Día 4.

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Para el cuarto día, Sung Kyu no podía esperar a que la tarde llegara. Estaba demasiado ansioso por ver a Woo Hyun de nuevo, y eso era algo que nunca antes había sentido por nadie, así que estaba feliz, y también muy distraído.

—¿Me escuchaste?

—Perdóname, Sung Jong. Estoy... pensando en otra cosa.

—Sí, eso ya lo noté. Parece que alguien más está ocupando mi tiempo contigo.

—No. No es eso.

—¡Vamos, Sung Kyu! Nunca me habías ignorado así.

—Yo... Es que...

—Bueno, no te preocupes. Si no estás en condiciones de atenderme, vendré otro día, ¿te parece?

—Está bien y, discúlpame, por favor.

El chico le sonrió a Sung Kyu y, después de acercar su rostro al suyo, el menor atrapó sus labios en un corto y tierno beso. Sung Jong tomó su chamarra del sillón y, acomodándosela en los hombros, salió del cuarto del pelirrojo, dedicándole una última sonrisa.

Kim suspiró y observó el reloj de su muñeca, faltaban cerca de dos horas para que Woo Hyun llegara, así que pensó que tendría tiempo suficiente para adelantar sus deberes y darse un baño. No quería que esas cosas lo distrajeran de pasar más tiempo con Woo Hyun.

Porque, desde el primer día que ese muchacho llegó a su cuarto, no pudo evitar ser atraído por él.

¿Quién no iba a poder notar que Woo Hyun estaba para comerse? ¿Quién, con algo de sentido común, no se aprovecharía de esa situación? Esperó demasiado tiempo para que alguien cómo el apareciera en su puerta como para sólo disfrutar de él por un día.

Aunque, de cierta forma, le parecía extraño que alguien como Woo Hyun quisiera perder así su virginidad. ¿Qué acaso no tenía una larga fila de pretendientes? Era más probable que sí, tomando en cuenta lo atractivo que era, pero, él había corrido con esa suerte, y por nada del mundo la echaría a perder.

Sintió latir su corazón con rapidez cuando volvió a ver su reloj y notó que Nam no tardaba en llegar, así que se apresuró y terminó de vestirse, poniéndose también algo de colonia; curiosamente, había notado como Nam se acercó varias veces a él para olerlo con discreción, y eso lo hizo curvar los labios para sí mismo.

Escuchó de pronto varios golpes en la puerta y respiró profundo tratando de calmar su nerviosismo. Dejó que Woo Hyun volviera a tocar y después se dirigió a la entrada, no quería parecer desesperado o ansioso, aunque en realidad sí lo estuviera. Pero su respiración se cortó cuando vio a Woo Hyun con otro corte de cabello, un vaquero ceñido a sus piernas y una camisa blanca, desabotonada de los dos primeros ojales.

—Ya estoy aquí. ¿Qué haremos hoy?

El joven le sonrió y Sung Kyu le correspondió el gesto, tomándole de un brazo para meterle al cuarto.

—¿Qué te parece si primero ordenas algo para comer? Me estoy muriendo de hambre.

Woo Hyun asintió y, como la vez anterior, sacó su móvil para ordenar comida china. Sung Kyu encendió la televisión y los chicos se acomodaron en el sillón después de terminar la comida. Kim se acostó de nuevo con su cabeza sobre las piernas de Nam, pero de pronto esa posición le disgustó un poco, así que se levantó y lo miró, frunciendo los labios.

—Estoy algo incómodo.

Woo Hyun parpadeó y Sung Kyu lo recorrió con la mirada.

—¿Quieres que me haga a un lado?

Sung Kyu lo miró a los ojos y después lo tomó por las rodillas.

—No. Mejor sube las piernas al sillón.

Nam abrió más los ojos con desconcierto, pero enseguida obedeció.

—¿Así está bien?

El pelirrojo volvió a torcer la boca, luego sujetó a Woo Hyun por los tobillos y lo hizo que flexionara las rodillas. Nam tragó saliva y luego observó cómo Sung Kyu le separaba las piernas. El pelirrojo lo vio de nuevo y después de sonreírle, gateó entre sus muslos hasta acomodar su espalda en el pecho de Nam. Woo Hyun separó los brazos y, con algo de inseguridad, rodeó el cuerpo de Sung Kyu con ellos. El pelirrojo cerró los ojos y aspiró el varonil aroma de Woo Hyun, mientras que el muchacho hizo lo mismo al tener los sedosos cabellos de Sung Kyu en su rostro.

—Así está mejor —dijo el de ojos pequeños, removiéndose sobre el tibio cuerpo de su esclavo.

De pronto, Woo Hyun soltó un pequeño gemido y Sung Kyu pensó que lo había lastimado, así que quiso incorporarse, pero el otro muchacho se lo impidió, presionándolo más contra su cuerpo. Sung Kyu se estremeció por el repentino agarre y sonrió de lado.

Ambos chicos continuaron viendo el televisor sin decir una palabra más. Sung Kyu había pensado hacer otras cosas cuando se acabara la película, pero estaba tan cómodo sobre el cálido pecho de Woo Hyun, que poco a poco empezó a cerrar los ojos, quedándose profundamente dormido.

Y esa noche soñó con Woo Hyun, algo realmente extraño puesto que no solía hacerlo —o al menos así lo creía porque nunca recordaba sus sueños al despertar—. Soñó que eran novios, y que Woo Hyun le demostraba su amor justo cómo lo había hecho esa tarde: rodeándole amorosamente con sus brazos mientras le susurraba que lo quería, y aquella mágica escena hizo que su corazón se acelerara. Woo Hyun le sujetó de la barbilla, acercándose a su enrojecido rostro para darle el beso más tierno que Sung Kyu había sentido nunca. Luego Nam juntó sus cuerpos un poco más, y Kim perdió el aliento cuando lo miró quitarse la camisa.

Siete Días | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora