Capítulo 2.- Buscando Novio...

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Había mucho calor, Edgar se estaba ahogando en su traje de oficina, la corbata le asfixiaba tanto que mejor decidió quitársela, al igual que su saco de vestir

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Había mucho calor, Edgar se estaba ahogando en su traje de oficina, la corbata le asfixiaba tanto que mejor decidió quitársela, al igual que su saco de vestir. Iba caminando apesumbrado por la calle, no quería perder su trabajo, pero era imposible conseguirle un novio a alguien tan insoportable como su jefe.

Es que... Siendo honestos, quien aceptara ser la pareja de Druzo sería el equivalente a un sacrificio humano, a morir sin haber vivido, al fin del mundo, al apocalipsis zombie instalado en la tierra, al tipo de situación en la que mejor corres por tu vida.

Si no conseguía novio para su jefe, ya podía ir pensando en un trabajo nuevo y todo sus esfuerzos por soportar a este hombre, se irían al cesto de la basura.

Todo se resume en una sola cosa. Conseguir novio a su jefe o conocer lo que sienten los sentenciados a muerte aceptando ser pareja de Druzo.

Sería más fácil si su jefe no fuera un tirano que se escapó del inframundo, ¡¿Qué iba a hacer ahora?!... Sí, estaba perdido.

—¡Holaaaa osito de goma!!!- Edgar había llegado al departamento de su amiga Karen
—¡Te extrañé!- la chica chaparrita igual que él estaba colgando del cuello del chico. Ella siempre hacía eso.

—¡Karen!- se quejó el ahorcado
—¡Oxígeno, lo necesito!

Ella comenzó a reír y lo soltó revolviendo su cabello negro
—Reina del drama como siempre.

—Eso es porque todo me pasa a mí siempre- se quejó Edgar.

Karen comenzó a reír y lo tomó de la mano —Ya, ven acá quejoso.

Pasaron al rededor de una hora platicando sobre lo sucedido y Karen reía a carcajadas cuando Edgar le contó del salvaje beso que le había dado.

No es que el fuera un santo, pero simplemente no le gustaban las cosas tan toscas.

Decididos a encontrar a un novio para Druzo, los chicos hicieron en Internet un perfil al que le pusieron la foto del hombre y una descripción que resultara atractiva.

Media hora después, ya tenían plática con cinco personas distintas que estaban interesadas en salir con Druzo.

—"Chicosexy21" está muy guapo- comentó Karen —Es experto en danza clásica, solo que tiene una presentación la próxima semana, no podría ir a ese viaje con tu jefe.

—Queda descartado entonces- Edgar hizo un gracioso mohín con su nariz —¿Y qué tal "Marrion69"?

—No creo, aqui en sus datos- ella señaló la pantalla en la computadora —Su estatura es mayor a la de tu jefe.

—Cierto, eso no le gustará al Conde Drácula- el chico se quitó sus lentes y apretó el puente de su nariz.



La puerta de entrada se abrió, entró un chico delgado, no tan alto, no tan bajo, con el cabello largo cubriendo casi su rostro, una camisa negra holgada con un viejo dibujo de una calavera, un piercing en la nariz, otro en la ceja y otro en la boca; vestía un pantalón de mezclilla roto en las rodillas, tenis viejos y un gesto de "Muérete si me miras" en su rostro.

—¡Hola Milo!- Karen saludó al recién llegado y señaló a su amigo —Te presento a mi amigo Edgar.

Milo saludó con un asentimiento de cabeza —Hola- musitó y caminó pasando de largo hasta la cocina.

—¿Quién es ese?- Edgar preguntó curioso al ver a Milo ir a tomar un vaso de agua. Tomaba como desesperado, como si no existiera un mañana, casi de dos tragos enormes se acabó su agua.

—Es mi primo, discutió con mis tíos y decidió independizarse de ellos, vino a vivir conmigo y compartimos la renta del departamento.

El teléfono celular de Karen comenzó a sonar, después de ver quien hablaba extendió el aparato hacia su primo —Hey Milo, te habla tu novio a mi celular.

Él hizo un gesto de desagrado y de mala gana respondió
—¡Si no te respondo en mi teléfono personal es porque no quiero hablar contigo!- gruñó
—¡Deja de fastidiar!- colgó y devolvió el aparato a su prima.

—¿Y ahora porqué están peleando?- Karen invitó a Milo a sentarse con ellos.

—Encontré a Félix con el panadero... Digamos que estaban haciendo crujir el pan- Milo se sentó de golpe en un silloncito individual —Por eso terminé con él y no quiero verlo- el chico pasó una de sus manos para mover un poco de su cabello, al verse más sus ojos, Edgar pudo ver que al parecer eran ojos grandes y negros, detrás de largas pestañas gruesas.

—¿Y tú qué tanto me miras, hormiga?

—¡Eres perfecto!- Edgar se puso de pie de un brinco y miró a su amiga —¡Él es perfecto Karen!

Milo miró a Edgar y a su prima alternativamente —Y esta es la parte, en la que me voy y los dejo solos, porque a mí no van a meterme en sus royos cuales quiera que sean, asi que adiós- se puso de pie para retirarse.

De inmediato Edgar se atravesó en su camino —No te vayas, tengo un excelente propuesta que hacerte.

El chico lo tomó por los hombros y lo hizo a un lado —Lo siento hormiga, no puedo ayudarte.

—¡Milo!- gritó Karen y señaló el sillón —¡Siéntate ahí en este instante y no me hagas repetirlo!

Los dos chicos se miraron entre sí, intimidados por la chica loca frente a ellos.

—No me asustas para nada primita- la voz de Milo era segura y firme, pero el tono mandón de su prima lo hizo refunfuñar y hacerle caso.

Así juntos, Edgar y Karen contaron a Milo todo el embrollo que tenían con Druzo.

Así juntos, Edgar y Karen contaron a Milo todo el embrollo que tenían con Druzo

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