3:00 AM. ADAPTACIÓN || L.S ||

» Capítulo 04.

» Louis Tomlinson.

Comencé a despertar en lo que parecía ser mi habitación. ¿Qué? Esperen, ¿qué?

Hace hace unos segundos me encontraba en un bar junto a un chico llamado Harry. No entendía siquiera como no me dolía la cabeza. ¿Era otro de los poderes de Harry?

Miré toda mi habitación en busca de él pero este parecía haberse esfumado.

Miré la hora en mi móvil, apenas y eran las 2:30 de la tarde. Me recosté sobre mi cama y mire hacia mi derecha por pura curiosidad.

Me sobresalté cuando vi a Harry recostado a un lado mío.

—No hagas eso. —le pedí tocándome el corazón, que estaba acelerado por la impresión.

—Tú mamá te viene a buscar.

Le mire confundido en busca de alguna respuesta. Pero entonces la puerta de mi habitación comenzó a sonar. Alguien estaba dando fuertes golpes y yo sabía de quién se trataba. Mamá.

—Veté, —le exigí para que desapareciera—. Ahora, vete ahora.

Él sólo negaba divertido. Oh, maldito idiota.

De repente la puerta de mi habitación se abrió dejando ver a una mamá molesta.

— ¿Por qué no me abrías la puerta? —me pregunto ignorando a Harry por completo.

Me di un fuerte golpe interno. Claro, no lo podían ver.

—Lo que sea, voy a salir de casa, si sales cierras la puerta te llevas llaves. —me lanzo un beso y me dio una última mirada antes de salir de mi habitación.

Solté un bufido exasperante y me giré para gritarle ciertas cosas a Harry pero este ya no estaba. Puse los ojos en blanco. Odiaba que hiciera eso.

Me levanté de mi cama y me dirigí de hacia el baño.

Encendí la luz y me quite el uniforme que se encontraba sucio y olía mal. Hice una mueca de asco y comencé a subir la blusa por arriba de mi cabeza. Me mire al espejo y di un brinco al ver en el reflejo a cierta persona.

Me giré molesto para reclamarle pero él comenzó a acercarse a paso lento hacia mí.

Retrocedí pero había chocado contra el lavabo y ahora él se encontraba acorralándome sobre este. Sus manos a cada lado mío sosteniéndose del lava manos era lo que se podía apreciar ahora.

Estaba tan cerca.

—Me tengo que ir. —pronunció mirando mis ojos para que estos no se le escaparan ni un solo segundo.

— ¿Por qué? —trate de no sonar decepcionado, intento fallido. ¿El de verdad se tenía que ir tan rápido?

—Regresaré, a las 3:00 am. Es que a esa hora los demonios nos burlamos de Jesus, el murió a las 15:00 horas, la hora opuesta. Y falta poco para que den las 3:00 de la tarde, no puedo estar aquí.

— ¿Entonces regresaras a las 3:00 am? —reafirmé, pero más que reafirmación era una clase de pregunta obvia.

—Si. —asintió con una sonrisa de satisfacción sobre sus rosados labios—. No me extrañes.

Me guiñó, se alejó de mí y se fue por la puerta.

Parpadee paulatinamente tratando de reaccionar. Esto era tan real que podía sentir mi corazón. Sabía que esto era real, lo podía sentir dentro de mi.

Si no fuera, no podría recordar nuestro beso.

Maldita sea, todavía ardían mis labios.