Capítulo 1

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Una pequeña niña de no más de 7 años se encontraba mirando un halo de luz que provenía de un pequeño orificio formado por el desgaste de las rocas. Se preguntaba qué habría del otro lado de esa gruesa pared, si algún día saldría de esa fría y sucia celda llena de ratas y oscuridad, en la que solo estaba ella y nadie más.

Algunas veces corría con suerte y tenía compañía en la celda de junto, pero nunca duraban ya que siempre se iban un día o dos después. Claro que tampoco es como que pudiera entablar una conversación con alguno ya que todos eran groseros y perversos. Pero qué se podía esperar de ladrones, violadores y asesinos, sin embargo a ella le bastaba con escuchar alguna voz que no fuera la suya.

La pequeña niña se acercó a el pequeño agujero y trató de meter sus huesudos y largos dedos pero solo cabían 2 de ellos, intentó quitar alguna roca para hacer el agujero más grande y tal vez, si tenía suerte, poder escapar; trato por varios minutos hasta que escucho a lo lejos el sonido de unas llaves chocar con el acero, rápidamente se dirigió al otro extremo de la celda y se sentó en el suelo abrazando sus piernas.

—Niña, es hora de tu comida—dijo una voz ronca y áspera

La pequeña reconoció la voz de inmediato, se trababa de Henrik un hombre robusto y corpulento. Él siempre le llevaba su comida, todos los días a la misma hora sin falta.

—Gracias—dijo la pequeña y tomó el plato

Este le respondió con un gruñido y se fue dejándola otra ves sola.

Miró el plato frente a ella, no tenía tan buena pinta, pero siendo sinceros, nunca tenía buena pinta. Su estómago demandaba alimento así que sin pensarlo más empezó a devorar la comida.

Pasaron una, tal vez dos horas y escucho esa voz, tan dulce y gentil que esperaba con ansias todos los días. Se trataba de Lilian, la mujer encargada de darle sus clases.

Las personas que la tenían cautiva nunca fueron amables con ella, siempre la trataban como escoria, nada en su vida era bueno, excepto Lilian.
Aún no sabía la razón por la cual la tenían como prisionera, ni por que la tenían en esas condiciones tan deplorables y mucho menos por que le daban clases de modales, de historia, lenguaje y demás. Nada tenía sentido en eso.  Se podía decir que había sido criada como una noble en cuanto a intelecto pero en lo demás era una simple prisionera.

—Lilian—dijo la niña con alegría en su voz—¿Que tema veremos hoy?

—Hola pequeña, me temo que hoy no veremos ninguno—dijo mirándola detenidamente con esos ojos tan verdes que la caracterizaban—¿Recuerdas los temas que vimos la semana pasada?—preguntó y la pequeña asintió

Lilian entró a la celda y cerró detrás de ella, miro a los lados cerciorándose de que no hubiera nadie más.

—Bien, escucha con atención pequeña—dijo sentándose a un lado de la niña—Te ayudaré a salir de aquí, tengo un plan pero necesito que hagas todo lo que te diga, ¿De acuerdo?

—¿Escapar? Pero... ¿eso es posible?—preguntó incrédula a lo qué Lilian solo asintió—¿Por que arriesgarías tu vida por mi? No tiene sentido...

Lilian sonrió amablemente y abrazó a la pequeña.

—Usted es mi princesa—dijo sin más a lo que la pequeña la miró desconcertada—¿Recuerda cuando hablamos de Poniente? ¿De las grandes casas del sur?

—Si, claro que me acuerdo, tú eres de allá ¿Pero eso que importa?

—Aún no lo entiendes mi princesa, usted no es de Lys, usted viene de Poniente, pertenece a una de las grandes casas. Su nombre es Laena Targaryen...

La pequeña niña abrió los ojos de par en par, tratando de procesar toda la información.

—¿Es una broma? Por qué eso es imposible

—No princesa, ¿Por que cree que la tienen aquí encerrada? Si la dejaran salir cualquiera la reconocería de inmediato, su cabello rubio platinado y sus ojos violeta son muy característicos

La pequeña tomó un mecho de su cabello y lo observo por un minuto, debido a la poca luz que había y a toda la suciedad su cabello parecía más gris que platinado. Ella no pensó que su cabello fuera especial, creía que habría miles con el mismo color de ella.

—¿Por que ahora y no antes? ¡He estado aquí toda mi vida!—dijo un poco molesta

—Perdóneme mi princesa, quería que estuviera lista. Esa es la razón por la que era tan estricta con usted. Además piensan venderla, por eso la tienen cautiva

—¿Venderme? ¿A quien?

—A su hermano o a cualquier enemigo de su casa, lo único que ellos quieren es dinero

—¿Y mis hermanos saben donde estoy? ¿Saben que estoy viva?

—No, ellos creen que murió. Cuando atacaron Rocadragón ellos lograron irse pero a usted la secuestraron y termino aquí, muchos creen que está muerta.

La pequeña Laena tardo unos minutos procesando toda la información que le había dado Lilian. Estuvieron conversando un rato y después Lilian se marchó.

Dio la media noche y el plan tomó su curso.

Lilian llegó hasta la celda de Laena y le entregó una capa, esta sin protestar se la colocó. Salieron del pequeño castillo lo más sigilosas que pudieron y caminaron hasta llegar a un pequeño bote en el cual había agua y comida.

—Valla, creí que sería más dicil que esto—dijo Laena acercándose a el bote

—Fue fácil por la hora querida princesa, pero basta de charlas, suba a el bote y diríjase a Braavos, Volantis, Pentos o a cualquier lugar lejos de aquí, y por favor no se acerque a los siete reinos que podrían matarla—dijo con preocupación

—¿No vendrás conmigo? Te matarán si descubren que fuiste tú quien me liberó

—Estaré bien, no se preocupe por mi princesa. Recuerde tener cuidado, el mar por esta zona suele ser tormentoso.

—Si, tendré cuidado

La pequeña suspiró y se subió al bote.

—No te preocupes por mi—sonrío y tomó los remos—Por cierto, solo dime Laena, eso de princesa suena muy raro—dijo y soltó una pequeña risita

—Adiós pequeña...

La pequeña Targaryen empezó a remar; mientras que Lilian la observaba alejarse. Su figura cada vez se hacía más pequeña hasta que se perdió en la oscuridad de la noche.

Dragon heart (Game of Thrones) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora