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30/07/2018
11:07 am.

Narra Poché.

He estado nerviosa en muchas partes de mi vida; cuando me entregaban los exámenes de matemáticas en el colegio, cuando jugaba al escondite con mi hermana y después no la podía encontrar; cuando me pidieron que hiciera el discurso de graduación, cuando presenté los exámenes de la universidad, también cuando mi mamá decía "tenemos que hablar".
A esto se le puede agregar lo nerviosa que estaba con mi primer concurso de dibujo, obviamente estuve nerviosa con mi primer beso, con mi primera cita, me puse muchas veces nerviosa con mi primer novio, e incluso me puse más nerviosa con mi primera novia, tampoco puedo olvidar lo nerviosa que estuve cuando me vino el período por primera vez, pero bueno esa es otra historia.
Y nada se compara a lo nerviosa que estaba cuando le conté a mi familia que era bisexual.
Pero, saber que Daniela Calle iba en camino hacia mi apartamento para ir a una cita, me tenía más nerviosa de lo que quisiera admitir. Me continuaba repitiendo que todo saldría bien, que lo único que tenia que hacer era no cagarla.

Y eso va a ser demasiado difícil si se encuentra de pie al frente de la puerta de donde vivo luciendo extraordinariamente hermosa.

Narra Calle.

No la cagues. No la cagues. No la cagues. No la cagues. No la cagues.
Era el único pensamiento que se repetía en mi cabeza en estos momentos. Mis manos comenzaron a sudar, cuando escuché la cerradura de la puerta abrirse. Creo que los siete minutos que pase en la escalera no fueron suficiente preparación para enfrentarme a lo que venía.
Estaba indescriptiblemente preciosa, ¿cómo hacía alguien para lucir extremadamente bien en pantalones con rotos? Ni hablar de su azulada cabellera.

Ok, creo que debería decir algo porque han pasado 30 segundos en silencio.
Y como si los perros escucharan plegarias, Ramón vino corriendo a saludarme.

—¡Ramón! ¿Cómo ha estado el perrito más hermoso de Bogotá? —Le decía mientras me agachaba para acariciarlo.

—Parece que le agradas mucho.—Comentó Poché mientras Ramón se acostaba con la panza hacia arriba en mis zapatos.

—¿Estás lista?— Me preguntó mientras ella depositaba comida en el plato que tenía Ramón. Era una escena muy tierna.
Solo asentí y en cuatro minutos nos encontrábamos en camino a mi auto. Decidí darle las flores cuando llegásemos al restaurante, ¿o tenía que habérselas dado ahorita? Pues si la respuesta correcta era la última, me habría equivocado. Tengo que dejar de sobre pensar tanto las cosas; mejor me enfoco en lo que está pasando.

—¿Quieres poner música?— Si eso era bueno, calmar un poco los nervios con melodías que ella pusiera, al menos que tuviese un gusto musical desastroso. Pero no creo que eso sería posible ya que apenas conecto el cable auxiliar, empezó a sonar una canción de la increíble Hayley Kiyoko.

—Amo esa canción, además que la artista es una diosa total.— Di mi opinión mientras frenaba ya que el semáforo había cambiado a rojo.

—Yo también, me identifico demasiado con sus canciones, aunque esta es una de mis preferidas.—Me respondió mientras notaba que estaba moviendo sus pies al compás de la música.

—Sleeping here right next to me, but will you ever mess with me? — Mi acompañante se le unió a Hayley mientras terminaba la primera estrofa. Tiene una voz linda.

But a least I got you in my head, oh yeah.

Narra Poché.

Si escuchar los audios de Daniela Calle cantando era maravilloso, escucharla en vivo era como tocar el cielo. No, no me fume un cannabis. La gente se tenía que dar cuenta de esta angelical voz.
Ella siguió cantando así que discretamente saque mi teléfono, respondí unos mensajes, abrí la cámara y la empece a grabar.

—Ya llegamos.— Casu se me cae el celular del susto que me dio. Espero que no se se haya dado cuenta, deje de grabar y me volteé hacia ella. Tenía una expresión peculiar.

—¿Te quedaras ahí todo el día o me seguirás grabando? — Me pregunto desde el otro lado de mi puerta.

Ay jueputa.

—Tranquila, no me molesta.— Dijo mientras salía del auto. Recemos para que eso sea cierto.

—De verdad. Por cierto, son para tú— No me había fijado en que traía consigo un ramo de tulipanes amarillos. Eran divinos. ¿Quién diría que Daniela pudiera ser así de romántica?

—Gracias, son hermosos. — Como tú, añadí por lo bajo. Pero como mi suerte es increíble, creo que si lo escucho porque se ruborizó y bastante. Aw basta, se veía súper tierna.
Al entrar al restaurante se nos acercó un mesero a indicarnos nuestra mesa, quedaba más apartada de las demás y tenía una vista espectacular a la ciudad. Amo Bogotá.

—¿Así que te gusta Hayley?— Le pregunte mientras decidíamos que ordenar.

—¿A quien no? Esa mujer es una diosa.— Demasiado real. Hayley Kiyoko debería ser considerada Patrimonio de la Humanidad.

—¿Qué artistas escuchas tu? O ¿qué música te gusta? — Yo quería preguntar eso.

—De todo un poco. Últimamente e escuchado mucho de Billie Eilish, me parece increíble.— Y no era mentira, tan joven y la manera en que se expresa a través de sus canciones es impresionante. Quería saber que le gustaba a ella así que le devolví la pregunta.

—Mis oídos no juzgan géneros.—Interesante respuesta. Le pregunté que opinaba del reggueton y el trap, su respuesta fue literalmente: me chupa un huevo, no me gustan mucho algunas letras, pero es bien bailable. Así que viva el perreo. Yo quede en shock, es como si me leyera la mente.

Estuvimos hablando de nuestros hobbys mientras llegaba nuestra comida y me pude dar cuenta de muchas cosas; cuando hablaba del canto sus ojos castaños se iluminaban de una manera preciosa, se notaba que le apasiona; también que le gusta el maquillaje, y le encantaría conocer a un tal James Charles.

Estuvimos en el restaurante como 3 horas completas. Ni siquiera duramos tanto comiendo, solo que no parecía que nos acabaríamos de tema de conversación.
Tenía una manera muy extraordinaria de pensar.

Me gusta eso.

Messages [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora