Capítulo 5: "Agridulce lugar"

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— ¿Dónde diablos estamos?.
— La boca niño, no te enseñaron que insultar es de mala educación — el chico de baja estatura se reía lóbrego — tranquilos — decía con paciencia — agradezca, señor Axel, que no les hicimos nada.
— Si esto — dijo señalando su tobillo — creen que no es nada, entonces tenemos ideas muy equivocadas de lo que a seguridad se refiere.
— Oh, si, me disculpo — el último chico, del cual hasta ahora no se lo había escuchado hablar, avanzó hasta llegar a unos pasos de los dos alumnos — es mas... Por seguridad. Deberían entendernos.
— ¿Cómo es posible que un dúo de chicos pueda hacerles algo? — preguntaba Alba — solo miren, no tenemos armas ni algo con lo cual atacar o defendernos.
— Usted piensa que somos idiota — el tercer chico les generó un escalofrío que los hizo recordar a lo que sus superiores les advirtieron sobre los Fantasmas, por lo que se quedaron callados y no por miedo sino por respeto — tengo entendido — volvió a hablar pero ésta vez con calma — que en su academia, Momentum Vitae, les enseñan muy bien utilizar la esencia, ¿o me equivoco?.
Ninguno de los dos se atrevieron a intercambiar palabras, tenían el leve presentimiento de que si soltaban alguna palabra, éstos usarían como ventaja cualquier insípido detalle. Los minutos se habían prolongados hasta el punto de volverlos tediosos, nadie quería hablar o dar alguna posible variable para usar a favor. El suspiro de uno de los tres Fantasmas se escuchó.
— Te tienen miedo.
— ¿A qué te refieres con que tienen miedo? — pregunto el tercero —.
— ¡Nosotros no le tenemos miedo! — replicó Axel —.
— ¡Ezra! — llamó el mas alto a uno de los que había atacado el instituto — necesito que uses tu esencia.
— ¿Para qué quieres que los duerma?, no tiene sentido hacerlo ahora Ariel, necesitamos respuestas.
— Es verdad... Yo no puedo usarlo por un tiempo, ¿Recuerdas? Ya utilicé mucha esencia con los cazadores anteriormente.
— Además de que su polvo puede ser nocivo para su sistema si se usa muy seguido y recuerda que hay que llevar a la chica sana y salva.
— ¡Estamos aquí!, no nos ignoren — volvió a gritar Axel — ¿y por qué demonios nos dicen cazadores?.
Alba observaba la escena que se presentaba frente a ella, no podía creer que aquel chico tímido que conoció toda su vida actuará de una manera tan valiente. Toda aquella situación algo confusa le estaba tocando niveles de incomodidad superiores a los que sintió en toda su vida.
— ¿Qué se supone que quieren de nosotros? — se atrevió a preguntar — ¿Por qué nos secuestraron?.
— Oh... Veo que ella si va al grano — volvió a hablar Ezra — no los secuestramos, podríamos decir que los salvamos.
— ¡Ezra! — grito Ariel — no puedes soltar información a los cazadores así sin más.
— Ups, lo siento — se disculpó Ezra — por cierto Milo, ¿alguna noticia?
El tercer Fantasma negó con la cabeza rendido ante lo terco que era su compañero, bufo en señal de rendición y negó en respuesta.
— Ojo por ojo — replicó el segundo de los Fantasmas que parecían hablar en código — esos malditos desgraciados, si le hicieron algo a Elena los mato.
— Van a estar bien. Lo que debemos tener más prioridad en estos momentos es a ellos dos. Alba y Axel, ¿no?, necesitamos respuestas y nos las darán así sea a las buenas o a las malas — el ambiente cambió rotundamente, si antes estaban tensos ahora diez veces más, el tono de voz que uso aquel Fantasma sonaba mucho mas tosca y gruesa, y ahora parecía hablar mas seriamente —.
Ambos adolescente tragaron en seco, ahora si estaban aterrados. Ambos asintieron en afirmación.
— Bien, primera pregunta: ¿Eres Alba Labizza? — Milo había comenzado con el interrogatorio, ahora los cuatro estaban a la expectativa de la respuesta de la pelirroja.
— ¿Cómo saben mi nombre y el de Axel? — preguntó ésta señalando a su amigo — ¿Por qué unos Fantasmas tienen tanta información sobre nosotros?.
— Creí haberte dejado en claro que las pregunta las hacemos nosotros, contesta.
— Sí — contestó Alba con resignación — soy yo.
— Excelente — felicitó Ezra — ahora dejemos las tensiones para otro momento.
Todos parecían relajarse a excepción de los retenidos. Milo se acercó con pasos peligrosos al dúo y comenzó a quitar la cuerda que los ataba a la barra de metal y disculpándose por el interrogatorio.
— Lo sentimos, es lo que dicta el protocolo de seguridad.
— No estoy entendiendo nada — dijo Axel — no se supone que son los malos.
— ¿Malos?, ¿Eso es lo que les dijeron?.
Alba y Axel se miraron, bien, sí, estaban perdidos y no entendían nada.
— Espera, ¿Son de la Guardia?, no nos han dicho nada sobre eso.
Todos se quedaron observando al par de alumnos, hasta que Axel habló.
— No, no somos guardias s-— Axel sintió un golpe en su pié, miro a Alba y ésta estaba negando con la cabeza señal de que no hablara de más.
— De cualquier forma — ahora hablaba Ariel — si ustedes nos ven como malos es porque no saben en la miseria que sus gobernantes nos hacen vivir.

