La verdad es que nunca me había dado la oportunidad de sentirlo tan profundamente. Las cosas entre los dos, tiempo atrás, habían sido solo un juego de locura y lujuria, nada más.
Sus tibias y tímidas manos seguían posicionadas en mi cadera, sin moverlas en algún instante, creo que disfrutaba lograr quemar mi cuerpo al querer sentir su piel.
—No tienes que hacer esto si no lo deseas —Dije en el momento en que nuestros labios se separaron centímetros.
—Sabes que si es así solo que… —Me miró apenado y acarició mi rostro con el dorso de su mano.
—No lo recuerdes —Sonreí.
Se acercó con delicadeza y besó mis labios con ternura. Llevé las palmas de mis manos hasta sus mejillas y tomé de su rostro con tranquilidad. No quería apurar la situación, era perfecta.
Rocé divertida su nariz con la mía, sonreí, también el.
Nuevamente nos besábamos con cariño y de apoco me di cuenta como el calor entre ambos cuerpos aumentaba. En un momento, antes de empezar una serie de besos desenfrenados… me miró, acarició mi mejilla, acariciando mis labios con la yema de sus dedos y lentitud.
—Te quiero —Susurró sin dejar de mi mirarme.
—También yo… —Suspiré.
Cerré mis ojos y esperé a sentir una vez más sus labios sobre los míos.
—Mírame… —Susurró nuevamente.
Mis ojos se clavaron con los de él.
—When you look me in the eyes, and tell me that you love me. Everything's alright, when you're right here by my side. —suspiró con ternura sobre mis labios y aún no quitaba el contacto visual.
Mordí mi labio inferior y tomando su rostro entre mis manos finalicé nuestras miradas con un increíble y dulce beso.
Lentamente acariciaba mis piernas, mis muslos y así subía por mi cadera hasta llegar a mi cintura tocando mi piel cuidadosamente.
Separó mis piernas con tranquilidad y se acomodó entre ellas.
Esos hinchados labios, esos increíbles besos húmedos vagaban intensamente por mi cuello, mientras yo solo disfrutaba acariciando su espalda y cerraba mis ojos. Pronto llegué hasta al borde de la polera con cuadrados azules y otros con la misma tonalidad, pero más clara. Era un lujo verlo con esa remera puesta, pero ya no resistía el calor… además admitiría que sentir su caliente pecho contra el mío era algo deseado por mí.
Nos fuimos desvistiendo de a poco, mientras sentía sus caricias sin límites. Tocando cada lugar de mi cuerpo… me fascinaba.
Nuestros pechos chocaban con rapidez y sus labios buscaban a los míos con desesperación. Su exquisita lengua abría paso una y otra vez entre mis labios, luego así podía enredarse con la mía. De un momento a otro, sin haberme dado cuenta sentí sus manos sobre mis pechos y hacer una gran presión entre mis piernas. Las ganas de gritar estaban sobre mí, pero no pude hacer más que gemir suavemente sobre su oído.
Me despojó de los pantalones con tranquilidad y sin resistir mas ante su tortuosa cadena de besos en mi bajo vientre. Quería devorar sus labios una vez más, ya lo extrañaba, extrañaba ese exquisito sabor exótico que me brindaba. Desde mi ombligo comenzó a arrastrar su labio inferior por mi piel… por mis pechos cubiertos, mi clavícula, mi cuello… mi mejilla y esperándolo con ansias, mis labios.
Pronto estábamos en ropa interior… Sus piernas enredándose con las mías, era increíble.
Sus labios se separaron de los míos y me miró. Le sonreí con ternura y acaricié su mejilla. Esos tibios dedos tomaron los breteles de mi bracier y los deslizaron hacia abajo. Por primera vez sentí nervios, nunca había llegado a esto con Joe.
Se acopló a mi cuerpo al contemplar el rojo de mis mejillas y así yo pude tomar el elástico de su bóxer y quitarlo del camino.
Besó mis labios con delicadeza… con ternura, ya no era nada brusco, si no único, tranquilo y relajado. Pronto me ayudó a que la timidez que sentía desapareciera.
Besó mi cuello y luego llegó a la loma de mis pechos. Que lindo era, en ni un momento trato de apresurar las cosas, no… por le contrario, le encantaba nuestra situación.
Sentí que pronto no había ni una prenda de ropa en nuestros cuerpos y aún así seguíamos con esas caricias.
— ¿Es esto lo que quieres? —Preguntó corriendo mi cabello detrás de mi oreja.
—Segura —Suspiré y cerré mis ojos.
Sentí su respiración por mis ojos y me percaté de que trataba de besar mi frente, así bajo por mi nariz, sonreí y sentí como también el lo hacía.
Separó mis piernas y mordí mi labio inferior. Lo sentí entrar en mí con total cuidado. No pude evitar gemir sobre sus labios y él hacía lo mismo sobre los míos.
Manejando cada movimiento sosteniéndome de mi cadera, sin soltarme. Era un momento mágico y único, esperaba nunca poder olvidar esto.
Ni se cuando tiempo había pasado y de todas formas no me importaba… solo sabía que aún seguíamos haciendo el amor.
Mordía su hombro en busca de ahogar mis gritos, arañaba su espalda y el seguía ahí, sobre mí… dentro de mí sin querer dejarme ir y dándome besos que con suerte lograban durar 2 segundos.
Finalmente, lo sentí llegar dentro de mí. Ambos optamos por ahogar el placer, los gritos, los gemidos en un beso lleno de amor.
Tomé de su cabello e hice una presión aún mayor… casi imposible.
Agotados, agitados… sin respiración nos miramos.
Acaricié su mejilla y moría por mirarlo a los ojos, aún los mantenía cerrados.
—Te adoro —Sonreí al ver que me miraba.
Sonrió tratando de buscar oxígeno y así calló en mi pecho.
Los minutos pasaron, Joe había caído en un profundo sueño y yo aún no. Me dediqué a mirar la ventana con la cortina entreabierta y poder observar la luna. Era la luz que iluminaba nuestros cuerpos… dulce y silenciosa.
Suspiré y besé el cabello de Joe