CAPÍTULO 11~♪

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No pues algo me impulso a ir al dia siguiente, y quien dice algo dice alguien... Le conte a Xeila lo de que tenia que venir a psicólogo porque quería quedar conmigo y aunque obviamente le dije que no era obligatorio ella insistió y esta justo aquí a mi lado empujándole dentro del ascensor.

— No tienes porque entrar conmigo...

— No voy a entrar contigo, voy a asegurarme de que entres y luego esperare a que salgas.

— No tienes que hacerlo, simplemente vete a casa, te aburrirás mucho y no se cuanto tardare ahi dentro.

Estaba tan nerviosa que me apetecía fumarme una hojita de maria... Pero no iba a permitir que xeila se enterara de mi drogadicción así que ni lo intente.

— No te preocupes he venido preparada —me enseña como tiene descargado un montón de libros, lee demasiado creo.

Llegamos a la planta y salí, otra vez, siendo empujada por mi acompañante. En la puerta indicada estaba edwar al parecer esperándome.

— Anne-marie, no creí que vendrias. —me saluda de forma muy amistosa— y tu no eres Ofelia.

—No señor, debido a que esta señorita no quería venir la he traído a rastas, no por nada si no porque si viene al psicólogo es por algo. No digo nada más y la dejo en tus manos.

— ¿Por qué me haces esto? Pensé que te caía bien —hago un puchero.

Espera, ¿desde cuando dejo que otra persona se comporte asi conmigo y que no es ilie?, ¿desde cuando hago pucheros? Alguien que me explique que c*ño me esta pasando por favor.

— Señorita es lo que toca, hablad mucho y recuerda que estare aqui esperando por ti. —hace una pausa y se rie— ha rimado.

Edwar me arrastra adentro y cierra la puerta, me ofrece asiento en un sofá que se ve bastante cómodo y el se sienta en su mesa.

Me fijo que es el típico despacho que esperas que tenga un psicólogo, estanterías repletas de libros, sellos sobre la mesa, un sofa donde recostarte... Y entonces empieza a hablar.

—Dado que es nuestra primera sesión solo quiero que hagas dos cosas para empezar y luego ya veremos. Empezare por explicarte que esto no es como el grupo de ayuda como podrás imaginar, aquí solo das tu, yo simplemente escuchare lo que tengas que decir pero salvo excepciones solo habladas tu del tema dado al principio de la hora. Todos los días que vengas tendrás que empezar diciendo como te sientes, si tienes ganas de drogarte o no y si lo has hecho últimamente o no. No olvidemos que te conocí por eso y no vamos a dejarlo de lado. Quiero aclarar que no quiero respuestas de bien, mal, regular, si, no; quiero que justifiques eso diciendo por ejemplo: me siento como un girasol cuando amanece o si porque me ha ido horrible el dos y he suspendido literatura por ejemplo. Ahora ya podemos empezar.

— Haber, haber, haber, para el carro. Yo en ningún momento he dicho que vaya a venir para empezar, tampoco es que sea millorania como para costearme este tipo de cosas —eso claramente era mentira pero buscaba escusas— y no me gusta hablar de mi, si he venido fue por que me han empujado literalmente.

— No es escusa, estas aquí y eso es lo que importa, y no importa el dinero esto es extra oficial así que no tienes porque pagarme, lo estoy haciendo como persona que ha visto que tienes problemas y que no puedes abrirte como es debido delante de todo el grupo. Llegara el momento en el que estés preparada y te diré que dejes de venir a estas horas pero hasta entonces eres sola y absolutamente mía durante una hora todos los días y si no puedes venir un día por lo que sea llamas y me lo cuentas, si un día te ha pasado algo llamas y me lo cuentas o si simplemente quieres hablar porque te has peleado con Ofelia o con la chica del pasillo vienés y me lo cuentas que para eso estoy. Y ahora si empecemos.

Me resigno a sentarme y empezar a hablar dado que tiene más argumentos, experiencia y autoridad que yo, una chica casi quince años.

— Me siento como una flor en primavera y no quiero drogarme porque estoy feliz con mi vida actualmente, tampoco lo he hecho recientemente.

— No me vale repite.

— Yo he contestado.

— No con sinceridad y entonces no sirve para nada, venga, repite.

Bufo y ruedo los ojos hasta llegar a mi pulsera de la suerte, se la cogí del cadáver de mi hermana cuando intente sujetarla aunque ya sabemos el resultado.

— Me siento como... —pienso un rato intentando identificar como me siento y midiendo bien mis palabras— me siento como si tuviera la nariz tapada y me metiera a la ducha con el agua fría puesta. Me quiero drogar obviamente por como me siento ahora y sabiendo que al llegar a casa la escena no va a a cambiar mucho. Se supone que no debería de haberme drogado últimamente pero si digo que no me hará repetirlo y no me apetece así que diré que si, si lo he hecho porque debido a cosas, sin ellas no me concentró.

Y ahí estaba yo en una habitación desconocida con alguien que veo rara vez y del cual solo me sé el nombre, con mi ¿amiga? Fuera esperando mi salida y hablando de cosas que ocultaba muy dentro de mi.
Supongo que a veces viene bien tener a alguien que no sepa nada de ti y que le puedas contar todo.

El Ultimo Paso Es Aceptar Que Solo Puedes Salvarte TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora