Amarte [Libro 1, trilogía A&A]

Capítulo Tres: "Lex Luthor"

Capítulo Tres: Lex Luthor

Dos semanas después.

Ruedo los ojos pidiendo a Dios y o quien quiera que se encuentre allá arriba que me dé un poco de paciencia para terminar este estúpido ático. Amo mi trabajo como decoradora de interiores, en serio, pero cada idea que he tenido parece no agradarle a la caprichosa esposa del diputado Ryan.

Estúpida flacucha.

— ¿Qué? —Inquiero ante la mirada rara que Stanley me está dando. Se ríe entre dientes.

—Tienes una mirada asesina que casi me haría salir corriendo —vuelvo a reírse sacudiendo su cabeza haciendo que su increíble cabello castaño medio largo se sacuda—. Creo saber quién es la responsable.

—Esa... mujer —gruño recordando el perfecto rostro de esa estirada— parece no gustarle nada. Tengo unas ganas de decirle sus verdades. Todo lo que le muestro es glamuroso, lujoso y muy caro.

—Si pierdes esa cuenta Darla podría considerar despedirte.

Asiento sabiendo perfectamente eso. He perdido algunas cuentas a lo largo de estos dos años, pero que la esposa del diputado Ryan haya accedido a que nosotros le decoremos es algo grande por lo que Darla no podrá hacer oídos sordos como lo ha hecho antes.

—Lo sé. Tomare pastillas relajantes para no asesinar a esa mujer.

—La marihuana es muy buena —me guiña el ojo haciéndome reír porque él es uno de los chicos más antidrogas que puede existir.

Trabajamos en silencio unos minutos hasta que él se acerca y me da su sonrisa come mierda y suspira.

—Fui este fin a A&A —eleva sus cejas asintiendo—. Me tire a una chica y a un chico, por cierto.

—Aja, ¿y qué? —Inquiero desinteresada aun cuando mi corazón dio un pequeño latido recordando un atractivo rostro de cierto rubio que apodan jefe.

— ¡Ay, no te hagas la tonta! —Me da un empujón suave—. Vi de lejos al bombón del que me hablaste. En serio tienes que volver a ir allí. Follarlo de preferencia y después contarme.

Dejo de hacer lo que hago para mirarlo como si estuviera loco. ¿En serio Stanley Patrick Daniels?

—No soy esa clase de mujer, ¿sabes?

—Ash —se queja dejándose caer a mi lado—. No tiene nada de malo dejarse llevar a veces.

—Todo tiene consecuencias, Stan —ruedo los ojos—. No me van los rollos de una noche.

—Tampoco te van las relaciones series al parecer.

—Eso fue un golpe bajo —logro decir aguantando las ganas de golpearlo que tengo.

—Lo siento —hace un puchero— pero el tipo luce como alguien genial. El tipo con el que enrolle era alguna clase de chico rico porque me llevo a la zona VIP y allí se encontraba él saludando a medio mundo. Las chicas se le lanzaban y los tipos gays closeteros casi dejan de serlo por querer un poco de él.

—Por favor —me rio de su exageración.

— ¡No exagero!

—Lo que digas.

—Este fin de semana iremos —asiente poniéndose de pie.

— ¡No cuentes conmigo, Stanley Patrick!

—Te gusto, por eso no quieres ir. Temes caer en su red —canturrea.

—No seas infantil, simplemente no quiero ir.