Los carruajes atravesaron las verjas franqueadas por estatuas de cerdos alados y luego avanzaron por el ancho camino, balanceándose peligrosamente bajo lo que empezaba a convertirse en un temporal. Pegué mi cara a la ventanilla, podía ver cada vez más próximo el castillo de Hogwarts, con sus numerosos ventanales iluminados reluciendo borrosamente tras las cortinas de lluvia.
Los rayos cruzaban el cielo cuando mi carruaje se detuvo ante la gran puerta principal de roble, que se alzaba al final de una breve escalinata de piedra.
Los que ocupaban los carruajes de delante corrían ya subiendo los escalones para entrar ya al castillo.
Salté del carruaje y subí la escalinata a toda prisa, sólo subí la vista cuando me encontré en el interior del cavernoso vestíbulo alumbrado con antorchas y ante una majestuosa escalinata de mármol.- ¡Caray! - exclamó un pelirrojo al lado mío, sacudiendo la cabeza y poniéndolo todo perdido de agua -. Si esto sigue así, va a terminar por desbordándose el lago. Estoy empapado...¡Ay!
Un globo grande y rojo lleno de agua acababa de caerle en la cabeza.
Empapado y farfullando de indignación, el pelirrojo se tambaleó y cayó contra mi, al mismo tiempo que un segundo globo lleno de agua caía...rozando a una chica castaña.
Estalló en los pies de un pelinegro ojiverde que llevaba unas gafas redondas, me di cuenta que le mojó las zapatillas y los calcetines, sentí pena por el.
A mi alrededor, todos chillaban y se empujaban en un intento de huir de la línea de fuego.- Perdona... - Me dijo el pelirrojo mirándome un poco sorprendido, supongo porque no me conocía y yo simplemente le dediqué media sonrisa.
Levanté la vista y vi flotando a seis o siete metros por encima de ellos, a un fantasma con la cara ancha y maliciosa que estaba contraída por la concentración mientras se preparaba por apuntar a un nuevo blanco.
- ¡PEEVES! - gritó una voz irritada -. ¡Peeves, baja aquí AHORA MISMO!.
Acababa de entrar apresuradamente una señora, que supuse que era profesora McGonagall la jefa de la casa de Gryffindor, ya que en verano me había comentado mi padre sobre como era ella.
Resbaló en el suelo mojado y para no caerse tuvo que agarrarse al cuello de la chica castaña de antes.- ¡Ay! Perdón, señorita Granger.
- ¡No se preocupe, profesora! - dijo la tal Granger jadeando y frotándose la garganta.
- ¡Peeves, baja aquí AHORA! - bramó la profesora McGonagall, enderezando su sombrero puntiagudo y mirando hacia arriba a través de sus gafas de montura cuadrada.
- ¡No estoy haciendo nada! - contestó el fantasma Peeves entre risa, arrojando un nuevo globo lleno de agua a varias chicas que parecían mas mayores que yo, que gritaron y corriendo hacia el que parecía ser el Gran Comedor -. ¿No estabas ya mojadas? ¡Estos son unos chorrillos! ¡Ja, Ja, Ja! - Y dirigió otro globo hacia un grupo que parecían estar en segundo curso y acababan de entrar.
- ¡Llamaré al director! -. Gritó la profesora McGonagall -. Te lo advierto, Peeves...
Peeves le sacó la lengua, tiró al aire los últimos globos y salió zumbando escalera arriba, riéndose como un loco.
- ¿Siempre es así? -. Hablé por primera vez y todos pusieron sus ojos en mi haciendo que me sintiera un poco incómoda.
- ¿Quién es usted? -. Me preguntó la profesora McGonagall.
- Sayre, Carla Isolt Sayre. Es mi primer año -. Respondí y todos me miraron asombrados.
- ¡Por dios, señorita Sayre!, pensábamos que le había pasado algo. Los alumnos que llegan por primera vez al castillo llegan cruzando el lago con barcas, Hagrid, el guardabosques del castillo me comentó que no la había visto subirse a ninguna, estábamos muy preocupados -. Me medio gritó la profesora un tanto asustada.
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Carla Sayre y Cáliz del fuego
FanficCarla Sayre, una adolescente americana de catorce años a la que le gustaría ser la mejor bruja de su generación. Con una gran ambición, inteligencia, honestidad y valentía que a muchos grandes magos les gustaría poseer. No va pasar por desapercibi...