Capítulo 3

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Al día siguiente era sábado, y no sólo era sábado, sino que además era uno de esos escasos sábados libres. Emily, que no había podido conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada, se despertó cerca del mediodía. Nunca sería capaz de confesar que lo que la había mantenido desvelada durante casi toda la noche, eran los acontecimientos de los últimos días que involucraban a su compañero de trabajo.

El día anterior, había conseguido escaparse en cuanto hubo terminado su informe. Y aunque tuvo que soportar la mirada de reproche de Hotch cuando fue a entregárselo en mano a su despacho, agradeció que no le diera ninguna charla añadida. En realidad, era un secreto a voces que esas normas sobre las relaciones entre el personal del FBI, las habían incluido por David Rossi, toda una institución en la materia.

Mientras desayunaba, o casi almorzaba ya por la hora, su teléfono móvil sonó. Miró la pantalla para comprobar que era García. Suspiró resignada pensando que finalmente el día se había fastidiado definitivamente

- Pen... no me digas que tenemos un caso, acabo de levantarme- Dijo con resignación.

Al otro lado sonó la voz alegre de su amiga.

- ¡Oh, no!- Exclamó como si hubiera tomado una sobredosis de ponis de colores- Te avisaba de que mañana por la mañana hemos quedado todos para inagurar la nueva casa de Derek. Te llamo para asegurarme de que vas a venir. Te acabo de mandar la dirección a tu móvil.

"¿Inaguración?. Emily sabía lo de la casa. Derek se dedicaba en sus ratos libres a comprar, reformar y vender propiedades. Su forma de desahogarse era tirar paredes. Hacía unos meses, parecía que se había enamorado de su última adquisición, y había decidido quedársela. Por lo visto, era una antigua casona de principios del XIX, con un jardín enorme en la parte de atrás. Desde entonces, había estado trabajando en ella. De vez en cuando les mostraba fotos de los avances, ya debía haber terminado con las reformas.

- ¡Ufff!- Resopló Emily- La verdad, no sé si es buena idea... después de lo de ayer, ya sabes. Hotch nos tiene en el punto de mira.

- Si Hotch estuviera realmente molesto, ya hubiera hecho algo más que una simple reprimenda- Le hizo ver García- Vamos Em, sé que Derek se pone realmente insoportable a veces, pero estoy segura de que te echaría de menos si no vas. Lo pasó muy mal cuando estabas... bueno... ya sabes.

Sí, ya sabía. Cuando estaba pseudomuerta. Apelando a su sentimiento de culpa. Muy bien, Penélope, se notaba que algo había aprendido trabajando entre perfiladores.

- ¿Te ha pedido él que me llames?- Preguntó con curiosidad sincera. No estaba segura de si él realmente querría que estuviera allí.

- No me ha pedido nada. Me he ofrecido directamente- Le explicó- Cuando lo hablamos ayer en el trabajo, tú ya te habías ido. Pero Em, realmente creo que se sentiría decepcionado si no fueras. Todos te echaríamos de menos. Es bueno que podamos reunirnos juntos otra vez, como antes.

Aún sabiendo que continuaba manipulándola, Emily sabía que tenía razón.

- Está bien Pen- Se rindió finalmente- ¿A qué hora?.

- A eso de las 10. Pasaremos allí el día. ¡Oh, Em!, será increíble, ya verás.

Emily suspiró, pensando en todas las formas en que podía complicarse una reunión así.

- Estoy segura...

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Durante el resto del día, le estuvo dando vueltas al asunto. Se sentía extraña con la idea de aparecer repentinamente en aquella fiesta de inaguración fingiendo que nada había ocurrido. Al mismo tiempo, no podía dejar de pensar en cómo Derek la había estado apoyando desde su vuelta. A pesar de su repentino deseo de besarla en las situaciones más surrealistas, no podía olvidar que ante todo, era su amigo, su compañero, su protector en el campo y también fuera de él. En realidad, entendía sus razones para no haber intentando nada más, aquel día en Atlantic City. Derek Morgan era un caballero, pese a todas sus insolencias y se sintió un poco mal con el hecho de que su relación pudiera estar deteriorándose. A última hora de la tarde, decidió ir a visitarle. Prefirió no avisarle, por si una vez en su puerta, perdía el valor y se echaba atrás. Fue primero hasta su apartamento, tocó varias veces, pero allí no había nadie. Durante unos momentos, no supo si esperarle, o volver a su casa. Finalmente, se dirigió al único lugar donde creía que podía estar: precisamente la propiedad que acababa de comprar. Pensó que quizás estuviera dando los últimos retoques antes de la celebración.

EL LEÓN ¿Y LA GACELA? (Un fanfic de Mentes Criminales. Demily)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora