Ni la ducha había conseguido eliminar todos los vestigios de su noche de sexo desbocado con Derek Morgan. Emily tenía la esperanza de que casi todo lo que había en su cuerpo fuera pura suciedad, pero para su desesperación, los cardenales seguían allí, y no sólo eso, sino que después de la ducha parecían contrastar más con su pálida piel. Resopló sabiendo que iba a ser objeto de burla durante semanas.
El sonido de dos suaves golpes en la puerta la sobresaltaron.
- ¿Emily?, Soy yo, Derek.
El corazón se le aceleró por momentos. ¿Qué demonios hacía allí?
- ¡No entres! ¡No estoy vestida!- Dijo, mientras buscaba una toalla. La casa aún no estaba amueblada, y sólo tenía lo básico. Al parecer, en aquel baño, ni siquiera había eso. Seguramente solía utilizar el del dormitorio principal.
La puerta se abrió para dar paso a Derek Morgan, que vio cómo una azorada Emily se afanaba ridículamente por cubrirse con la cortina de la ducha.
- ¿En serio, Em?- Le preguntó atónito, negando con la cabeza.
Ella, mantuvo su actitud altiva, con la cortina firmemente agarrada entre sus manos.
Derek resopló con incredulidad. Durante aquella noche, no había ninguna parte de ella, que no hubiera visto, besado o acariciado. Y sin embargo, allí estaba Emily, escondiéndose en un inaudito ataque de pudor.
- Toma-Le dijo extendiendo la mano- Te he traído una toalla. Y aquí tienes algo de ropa que puede valerte.
Emily agarró la toalla bruscamente, y se detuvo a contemplar las prendas que le ofrecía. Una camiseta blanca de tirantes finos, y un pantalón corto de deporte. Frunció el ceño y sintió una punzada de celos.
- ¿Guardas ropa de mujer aquí?- Intentó parecer desinteresada, pero Derek leyó perfectamente su desconcierto en sus ojos.
- Es de Sarah... o de Desiree, no sé de cuál de las dos realmente- Le explicó con voz cansada. Se preguntó por qué todo con ella, tenía que acabar siempre con un tira y afloja entre ambos.- Les dije que estaba pensando en quedarme con la casa, y vinieron a verla. Se quedaron un par de días aquí, y me ayudaron con la pintura.
- Gracias- Le susurró tomando al fin la ropa- Yo sólo...
Derek la miró incrédulo.
- ¿Pensaste que te estaba ofreciendo ropa de una ex?- Completó la frase por ella, elevando un poco el tono - ¿Crees realmente que haría algo así?.
Emily le dirigió una mirada de disculpa.
- Lo siento...
Derek se acercó a ella, hasta ponerse a la altura de sus ojos, y con el dorso de su mano, le acarició la mejilla.
- La única mujer que ha pisado esta casa, más allá de la amistad o del parentesco, eres tú, y no tengo intención de que ninguna otra lo haga.
Derek notó su rubor bajo su mano. En sus ojos vio desconcierto, y anhelo, y terror. Todo al mismo tiempo. Él mismo se sintió confuso al darse cuenta de que ella, en ningún momento, había previsto nada más allá de lo que había ocurrido la noche anterior. Y de repente, le pareció tan vulnerable, que se le encogió el corazón. ¿Cuánto daño le habían hecho para haber renunciado a esperar nada de nadie?. Esa era la Emily Prentiss a la que tenía que convencer de que merecía ser amada: la que huía antes de que la decepcionaran, la que golpeaba, antes de que la golpearan. Supo, que no sería una tarea fácil, pero estaba dispuesto a llegar hasta el final. El esfuerzo, merecía la pena.
- Será mejor que te vistas. Yo voy abajo con los demás- Le dijo suavemente en voz baja antes de darse la vuelta y salir por la puerta.
Emily se quedó aturdida, casi sin moverse, durante unos instantes. Luego, respiró hondo, se miró en el espejo para comprobar que su perfecta máscara de seguridad volvía a su lugar, y se vistió.
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EL LEÓN ¿Y LA GACELA? (Un fanfic de Mentes Criminales. Demily)
أدب الهواةDerek Morgan era un león, ¿Pero qué era exactamente Emily Prentiss?. No soy dueño de los personajes de mentes criminales, simplemente escribo sobre ellos por pura diversión. Advertencia de escena de contenido sexual en el capítulo 4.