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Narra Poché

—Coño marica, pero guárdate esa cuca.— Fue lo primero que oí, cuando Daniela abrió la puerta.

—Cállate mamagueba que llegó el cuadre de Calle.— Reprendió otra voz desconocida, y se escuchó un sonido seco, como de un golpe.
Ay JesucristoSuperEstrella va a ser una tarde interesante.

—Ehh, ¿hola? Pasa, pasa.— Creo que eso fue más raro que la conversación anterior. Cerró la puerta y me saludó con un beso en la mejilla.

—Te adelanto mis disculpas por el comportamiento de mi amigos.— Susurró mientras se apartaba. Y pasó a presentarme sus amistades.

Distribuidos por la sala de estar, de izquierda a derecha se encontraban: La José, La Pedro, una laptop con una Argentina en videollamada, ¿Qué hace Juan aquí? También, estaba Carolina, la hermana, y su ¿novia? No, esposa creo que era, Kathe.
¿Esa no era mi cliente, Kim? ¿Cristobal? ¿Cómo Calle conoce a esta gente? O ¿Cómo conocía yo, a la mitad de esta gente, pero no había conocido a Daniela antes?
Le expliqué a Calle que conocía a la mitad de las personas presente. Así que, fui y las salude, y también me presentaba a los que no.

—Marica, me encanta tu cabello, la dió horrible.— Le agradecí a Pedro, y me volteé en busca de la dueña de la casa. Que para ser honestos, no sabía que Daniela viviría en un sitio así.

Dos pisos, una sala de estar más grande que mis aspiraciones, una cocina abierta que se veía desde la sala, un comedor, y me dijeron que este tiene vista al patio, que contenía una piscina. Dos baños en la planta de abajo, y arriba contaba de cuatro habitaciones, un baño en cada una.
Ya entendía porque los amigos de Calle hacían las reuniones aquí.

Me encontré a Juan en la cocina. Bueno, me encontré a Juan tragándose la boca de Cristóbal en la cocina ¿Por qué últimamente a todos los lados donde voy hay gente besándose? Agarré una lata de Coca Cola y me fui, capaz ni se fijaron en mi.

—Ven, quiero enseñarte algo.— Daniela me tomo del brazo y fuimos en dirección a las escaleras. Se prendió y no fue con gasolina.

No mentira. En el pasillo habían cinco puertas, ¿No contaba la casa con cuatro habitaciones? En unos segundos tuve mi respuesta.
La quinta puerta, que casualidad estaba al final del pasillo, daba a lo que era una terraza.

Oh Dios mío. Las vistas desde aquí eran increíbles. La terraza tenía una mesa redonda baja, y tres sillones individuales, uno largo para tres, y una silla colgante. También había una mini nevera. Además, desde aquí arriba podías ver la piscina, y a Carolina con Kathy bañándose en ella.
Yo quiero vivir aquí, auxilio.

—¿Qué te parece?— Pero la mejor vista la tenía al frente. Daniela Calle no te quites nunca esos shorts.

—Es...woah, increíble, espectacular, bellísimo, asombro, puedo continuar pero pasaríamos aquí todo el día.— Yo sé que ustedes saben, que no me estaba refiriendo solo a la vista.

—Bueno tampoco así, ¿quieres ir a la piscina? — Ese momento incómodo cuando tu "algo", te invita a la piscina de su mansión pero no trajiste traje de baño.

—No traje bañador.— Hizo un gesto como si tuviese una tienda de playa abajo, y me pidió que la acompañara.

Resulta que el armario de una de las habitaciones, es la ropa de sus amigos cuando se quedan en su casa.
Yo de una pensé que no iba a haber nada para mi cuerpo de minion. Pero como el mundo está hecho para contradecirme, Calle sacó un bañador entero, rojo, y con la frase Victoria's Secret se quedó pendeja.
No mentira, era el diseño como si fuese un salvavidas.
Un salvavidas con medio culo afuera.

Messages [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora