La obra.

9 0 0
                                    

Y el sueño se alza como una ola negra. Tres, dos, uno...acción.

Un lugar en medio de la nada, en medio de un bosque eterno lleno de claros. En uno de ellos unas ruinas romanas se alzan. Justo en medio de ellas hay un estadio con una cúpula y gradas.

La gente entra y sale, risas y más risas, voces y discusiones, pero en el centro del estadio una obra se ensaya, son geniales sus actores vestidos con ropas del siglo XIX ruso. Pasa volando al lado mía una bailarina de la danza del vientre, qué extraña su presencia aquí, y sin embargo sus cascabeles me hipnotizan. Como si ella se tratase de un hada, la sigo.

Vamos por un bosque verde fluorescente y brillante.

La noche cae y vuelve el día nublado, tan rápido como en una obra de teatro y el camino nos ha llevado de nuevo al estadio y hay gritos y silencio. La bailarina choca contra una pared y desaparece.

Voy de nuevo al centro del estadio donde los actores y el director discuten, al parecer su bella protagonista ha desaparecido.

Silencio...

Y entonces se percatan de mí. Me señalan y dicen que yo la sustituiré, no nos conocemos de nada, pero de repente todo es muy familiar.

Comenzamos a ensayar, soy terrible al actuar, no entiendo ni sé lo que digo, todo lo que leo parece mal escrito. Mi compañero coge mis manos temblorosas y dice: "Yo te guiaré". Empieza el ensayo en serio y todos van diciendo sus diálogos, llega a mí y repito lo leído como un loro. Pero cuando mi compañero habla y me toca responder, algo cambia en mí, la obra se hace real, lo hago tan natural, que ya soy más personaje que real.

"Aburrida burguesía en la que estoy atrapada, condenada a un matrimonio que aún no se ha celebrado. Todos me miran por esta nevada calle. Todos saben quién soy, si no es por mi belleza y juventud, es por el dinero y prestigio de mi familia, a la que obedezco sin rechistar, total, todo es tan aburrido en este lugar.

Conozco a mi prometido al llegar a mi hogar, no podría ser más soso y vulgar este caballero de pulcro aspecto.

Y una buena noticia llega, un circo en la ciudad, bendita tijeras que rompen la rutina. Mis padres y mi prometido vamos.

Es en ese loco lugar donde conozco a alguien cuya mirada ya me tiene atrapada. No es un hombre del circo, es un hombre normal, pero sus ojos negros me pierden. La fortuna nos sonríe, nos encontramos y charlamos, la vida ya no me parece tan rutinaria. Es un hombre de mundo, un viajero de ojos negros y sonrisa brillante, ríe y el corazón se me para.

Nos vemos a escondidas cada día más y más, me propone que huyamos, sabe que no amo a mi prometido, nuestra pasión quiere ser real, yo le detengo, fijamos una hora para escapar. Vuelvo a casa corriendo, cojo todo lo que necesito y salgo sin que nadie se percate. Maldito vestido que me hace más lenta.

Entonces el destino se cruza en forma de coche de caballos, caigo...  Lo último que veo es a mi prometido salir del coche y acercarse, pero no oigo lo que dice. Mi pelo y mi sangre inundan la blanca acera, todo termina tan rápido..."

...como este sueño al despertar.

Sueños de EsperpentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora