ᴠᴇʀᴀɴᴏ: 02

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|!|Advertencia: El contenido de este capítulo puede no ser apto para personas sensibles,ya que contiene temas que son fuertes.

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Se sentó en la orilla de su cama,y se puso a pensar en su corta vida,analizando cada detalle. Lo tenía prácticamente todo. Tenía amigos,no demasiados pero los justos. Le iba bien en la escuela,tenía una buena familia. Pero...¿cuál era el problema?
Estaba frustrada. Cansada de que a pesar de todo,seguían tratándola casi siempre igual. Cuando un amigo se sentía mal,ella trataba de animarlo. Pero,cuando ella estaba mal,era lo mismo de siempre.
Un "cómo me gustaría ayudarte,pero... en verdad lo siento,ahora no puedo" siempre salía de la boca de sus supuestos mejores amigos. Y,bueno,el que era realmente su mejor amigo,sabía que siempre le diría lo mismo: "ánimo". Sólo eso. No pensaba que estuviera mal. Simplemente le gustaba pensar que algún día tendría de esas amistades que al parecer nunca le pasaban a ella. De esas con las que de verdad podías contar para todo. Pero no. No era su caso.

El caso, es que estaba cansada de que siempre la trataran así. De que cuando sus amigos decidieran hacer algo,fuera la última persona en enterarse de ello. Cansada de que hicieran a veces planes sin ella. Estaba también cansada de que le exigieran tanto en su familia,de que,de acuerdo a ellos,todo lo que hacía "estaba mal". Lo curioso es que,a pesar de que su familia siempre la apoyaba,no dejaba de existir la posibilidad de que al final, aunque la hubieran motivado,le terminaran aplastando esas motivaciones con ideas que muchas veces no tenían sentido.

Estaba harta. A veces pensaba el qué pasaría si ella no existiera. Algunas veces pensaba en suicidarse,pero luego sentía que no era la solución.

Pasó el tiempo,sus supuestos amigos se alejaron de ella. Dejaron de hablarse. Sintió que debía cambiar,se hizo más fuerte con todo lo anterior. Creció.
Sin embargo, no dejaba de tener colapsos de depresión contínuamente. Esta vez,tenía amistades más sinceras. Cuando se sentía mal,prefería guardárselo para sí misma,ya que no quería ser una "molestia". Ni siquiera su familia sabía que solía estar en esa situación. No quería que le dijeran que estaba loca. Su familia a veces podría ser muy agresiva. Mejor no arriesgarse,pensaba.

▪▪▪

Volvió a pensar en su corta vida. Los pensamientos sobre suicidarse volvían. Esta vez se le hacía más ridículo aquello.

Y...¿Qué tal si hubiera una forma de matarme lentamente? Pensó. Recordó lo que había visto en algunas clases de biología. Pensó en algún trastorno alimenticio.
De inmediato se puso a leer sobre los antes mencionados.
Pensó en empezar a practicar la bulimia. No dejaría de comer para que su familia no se preocupara,pero tarde que temprano lo devolvería en el retrete. Pensó que sería la opción más "viable". Sin duda,iba a cometer una locura,pero sentía que no tenía alternativa y que tal vez sería la única forma de sentirse mejor.

Pasó el tiempo,y la bulimia ya era parte de ella. Usaba varias prendas de ropa para que así no notaran que había adelgazado bastante. Todo estaba como si nada... o al menos eso parecía.
Ella seguía sintiéndose mal,débil,pero debía de admitir que al empezar con la bulimia,ya no se sentía tan mal como solía estarlo.

Un día,su madre la observó detenidamente y se dio cuenta de que algo pasaba con ella. La llevó a un doctor,el cuál le dijo el diagnóstico que ella ya esperaba. La madre,sorprendida,decidió llevarla con un especialista para tratar su problema. Eso,y un psicólogo,debido a la depresión que le había revelado a su madre una vez que ella estuvo insistiendo en si había algún otro problema.

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