3:00 AM. ADAPTACIÓN || L.S ||

» Capítulo 06.

» Louis Tomlinson.

— ¿Vamos a brincar? —le pregunte a Harry mientras veía la altura de mi ventana al suelo.

Tragué duro y alce mi vista para mirarlo, el estaba medio loco y podía asegurar de que yo tenía razón y si nos íbamos a aventar. No se siquiera porque lo preguntaba.

—No, —contestó sin siquiera mirarme. El se encontraba mirando hacia abajo. Arrugue mi frente y confundido, ¿entonces cómo pretendía que bajaremos?—. Tú vas a brincar.

No dude pedir una explicación porque ni siquiera me había dado tiempo de poder hacer algo. Harry me empujó fuera de mi ventana haciéndome caer por esta. ¡EL QUERÍA MATARME! Cerré mis ojos y espere el fuerte golpe.

Pero este nunca llegó.

Abrí lentamente mis ojos para asegurarme si seguía vivo o no.

En efecto me encontraba más vivo que nunca, ah, y en los brazos de un demonio llamado Harry.

Él me había atrapado, idiota que era. ¿Cómo se atrevía a hacerme eso?

Me baje rápidamente de sus brazos y cuando pise el suelo le golpeé el pecho lo más duro que mis brazos pudieron expresar.

— ¡Imbécil de mierda! —seguí golpeando su pecho.

El sujeto mis manos y las despegó de su pecho como si fueran unas ligeras plumas pero sin delicadez.

Entonces comenzó a reír. ¿Qué? Me molestaba tanto que se riera en los momentos que más desgracia me sucedía.

Él era así de desconsiderado y descarado.

— ¿Qué que mierda te ríes? Hijo de puta.

—Nunca te había escuchado decir tantas vulgaridades y groserías juntas. —expresó con una sonrisa de satisfacción en su rostro, como si estuviese orgulloso de lo que yo había dicho.

Pero él tenía razón. Nunca había dicho tantas groserías juntas, lo acepto, las e pensado pero nunca expresado. Y menos de esa manera.

—Lo siento. —me disculpé un poco avergonzado.

—No tienes porque disculparte, vas aprendiendo pequeñito, —llevó su mano derecha y despeinó parte de mi cabello, lo detuve y aleje sus manos lejos de mi, lo mire mal por unos segundos—. Pero si me las vuelves a decir a mí haré que te quemes en el infierno por mi propia cuenta.

Aquello me había parecido extraño, aterrador y escalofriante.

Estaba a punto de decir que eso jamás volvería a pasar pero mi perro me había interrumpido.

Clifford comenzó a ladrar como si yo fuese algún desconocido.

—No se porque me ladra. —pronuncie.

Lo miré confundido y trate de acercarme a él, entonces fue dónde me di cuanta de que no era a mí a quien le ladraba.

Me giré a ver a Harry, el se mantenía firme y con los brazos cruzados mirando a Clifford como si fuese un bicho raro.

—Creó que es a mí a aquí en le ladra.

— ¿El puede verte?

—Si. —asintió—. Los perros y gatos ven cosas que ustedes los humanos no pueden ver. Ellos ven más haya del mundo exterior, ellos pueden vernos.

Asentí y le di una última mirada a Clifford. Harry me tomo de la mano y me llevo lejos de casa.

«🌩»

Caminamos por un lugar que desconocía. El sitio estaba vacío, no había ni una sola persona merodeando.

Quizá por qué claramente eran las 3:00 am, ¿Quién rayos iba a circular por la calle a estas horas?

Y para mí era el paraíso.

Una ciudad vacía podía ser el paraíso o el infierno para una sola persona. Y en este caso, me encantaba. Era como si el tiempo se detuviera y yo fuese la persona que lo viviera. Bueno, a comparación de que me encontraba con Harry.

Mi destrucción personal.

—Hey, Louis. —Harry me llamó, me espabile inmediatamente y regresé para prestarle atención.

— ¿Sí?

— ¿Me estás poniendo atención? —arrugó sus cejas y me miró dudoso.

Yo sólo me limité a asentir.

—Claro, entonces haz lo que te dije. —se cruzó de brazos y espero mis movimientos.

Me quede quieto en mi lugar, no sabía que hacer o qué decir. Y es que yo no le había puesto atención.

—No sé...

—Tienes que ir con aquel señor, —señaló a lo lejos a un tipo gordo, feo y que parecía ser un violador. Su aspecto simplemente desagradable—. y quitarle las llaves de su coche.

Me espabile de inmediato y me giré para ver a Harry y rogarle o explicarle que eso era una tontería.

— ¿Y si me viol...? —me quedé callado cuando me di cuenta de que el ya no estaba a mi lado.

Maldito idiota que era.

Me acerqué al gran tipo regordete con la sonrisa más linda, sensual y atrevida que pude. Nunca antes había hecho esto y no sabia como "seducir" gente, mis intentos siempre son apuntados por Harry. Uno de ellos era cuando fuimos al bar dónde me hizo quedar en ridículo.

En señor noto mi presencia y comenzó a sonreír asquerosamente.

—Hola lindo, ¿Qué haces por estos rumbos y a esta hora?

—Esperando a que alguien muuuy amable me ayude. —le lancé una de esas miradas que a veces Harry me mandaba.

Pero estaba seguro que yo lucía como retrasado.

Entonces él comenzó a reírse como psicópata. Me asuste y comencé a retroceder algunos pasos.

—Eh...—yo seguía retrocediendo.

—No te vayas lindo, ¿es que acaso me tienes miedo? Anda zorrita traviesa, regresa aquí. —alzó su brazo y me tomo pegándome a su cuerpo.

Quería vomitar, quería golpearlo, quería llorar.

—Eso está muy mal, tío, —pronunció alguien a mis espaldas. Me giré un poco y pude ver a Harry recargado sobre un coche color gris. Se mantenía firme, negando y con los brazos cruzados—. ¿Acaso querer violar a un chico te parece correcto?

— ¿A ti qué más te da? —habló ahora el señor regordete.

Me soltó y se acercó a paso lento hacia dónde se encontraba Harry.

—Te irás al infierno.

— ¿Y porqué mejor no te vas tú?

Harry soltó una risa, su risa me había causado escalofríos.

—Yo vengo de ahí.

Fueron tan rápido los segundos en los que Harry se acercó al señor. El gordo dio un paso hacia atrás y miro aterrorizado a Harry.

Si, el estaba asustado.

— ¿Quién diablos eres tú?

— ¿De verdad quieres saberlo?

Gracias a la luz de la luna reflejada en Harry pude ver cómo sus ojos comenzaban a tornarse rojos. El señor soltó una maldición y salió corriendo como niña pequeña.

Me acerqué a Harry y baje mi cabeza.

—No logre obtener las llaves.

Una sonrisa burlona pero a la vez tan linda se apareció en sus labios.

—Oh, claro que lo hiciste. —llevó su mano a uno de los bolsillos de mi pantalón y sacó un par de llaves.

Tuve que mirar hacia otro sitio para que no viera la sonrisa tonta que se formaba en mi rostro.

A veces odiaba que fuera tan lindo, a veces lo odiaba tanto.

En sus ojos vi reflejada mi perdición, mi tormento y mi infierno.