Siete Días | WooGyu

Trato

Woo Hyun quiere tener su primera relación sexual ahora que ha cumplido dieciocho años y acaba de aceptar que es homosexual. Ya se ha cansado de masturbarse para quitarse las ganas, y sus compañeros de clases se la pasan hablando de sexo como si fuera la gran cosa; como si se ganara un premio al dejar de ser virgen. Y, pese a no ser partidario de seguirle el juego a los demás, se siente un tanto avergonzado consigo mismo por tratar de esperar a la persona correcta. Alguna vez, en el pasado, creyó que le entregaría su virginidad a quien pasaría el resto de su vida a su lado; sin embargo, ya ha pensado que tal vez esa persona nunca llegue en las circunstancias que ha imaginado, y quiere dejar de lado las fantasías de su inmadura adolescencia, así que se ha preparado completamente para su primera experiencia porque, tampoco va a esperar a tener cuarenta años para intentarlo, aunque, su mayor problema, y tal vez el más importante, es que no tiene novio.

Lo interesante del asunto es que le ha platicado su situación a su mejor amigo Ki Bum, y el chico le ha prometido que alguien puede ayudarle a resolver su particular situación. Por ello, esa tarde de domingo, Woo Hyun sale de su cuarto y camina por el campus hasta un edificio un poco alejado del suyo. Sube las escaleras con calma mientras observa cómo varios chicos las bajan, y por un momento duda de lo que va a hacer; pero entonces recuerda la frustración que ha estado sintiendo los últimos meses y eso es suficiente para que apresure el paso hacia el cuarto de aquel muchacho.

Cuando llega a su destino, toma una gran bocanada de aire y toca la puerta un par de veces. Su corazón empieza a latir descontrolado por la ansiedad y unos momentos después alguien atiende.

—¿Eres, Kim Sung Kyu? —pregunta con nerviosismo a la persona de cabellos rojos frente a él. El otro chico lo analiza de pies a cabeza y clava su mirada en la de Woo Hyun.

—¿Quién lo busca? —cuestiona de regreso el muchacho pelirrojo mientras le regala una sonrisa ladina.

—Nam Woo Hyun. Un amigo me dijo que puedes... —carraspea y sus mejillas se calientan—, resolver mi problema.

Sung Kyu abre los ojos con interés y le indica que pase, cerrando enseguida.

—¿Qué es lo que quieres con exactitud? —pregunta el pelirrojo antes de cruzarse de brazos mientras Woo Hyun repasa su cuarto lentamente con la mirada.

—Algo de acción... Tú sabes —Woo Hyun le mira de reojo y se rasca la nariz con pena—. Quiero dejar de ser virgen —dice de pronto con seriedad. Se miran a los ojos por un momento más y Sung Kyu emboza una pícara sonrisa.

—Está bien, pero... —Woo Hyun entrecierra los ojos ante la duda del otro—, te habrá dicho también que no lo hago gratis —aclar y el otro ríe, divertido.

—Lo sé, y estoy dispuesto a pagarte lo que sea —menciona con seguridad. Sung Kyu suelta una carcajada.

—No seas idiota. No me vas a pagar con dinero; no soy un prostituto. —El otro muchacho lo mira, desconcertado y avergonzado.

—Entonces, ¿qué es lo que quieres? —pregunta Woo Hyun, demasiado curioso. Sung Kyu se aleja de él y se aproxima a su escritorio para tomar algunos libros.

—Quiero un esclavo —le hace saber, regresando al lado de Nam y poniendo los libros en sus manos.

—¡¿Qué?!

—Lo que oíste. Quiero un esclavo.

Woo Hyun parpadea varias veces y después observa cómo Sung Kyu se echa sobre la cama.

—No te entiendo.

Sung Kyu levanta medio cuerpo, apoyándose en un codo, luego le indica con un dedo a Woo Hyun que se acerque, y el chico obedece.

—Quieres tener sexo conmigo, ¿no? Entonces, primero harás todo lo que te diga por siete días, y después tendremos relaciones, aquí, en mi cuarto. Lo haremos todas las veces que quieras por un día entero. ¿Estás de acuerdo?

—¿Quieres decir que tengo que ser tu esclavo por una semana, y después de eso podemos tener todo el sexo que quiera por un día?

—Así es.

Woo Hyun observa los libros en sus manos y después mira al chico de cabellos rojos, embozando una gran sonrisa al mismo tiempo que el otro le observa, esperando por su respuesta.

—Trato hecho, Kim Sung Kyu, seré tu esclavo por siete días.