltea a ver a sus padres sonriendo.

— ¡L-l q-quie-ro a é-él!

Cuando Anthony se voltea su madre rueda los ojos pero sonríe hacia el señor Cash asintiendo.

Creo que ellos si van a adoptarme.

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Mi único amigo es Anthony, pero ahora él es mi hermano. Los señores Cash... perdón, mis papas, no se preocupan mucho por mí. Tampoco por su hijo Anthony, así que solo somos él y yo.

Está bien... mientras tenga a Anthony todo está bien.

Ojala este por mucho tiempo. Para siempre.

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Pero no lo estuvo.    

Amarte [Libro 1, trilogía A&A]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora