Las telas llegaron pronto y le volvía a tener que sacar medidas a la reina, pidió que tenía que quedarle exacto, no por nada iba a tener que hacer régimen para mantener esa talla. Duró la mañana y parte de la tarde, la mujer no estaba convencida de que esas fueran sus medidas. Sus damas de compañía y él mismo tuvieron que convencerla. Era una mujer elegante, su cuerpo no era malo pero ella deseaba seguir adelgazando.
Lo dejaron tranquilo a la hora del almuerzo, la reina iba a comer con unas duquesas y ver de elegir una prometida para su hijo de ser posible, aunque también sería decisión de Thor.
Tenía en sus manos la responsabilidad de que ella luciera los vestidos de mejor calidad del reino.
- Sigues ocupado, pensé que por fin podríamos salir a los jardines -y como todos los días luego de entrenar, era visitado por el príncipe con la misma invitación.
- Me temo que será imposible, el tiempo que se me dio fue reducido -la reina le dio un plazo de dos semanas, debido a que el vestido tendría que ser guardado con cuidado para el viaje, a parte de que aludió que el traje de su marido necesitaba su atención.
Thor se acomodó entre los grandes montones de telas que no se usaban y había formado una especie de sofá. Era un espacio que solo él podía usar, Loki tenía trabajo y no solía sentarse nada mas que para comer o hacer unos detalles- no me gusta estar encerrado aquí solo hay telas, ¿No podríamos hacer algo divertido por lo menos una vez?
Suspiró y dejó el avance que tenía sobre la gran mesa del centro- yo soy un sirviente, mi trabajo es complacer los pedidos de mis señores. En este momento -señaló su trabajo- eso es mi prioridad.
- Entonces salgamos en tu día libre -detestaba lo positivo que podía ser si en sus planes lo incluían- podremos ir a tu casa y nadar en el lago, estoy aprendiendo a bañarme con agua fría -terminó con orgullo, les pedía a sus sirvientas que fueran dejando el agua caliente y agregaran agua fría.
- ¿Enserio? -preguntó sarcástico.
- Claro, ya casi voy a poder hacerlo.
- Sería bueno confirmarlo, príncipe - estaba seguro de que no era cierto.
- Ya aceptaste, no puedes negarte ahora.
Contento con eso pasó a retirarse de la habitación.
***
Pasó el resto de la semana ocupado en el bendito vestido, por lo menos ya tenía un buen avance y la reina estaba contenta con el resultado, le dio instrucciones para que quitara ciertas cosas que ella decía eran innecesarias. Ya quería ver su cara cuando tuviera frío.
Cuando llegó la medía noche pudo retirarse, se acomodó su abrigo o lo que venía siendo su abrigo desde ya tiempo.
Los guardias no estaban contentos con tener que levantarse y abrir las puertas. Tuvo que hacer uso del conocimiento que adquirió de los libros regalados por Frigga; como último recurso diría que era cercano al príncipe, pero sentía que eso sería algo muy bajo.
- Necesito irme, por favor abran las puertas -el frío se colaba por su ropa y los malditos guardias se reían de su cuerpo temblando. Era otoño y parecía querer llover de pronto, tendría tiempo de ir a su casa antes de la llovizna.
- Sigue trabajando, para eso sirves.
Podía olvidarse del frío y darles un golpe incluso aunque tuvieran esos cascos horrendos que eran parte de su armadura.
Escuchó los pasos resonando detrás de él, de inmediato se arrodillaron, volteó temeroso y su rubio príncipe estaba sonriendo de brazos cruzados.
- Príncipe -empezó a arrodillarse.
Thor lo cogió por los hombros manteniendo su misma sonrisa, lo tranquilizó por un momento- no es necesario que mi amigo se arrodille -palmeó su hombro y alborotó su cabello cariñosamente. Se sentía agradecido, miró con superioridad a los dos sujetos que habían empezado a temblar; fue entonces que recordó que tenía frío.
- Mi señor -empezó- me gustaría pedirle que me ayude a salir, debo ir a casa -puso una cara triste y desconsolada.
Esperaba que eso sirviera, no veía su cara puesto que estaba inclinado. Sonrió mentalmente.
- No malinterpretes con lo que voy a decirte -lo abrazó por los hombros- pero me temo que vas a tener que quedarte haciéndome compañía.
Sintió como su cuerpo de verdad empezaba a temblar más de lo que ya lo hacía. Maldición, solo quería dormir en su casa luego de tiempo durmiendo entre las paredes del tonto palacio. Su mente estaba llena de diferentes telas con sus texturas y detalles, quería ver el rústico de su casa y la chimenea prendida, el olor de la madera quemándose; deseaba tanto regresar en el tiempo para no ir por el empleo en el palacio.
- No deseo incomodar a mi príncipe -tuvo que recurrir a una pequeña actuación.
El rubio se rio, abrazó su cintura para conducirlo a su cuarto- mi querido amigo, nunca me incomodarías.
ESTÁS LEYENDO
Ascendencia
FanfictionPor su amiga aceptó un papel que no le correspondía dejando a quien amaba. Él se enamoró del sirviente, que sin saberlo tenía una historia que inició años atrás. Thorki