Enséñame A Bailar

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Otra de las pasiones de Sarah era el baile; no, no era una experta en ello, pero tampoco es como si los estándares en su comunidad fueran muy altos para ello (la mayoría de las chicas que practicaban tal disciplina lo hacían sostenidas de un tubo, pero oigan: hay que ganarse la vida).

Era simplemente una actividad que disfrutaba con dicha, sin ironías o penas; hasta llegó a considerar unirse al club de animadoras, de no ser porque eso exigía disciplina, tiempo, paciencia y poner atención.

Pero eso no significaba que no pudiera disfrutar del acto en otros contextos; como un baile de beneficencia del padre de Allyson.

—Escucha, realmente no es algo que me llame mucho la atención —su amiga pelirroja le comentó mientras ambas caminaban rumbo a la escuela—, pero me dijo "oye, puedes llevar a una pareja más si es que lo deseas", y bueno, cualquier ocasión en la que se sirva comida gratis no puede ser descartada así como así, ¿verdad?

—¿Para qué es, en todo caso?

—¿Oficialmente? Para recaudar fondos y salvar alguna especie de ave oriunda del Amazonas. ¿Extra-oficialmente? Para que algunos peces gordos de la ciudad puedan deducir dinero de sus impuestos.

—Oye, si los ricos supieran el buen negocio que es ser bueno serían buenos aunque fuese sólo por negocio.

—Supongo que es verdad.

—Entonces, ¿supongo que llevarás a Jake, no?

—Necesitaré civilizarlo un poco —Allyson respondió, sonriendo y un tanto encogida de hombros—, pero creo que puede lograrse. Llegamos a la Luna, le puedo pedir a él que se comporte por unas horas.

—¿Nada de asaltos?

—Nada de asaltos. Pero, además, ¿no querrás ir con Will?

—¿Qué? ¿No puedo ir sola? ¿Necesito a un hombre a mi lado para poder pasar la entrada?

—Yo no sugerí eso; y en todo caso, por mi podrías salir con otra chica, eso no importa: igual creo que hasta a mi padre le gustaría más; la agencia para la que trabaja trata de proyectar una imagen de más tolerancia, aceptación y ya sabes, todo eso; una birracial bisexual en un evento de gala se vería bien el las fotos de los diarios.

—¿De verdad lo crees? —Sarah comentó, con sus ojos emanando una luz cual la de un infante inocente, tomando la muñeca de su amiga.

—¡No conmigo! —Allyson exclamó sonrojada—. ¡Eso no me va! —sacó su mano del agarre de la morena—. ¡No que haya algo malo con eso, aclaro! ¡Es un nuevo mundo y todo eso, pero...!

—Allye, Allye, cariño —le contestó—, para por favor: sólo estaba bromeando. Igual somos más como hermanas; sugerir algo así sería... ugh, sólo a alguien con la mente cochambrosa se le ocurriría tal idea.

—Gracias por esa imagen mental, realmente la necesitaba —la pelirroja contestó, con mejillas del tono de fresas recién cortadas—, p-pero, ¿entonces, me dejarás sola en tal labor?

—Supongo que puedo intentarlo —Sarah ladeó su rostro tras comentar—, y... ¿esto es algo formal, no? ¿O...?

—Mira, es de medio ropa incómoda, no te mentiré; en la noche, salón privado, muy de gente pretenciosa. Pero le he dicho a mi papá que no en muchas otras ocasiones, y ya no se me ocurre que más decirle, y además ahora sí necesita gente que medio ocupe asientos en las mesas. No te lo estaría pidiendo si no lo necesitara.

Amor Para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora