Capítulo 3

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Pasaron aproximadamente 4 meses desde que Laena había empezado a trabajar para Gregor, en todo ese tiempo ella había estado practicando sus habilidades con la espada y el arco; todo en su tiempo libre y a escondidas de Gregor.

La pequeña Targaryen se encontraba sentada transcribiendo las últimas hojas de un viejo libro de Valyria, cuando escucho unos pasos acercándose.

—Voy a salir. En la cocina hay comida por si te da hambre—dijo Gregor en tono neutro y Laena solo asintió

Después de que Gregor se fue, ella termino su trabajo y decidió que era un buen momento para seguir con sus prácticas. Así que se dirigió a su habitual sitio de entrenamiento.

•••

—Soy pésima en esto—dijo entre dientes y con frustración en su voz al ver que la flecha había dado muy lejos del blanco.

Tomó otra flecha y la colocó en el arco, apuntó y lanzó. No se acercó ni siquiera un poco al centro.

—Valla niña, si que eres mala—dijo una voz a su espalda, era Gregor.

—Gregor...—dijo sin saber qué más decir—¿Cuánto llevas aquí?

—Lo suficiente para darme cuenta que eres patética—dijo y empezó a acercarse a ella

—¡Ey! Yo no soy patética—protestó—Solo me hace falta práctica...

—Llevas más de 4 meses y no he visto que progreses mucho...

—¿Qué? ¿Sabias de esto?—preguntó refiriéndose a el entrenamiento

—¿De tus prácticas clandestinas? Claro que si, eres pésima en mentir y escabullirte en las noches, haces mucho ruido.

Laena lo miró apenada y sin saber qué decir.

—Pero he de admitir que eres bastante determinada, creí que después de unas semanas lo dejarías, pero me he equivocado—dijo y le quito el arco a Laena—Lo estás haciendo mal, tú posición es errónea—dijo y lanzó la flecha la cual dio junto en el centro—¿Ves?

Laena abrió sus ojos de par en par muy sorprendida y segundos después tuvo una idea. Gregor la entrenaría, bueno eso si lograba convencerlo.

•••

La pequeña Targaryen se encontraba acostada en su cama, muy cansada y adolorida debido al duro y arduo entrenamiento. Ahora ella entrenaba con Gregor, él le había dicho que le enseñaría a pelear y defenderse.

Laena miraba el techo de su habitación pensativa, desde hace un par de días un pensamiento había estado rondando por su cabeza. Quería contactar a sus hermanos, quería verlos y estar con ellos. Así que sin dudarlo se dirigió a su pequeño escritorio y sacó papel y pluma, para empezar a escribir una carta. Estuvo ahí varias horas hasta que se quedó profundamente dormida.

Al día siguiente ella terminó la carta y la envío esperando una respuesta por parte de ellos. 

•••

Ya habían pasado varias semanas y ella no había recibido respuesta por parte de sus hermanos. Laena creía qué tal vez la carta no había llegado o qué se había perdido, ella no perdía la esperanza de contactarlos.

La pequeña Targaryen se encontraba deambulando por las calles de Braavos, no tenía mucho qué hacer, era su día libre y decidió dar un paseo. A lo lejos diviso un gran templo el cual tenía una enorme puerta, muy peculiar para su gusto. Era mitad blanca y mitad negra. Ella se preguntaba qué era ese lugar, camino hacia allá y al estar enfrente de la puerta colocó su mano sobre está haciendo que se abriera un poco, ella retrocedió un poco y pensó unos segundos si entrar o no. Cuando por fin se decidió, entró y miró todo a su alrededor, estaba muy oscuro y le daba un poco de intriga aquel lugar, inspeccionó un poco el lugar tratando de ser lo más cautelosa posible, ya que si la descubrían todo podría resultar muy mal. Estuvo ahí un rato y después salió del lugar victoriosa ya que no la habían descubierto.

—¡Ja! Y decías que era mala para escabullirme—dijo refiriéndose a lo que Gregor le había dicho anteriormente—Soy toda una ninja—dijo victoriosa y después chocó con un hombre—Oh no...—dijo al ver a tal hombre el cual traía una túnica y Laena se percató de que lo había visto anteriormente en el templo—Eh... yo... perdón...—dijo con nerviosismo en su voz y empezó a alejarse de aquel hombre pero este la agarró del brazo con tanta fuerza que la lastimaba—S-Suéltame—decía tratando de zafarse de su agarre pero era imposible.

Laena pensaba qué tal vez aquel hombre la había visto adentro del templo y quería matarla o algo así, por lo que siguió batallando, hasta que el hombre la soltó del brazo y calló repentinamente al suelo, ella lo miró y se percató que estaba muerto, alzó la vista y se encontró con Gregor.

—Hay que irnos—dijo y la tomó de la mano para empezar a caminar

Laena no protestó y le siguió el paso, sin decir una sola palabra, hasta que llegaron a su casa.

—¿Quien era él? ¿Por que lo mataste?—preguntó confundida

—No debiste entrar a ese lugar...—dijo ignorando las preguntas de la chica—¿Sabes el peligro que corriste? Tienes que ser más cuidadosa Laena...—decía con cierta preocupación

—Yo... no entiendo...¿Qué era ese lugar? ¿Quiénes eran esas personas?

Gregor suspiró y se sentó para después Laena sentarse en la silla que se encontraba enfrente de él.

—Ese templo al que entraste es la Casa de Blanco y Negro. Ese lugar es la casa de los hombres sin rostro, ellos son un grupo religioso de asesinos que veneran al Dios de muchos rostros. No deberías acercarte a ellos, es muy peligroso.

—¿Cómo es que sabes todo eso?

—Por que yo fui uno de ellos...—dijo a lo que la pequeña se quedó sin más que decir

Gregor le explicó todo acerca de el tema y también le contó su pasado, él había servido al Dios de muchos rostros por muchos años, hasta que se dio cuenta que él no quería seguir allí y se fue, pero los hombres sin rostro lo persiguieron ya que querían matarlo por haberse ido, el fingió su muerte para poder liberarse de ellos.

Laena tardo en procesar toda la información hasta que comprendió que esos hombres eran de tener cuidado.

—Entonces... si tú antes eras un asesino y te entrenaron para eso... ¿Yo también podré llegar a serlo? Digo, tú me estás entrenando...

—No es lo mismo, ellos me entrenaron para ser un hombre sin rostro. Yo te entreno para que puedas defenderte, nada más.

—¿Y no podrías entrenarme para llegar a ser como tú?—preguntó curiosa

—¿Por que querrías eso?

—Soy una Targaryen, siempre estaré en peligro y no quiero solo saber defenderme. Tal vez algún día me sirva...

—Lo pensaré...Pero no prometo nada—dijo a lo que Laena solo asintió

Laena ansiaba que Gregor aceptara convertirla en un hombre sin rostro. La idea de tener tanto poder, y convertirse en alguien temido y que si quería podría matar a cualquiera le gustaba mucho. Ella planeaba algún día regresar a Poniente, y reinar con sus hermanos. Recuperar lo que les habían quitado y que por derecho era de ellos.

Ella era una Targaryen después de todo. La sangre de dragón corría por sus venas.

Dragon heart (Game of Thrones) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora