♦ Capítulo 5 - Auditores♦️

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-¿Altaïr?–habló el Florentino.

—¿Mm?—volteó a ver a Ezio mientras se colocaba su capucha.

—¿Por qué no te sacas eso? Tienes bonitos ojos, Alt.—sonrió cálidamente pero al instante se puso serio al ver la expresión de Altair al decir eso.—Venía a decirte que tenemos trabajo que hacer.

—¿Que te sucede?—Se acercó a Ezio, mirándolo de arriba a abajo.—¿Y eso?—señaló las flores que tenía en ambas manos.

—Para mi papá y mis hermanos...—se le hizo un nudo en la garganta y solo se limitó a sonreír.—Una injusticia, nada más.

—Cuentame.

—Si, hace dos años, papá me envió a que entregara unas cartas y en ese momento, atacaron el palacio Auditore, arrestando a mis hermanos y a papá, llevándolos a las torre del reloj. Donde escalé y hablé con ellos, me dijo que busque el contenido que había en un cofre, en la habitación detrás de la chimenea y entregue la evidencia a Uberto Alberti...

—¿Puedes seguir?—se notaba preocupación en su rostro.

—Si, Al día siguiente, Uberto negó haber recibido las evidencias y... los ejecutó, grité pero no pude evitar que hayan sido colgados...—sollozó y se dió la vuelta—¿Quieres acompañarme?

—Vamos—dió un corto abrazo por la espalda a Ezio—Los mataré con mis propias manos.

Ezio, sorprendido, salió de la casa y comenzó a caminar hacía el lugar donde el, dejaría las flores para sus difuntos familiares.

—Es lindo, ¿verdad?—miró con ternura el árbol donde el siempre solía ir, un árbol alejado, hojas en el suelo y varias flores a su alrededor.—Decidí este lugar ya que, siento que ellos están aquí, conmigo, cada vez que vengo.

—¿Como se llamaban?—preguntó Altair mientras se ponía al lado de Ezio.

—Giovanni, mi padre. Federico, mi hermano mayor y... Y Petruccio mi pequeño hermanito.

—Nos vengaremos. Te lo prometo, Auditore.—Habló sin dejar de mirar ese hermoso lugar.

—¿Por qué te preocupas tanto por mi?—miró al de menor estatura con mucha atención. Notando que esa pregunta le llevó por sorpresa.

—No lo sé —sonrió apenas—Me preocupas y ya, no preguntes.

—Me gusta que seas así, gracias—rió a lo bajo—Te aprecio mucho, Altair.

Altair lo miró impresionado.—Lo mismo digo, Auditore. Te aprecio.—comenzó a sentir calor en sus mejillas y miró hacía abajo rápidamente.—Basta de cursilerías, deja las flores.

—Tienes razón—se acercó lentamente con las flores en ambas manos y las dejó en el suelo, acto seguido se sentó y apoyó su espalda contra el tronco del árbol.—Ven—sonrió entre lágrimas y con la voz entrecortada—Quiero... relajarme un poco.

Altair, preocupado se sentó a su lado y sin decir nada, lo abrazó. Ezio, entre los brazos de Altair, cerró los ojos y dejó que las lágrimas recorran sus mejillas.

•Estorbo• | Altaïr x Ezio | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora