4. EL REINO I

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Su tan ansiado día de descanso llegó, tenía solo dos maravillosos días para disfrutar el aire lejos del tonto castillo y sus idiotas gobernantes. Darcy saldría con unas amigas para conversar luego de tiempo y dormiría donde ellas, el trabajo les había quitado dos semanas enteras del mundo exterior. Debía hacer unas compras con el dinero que mantenía en su caja escondida debajo de un árbol.

Veía entre las tiendas de fruta qué podía escoger, el presupuesto era exacto y solo comía en las noches; podía permitirse un par de gustos antes de volver a su aburrida rutina de dos semanas sin descanso.

- No te he visto en mucho tiempo -la anciana con la que solía conversar era dueña de una biblioteca que estaba cerca al mercadito, la ayudó varias veces a cargar sus bolsas y desempolvar los libreros- ¿En qué estás trabajando que ya ni se te ve? Estás mas delgado.

- Señora Grena -se acercó a ella para dejar las bolas con comida- estoy trabajando para el castillo, nos van a dejar salir dos días cada dos semanas. Es a tiempo completo como verás.

- Llévate unos libros para que leas en tus tiempos libres, eres un buen chico y confío en que me los cuidarás cariño -le alcanzó unos de forro marrón- son nuevos, ya me dirás qué opinas de ellos.

Agradeciendo tomó rumbo a casa. El día tenía un sol que daba el calor necesario, casi parecía el día perfecto. En una esquina a doblar lo sujetaron del brazo jalándolo hasta el vano de una puerta vieja escondiéndolos.

- No digas nada -tenía un trapo cubriendo su rostro y a penas se le notaban los ojos, la ropa era de una buena calidad. No cabía duda.

Unos hombres pasaron de lado corriendo con armas, eran los de siempre, solían agarrársela con cualquiera que tuviera pintas de ricos y anduviera por esa zona. Era bien sabido y aun así tenía a alguien de clase alta frente a él.

Los dejó pasar antes de golpearlo en sus partes nobles y derribarlo al suelo inmovilizando sus brazos detrás de él- tienes un minuto para explicarme.

Escuchó una risilla- menuda manera de tratar a tu futuro rey, plebeyo -recalcó la última palabra con sorna.

Lo soltó como si tuviera una enfermedad mortal y se arrodilló a su lado- alteza -esperó a que el gran hombre se sentara a la par- no debería de estar por aquí con esa ropa, las personas que lo perseguían suelen robarle a las personas que demuestran ser de clase alta.

- Es increíble que eso pase en mi reino, mandaré a castigarlos ni bien regrese al castillo, debes llevarme -ahí va la orden, típico del Thorpe.

- Mi señor -empezó con tranquilidad- los guardias ya han cerrado las puertas y estarán dentro del castillo. Es casi medio día, ¿No se ha dado cuenta?

Thor frunció el ceño y analizó su situación, no conocía otras entradas a su hogar y las que conocía estaban bloqueadas con pedazos de madera y piedra- pasaré el día contigo, no me queda de otra. Llévame a tu ¿Choza? Donde vivas.

Ya había logrado golpearlo antes y por eso se contuvo, pero llamar a su adorada casa "choza" merecía una lección- mi casa no es una choza, la heredé de mi madre y significa mucho para mí, le pido que se retracte de su comentario.

- ¿Tu madre? Entonces está claro que es una antigüedad.

Correcto, todo tiene un límite.

Levantándose agarró sus bolsas molesto para dejar al fastidioso príncipe en su lugar, mira que decir eso de lo único que le recordaba a su madre, faltaba poco para golpearlo- respira Loki, también puedes cobrártelas luego -dio respiraciones pausadas para calmarse.

Pasando la zona de comercio salió del montón de gente, ya podía respirar el aire limpio que e daba los inicios del bosque. Saludó a sus vecinas y vecinos a pesar de que lo miraron raro. Tal vez el Thorpe le había ensuciado.

Finalmente llegó a su adorada casa.

- Tiene algo de choza, pero se ve mejor.

Volteó soltando las bolsas, el sonido sordo de los vegetales y fruta esparciéndose en el suelo no le importó. Golpeó al príncipe con todas sus fuerzas en la cara- es la última dices que dice eso.

- Te dije que retractaras tus palabras, un comentario mas así y será peor que este tonto golpe.

Thor miraba asombrado al chico delgado frente a él, no aparentaba la fuerza que poseía- es la segunda vez que me golpeas, sabes que levantarle la mano a tu príncipe es castigado con la muerte -pasó saliva; realmente poco le importaba ese detalle, bien podía mudarse al bosque y sobrevivir con los frutos que consiguiera- pero no lo haré -que forma de dar intriga, casi se le sale el corazón- me vas a dar alojamiento y eso hace que lo demás quede olvidado.

- Bien, pero mi casa -señaló su hogar- mis reglas.

- Es mi reino.

- Ni nacías y esta casa ya estaba construida.

- ¿Importa? Cuando el trono sea mío tu casita puede ser derrumbada -se rio con sorna- no me provoques.

Recogió la comida y abrió la puerta, en el interior la chimenea tenía un tenue fuego que daba un buen calor y hacía mas acogedor el lugar. La mesita tenía tres platos limpios con sus cubiertos, la única silla estaba desacomodada pero le sirvió para poner una de las bolsas.

El rubio mantuvo en silencio el comentario que desea decir, pero un golpe mas y su perfecto rostro podría estropearse mas de lo que ya estaba- ¿Qué vas a hacerme de comer? No veo carne en la compra.

- Es cara, me tiene que alcanzar para el resto del mes -acomodó en unas cajitas los alimentos.

- ¿Por qué? Se supone que te pagan, deseo comer carne.

- Como a todo el mundo que trabaja para alguien, nos pagan un día del mes, todavía no llega ese día para mi -sacó una ollita y la llenó con agua recogida previamente- haré una sopa -la tablita de madera con el cuchillo siempre estaban juntos, puesto que sopa era lo único que cocinaba.

Thor se acostó en una de las camas, desde Darcy había tenido que sacar su antigua cama. Veía como el hombre de cabello negro pelaba y picaba las verduras, con cuidado las echaba al agua y agregaba especias para darle mejor sabor.

El ambiente comenzaba a inundarse con el delicioso olor que salía de la ollita. La sacó del fuego para dejarla entre unos trapos chamuscados.

- Entonces tu eres quien hacía la sopa -afirmó al reconocer el aroma.

- No sé de qué me hablas- sirvió para los dos en los platos y le tendió uno- no deseo comentarios respecto a ella.

- No me malentiendas, me gusta tu sopa

Se sentó en su cama, la antigua. El tonto príncipe no entendía lo que era compartir o respetar las cosas ajenas.

Terminaron de comer, Loki estuvo pendiente de cada reacción que el Thorpe tuvo durante el almuerzo, no veía desagrado en él cuando comía; le costaba creer que una sopa tan simple le gustaba.

Dejó la vasija en la mesita suspirando satisfecho, porque bien dicen: barriga llena, corazón contento. Fácilmente podría ser su lema personal- te pediría mas pero se que no hay.

- Te equivocas, es para la cena -agarró los platos para lavarlos con poca agua para no desperdiciar y una esponja dura.

Terminó dejándolos apilados en orden antes de voltearse para encararlo. Tenía que ir a hacer una visita a una amiga de su madre.

- Debo irme, hay algo que debo hacer y dudo que desee acompañarme.

- Voy contigo, me voy a aburrir estando solo -se levantó con los brazos detrás de su cabeza, se notaba una parte de su rubia cabellera. Debía de ponerse algo mas para que no fuera reconocido.

- Entonces cúbrase bien, se nota de lejos que es el príncipe.

- ¿No ayudaría?

Empezaba a preocuparse por el reino, el próximo rey era un tonto.

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