Capítulo 1

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Mi nombre es Ludmila Revé, tengo 17 años y este es mi primer día de mi ante último año de escuela y lo empiezo con energías.

Sigo en mi habitación sin ganas de asistir al primer día pero si no voy me tomarán el lugar, así que debo ir.

Mientras me ponía el uniforme mi celular sonaba, no tenía intenciones de contestar pero fue tan insistente que lo hice.

-¿Hola?.

-Hola, Ludi,     ¿Irás hoy?- Era     mi mejor amigo, Manu. Un hermano

-Sí, aunque     no tenga muchas ganas debo ir.

-Exacto, por     mi- dijo en un tono divertido que me saco una     sonrisa.-Eh, pero ¿estás bien?.

-Sí, lo     estoy. Podría estar mejor, pero estoy bien.

-Pues, me     alegro, y espero que no me mientas. Todo se superará dalo por seguro. Te     quiero, enana.

-Yo tambíen,     adios.

-Adios.

Luego de cortar con Manu, seguí vistiéndome. No encontraba mis anteojos, pero al fin los hallé. La parte verdaderamente difícil fue peinarme, como tengo ondas y es dificil peinarlo en seco, #Dato.

Cuando acabé, bajé a desayunar lo de siempre, chocolatada y magdalenas.

A las 6:30 a.m. pasa siempre el bus que me lleva al colegio y ahí tambien debo reservar el lugar, asi que salí a esperarlo luego de saludar a mi tia y a mi tío.

Al cabo de unos minutos ya estaba en la escuela o cárcel, como gusten llamarlo. Como era demasiado temprano me senté a esperar a alguien más, no tuve que esperar mucho porque al rato llego Manu y se sentó a mi lado.

-Hola, Ludi- me saluda con un     beso en la meijilla.

- Hola, ¿cómo estás?- le     pregunto sin mucho interés por lo que va a decir.

-Por suerte bien, Carla aceptó     ser mi novia en las vacaciones, no me dejaste que te lo contara nunca así     que aprovecho ahora.

Novios. Relaciones. Amor. Bla. Bla. Bla. Es lo ultimo que desearía escuchar en este momento. El último tema del que me gustaría hablar. Y parece que Manu se da cuenta.

-Lo lamento. Igual, tengo el     ojo puesto en otra chica. Así que al poco tiempo cortamos.

- La desgracia de uno es la     felicidad de otro, ¿no?

-Hey, perdón. Me había     olvidado, lo siento.

- Descuida, no pasa nada.

- ¿sabés? Extraño a la Ludmila     divertida, la que se reía por todo, ¿dónde está?

-Aún sigue aquí- dije dándome     un golpe en el pecho. Debe estar dormida Tiene un profundo sueño-     respondí y sonreí.

- Te ríes por todo, espero que     sea asi seguido.

-Lo será, lo prometo.

En ese momento entra Calíope Fernández, mi mejor amiga, y se sienta en mi regazo con una sonrisa de oreja a oreja. Lo unico que hice fue decirle ''hola'' y mover las piernas para que se cayera. Salió bien.

-Tonta.-escucho que alguien     dice riéndose. Una voz muy particular acercándose. Y cuando digo     ''particular'' me refiero a una insoportable voz de pito.

Luego de hacer la fila y todo el discurso del primer dia de clases, entramos al salón. Detrás, venía nuestra hermosa profesora de lengua. No fue sarcasmo, realmente es hermosa.

Buenos dias y, bienvenidos a     un nuevo año escolar. Como veo algunos rostros nuevos, me parece que seria     una buena forma de comenzar el dia presentándonos.- dice mientras se     sienta en su escritorio.- comencemos por acá.- señalando a la fila del     lado derecho.

Cuando ya todos nos presentamos, la profesora nos dio hora libre, asi que el murmullo era indisfrazable.

-¿hacemos algo?- pregunta     Manu, quien está sentado con Cali en frente de donde estoy yo. Siempre     suelo sentarme en la ultima mesa de la fila de la derecha, justo en una     esquina. SOLA.

-¿jugamos?- propone Cali con     una sonrisa.

-¿a qué?-vuelve a preguntar     Manu.

- Sé que es cosa mía pero entre     ustedes dos hay química.-interrumpo.

- Prefiero el término     ''dopamina feniletilamina y serotonina''.- responde Manu.

- Entendí     perfectamente.

- Bien. Pues, explícame porque yo no     entendí- murmura Cali.

-AMOR. Eso.

- Irreal .- exclamé ante la     respuesta de Manu.

Luego, cuando terminó el agotador dia de clases, volví a mi casa caminando, mientras observaba el clima cambiante. Temprano hacía frío, ahora no.

Al llegar a mi casa, luego de media hora interminable de recorrido, veo un camión de mudanzas justo en frente. Varias cosas, como mesas, sillas cajas, sillones, incluso una cama, estaban en parte del jardín de mi casa. Pude esquivar todo con facilidad.

-¡llegó mi bebe!- dice mi tía mientras me da un super abrazo de oso y un beso en la frente.- ¿cómo     estuvo el día?

-Normal, creo. Y ¿el tuyo?.

-Muy bien, tu tio y yo     estuvimos preparando magdalenas para los nuevos vecinos. Para darles la     bienvenida al barrio.

Para nuestra familia, preparar algo rico y entragarlo a un nuevo integrante en el barrio era como una tradición, así lo hicieron con nosotros y ahora somos nosotros los que lo hacemos.

-Que bien, tia. Estoy cansada,     quizás vaya a dormir- soy consciente de que era medio día, pero igual     estaba agotada.

-Oh, no, nena. Son casi las     12:30 y te irás a dormir. Graciosa.

-Está bien, entonces     descansaré la vista hasta las 4 o 5 de la tadre... ¿va?

- Mejor ayudame a terminar las     magdalenas. Vamos.

Entré a la casa. Estaba subiendo las escaleras como si nada, aunque con pereza. Entré en mi habitación y ví desde arriba las cosas de nuestros nuevos vecinos. Cosas estilo vintage, me agradaba.

Comencé a cambiarme, me puse algo más cómodo. Un short negro, un crop top rojo y mis crocs. Nada de otro mundo. Me quedé un rato en mi habitación. Mi mamá me dijo que me llamaría cuando me necesitara. Asi que me relajé. Estaba aburrida, y discutía conmigo misma sobre que hacer, piano... guitarra... un dibujo quizá... no sé.

Solamente me asomo hacia la ventana y veo a tres personas hablando, dos adultos y una niña. Parecen ser los nuevos vecinos. Luego, del auto baja un chico con capucha, jeans blancos y zapatillas negras. A simple vista parecía todo un criminal. Aunque debo admitir que tiene buen físico. La niña, la cual supongo es su hermanita, llevaba un osito negro y gris, parecido a un panda. Se lo tiró al chico y le quitó la capucha. Cabello negro. ¿ojos? Aún no los ví. Debo admitir que parecía bastante guapo. Él le devolvió el osito a la niña y miró hacia mi ventana. 'Momento Incomodo'. Ese cruce de miradas que hace que un escalofrío te recorra el cuerpo y tratas de disimularlo. Que hago, lo sigo mirando o aparto la mirada... finalmente, el entra a su nueva casa después de las otras personas.

Simplemente ComplicadoWhere stories live. Discover now