... ... ...

Los adolescentes fueron guiados por un pasillo estrecho y de madera, la luz que antes los había cegado provenían de pequeñas lamparillas que emanaban pequeñas esferas luminosas que se estrellaban contra las paredes y desaparecían para dejar paso a otras esferas del mismo calibre que se estrellaran y desaparecieran como las anteriores. Axel se quedó maravillado observando tan fenómeno, sabía que esta maravilla era producto de la esencia, pero jamás en su vida pensó presenciar tal belleza, un suave empujón lo hizo despertarse de su ensoñación y mirar con enfado el lugar donde lo habían golpeado y seguidamente a su agresor, uno de los Fantasmas, que si bien tenía entendido su nombre era Ezra, lo miraba desconfiado y pidiendo que avanzara. Por otro lado Alba mantenía la mirada fría a aquel de nombre Milo, sabía que algo tenían entre manos pero llegar a tal punto de sacarlos de la habitación anterior le era muy sospecho, sobre todo luego de oír aquello que la dejó aún más confusa « [...] no los secuestramos, podríamos decir que los salvamos. », no entendía cuál era su objetivo.
— Llegamos — habló Milo — bienvenidos sean a nuestra base.
Se hallaban delante de una puerta del mismo material que las paredes a excepción que éstas estaban ornamentadas con pequeños lirios de metal que hacían juego con el picaporte, el dúo observaba expectantes a los movimiento de los Fantasmas. Ariel, que se encontraba al final de la fila, avanzó hasta posarse delante de la puerta en señal de impaciencia.
— ¿A qué esperamos?, no tenemos tiempo para perder — éste saco de los bolsillos de su chaqueta un manojo de llaves bastantes extrañas, de lo que Alba estaba segura es que aquellas llaves llevaba el símbolo de los Fantasmas grabado en la base pero al final, donde deberían estar la clave para cualquier cerradura no estaba, le faltaba esa porción — no recuerdo cual era... A si, ya la encontré — la llave empezó a cambiar de forma hasta desplegarse a una medida considerable.
— ¿Qué... — Alba no se podía creer lo que veían sus ojos, no cabía la posibilidad de que algo así se viera en su academia.
Vio como ésta se introducía por el cerrojo por ella misma mientras se escuchaba un tintineo de cristales, ella lo observó todo a detalle, cualquier mínima posibilidad de escape le sería de utilidad.
Ariel pegó medía vuelta para observar a Alba y a Axel y sonreír orgulloso.
— Ésta pequeña llave es el secreto de todo — tomó el picaporte y abrió la puerta.
La luz de adentro del lugar no se lograba comparar con la del pasillo, el lugar parecía totalmente destrozado pero con una decoración que acompañaba los daños que generaba un ambiente ameno y placentero.
Ambos alumnos lanzaron un suspiro de asombro. El lugar no era tan grande como los cuartos de sus academias pero era lo suficientemente acogedora, constaba de tres mesas bastantes largas, en el techo colgaban las mismas lamparillas que se hallaban en el pasillo y las escaleras que conducían al piso de arriba estaban decoradas con chucherías y materiales varios de aspectos coloridos.
— ¡Ariel! — recriminó Milo a su compañero al paso que se adentraban en la gigantesca sala — es que cuántas veces debo decir que no suelten información así como así — suspiró cansado — es inútil, ya ni me esfuerzo...
Los dos Fantasmas de nombre Ezra y Milo soltaron estruendosas carcajadas quitando en el ambiente esa tensión que se había generado hace unos minutos atrás.
— no creo que necesitemos preocuparnos por eso, ya confirmamos que ellos son de los nuestros. Si no, en estos momentos, no estaríamos con vida.
— No entiendo a qué se refieren con eso — dijo Alba rompiendo el ambiente — ¿Por qué dicen que somos de los suyos?.
— Oh, cierto — Ezra revisaba sus bolsillos hasta encontrar el trapo viejo y sucio que le habían quitado a Axel cuando la academia fue atacada — esto te pertenece, es un regalo de tus padres. Por cierto Axel, me disculpo por el golpe — se disculpó al recordar que lo había golpeado en la cara para sacarle dicho objeto mientras hacía una mueca de disgusto y se inclinaba levemente.
Ezra extendió su mano hasta la altura de su cadera dejando ver en la palma de su mano un pequeño colgante con una piedra celeste considerablemente bella.
— ¿Mis padres? — se sorprendió Alba, le arrebató de las manos el colgante — ¿A qué te refieres? — dijo mas calmada.
— Todo a su paso, por ahora vamos a desayunar — interrumpió Milo — te lo contaremos más a detalle cuando estemos mas calmados.
— Quiero saberlo ahora — exigió.
Ninguno de los presentes presto atención a lo que decía la futura guardia, o mas bien no quisieron escucharla.
Todos iban en dirección a los asientos para comenzar con el almuerzo. Axel solo los siguió en silencio esperando una respuesta que tal vez se le sería dada en su debido momento.
Alba miraba incrédula como su amigo podía estar tan calmado luego de lo sucedido, ¿De dónde diablos había conseguido tanto auto control?.
— ¡Exijo que se me diga! — volvió a intentarlo pero solo obtuvo como respuesta una mirada siniestra de Milo indicándole que deje de hacer tanto barullo — mierda...
No le quedaba de otra, los siguió a sus respectivos lugares quedando Alba junto a Axel y Ezra a sus costados, y a Milo y Ariel al frente.

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2018 ⏰

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