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— Ofelia. Oye, no me ignores. ¡Hey! ¿Hola? Venga, no me ignoreeesss.

Me encontraba en la habitación de Ofelia acostada junto a ella, empujándola con mi pie para que me hiciera caso.

—Ya, ya, —cierra la revista que sujetaba.— que quieres.

— ¿A ti te molan las chicas no?

— ¿Que te hace pensar eso? —vuelve a su revista.

— Oh vamos, te conozco desde hace mucho tiempo a mi no me engañas. Además siempre comprar esta revista —se la cojo con los dedos del pie— por la sección de las modelos.

— Vale, si, ¿y eso a que viene ahora? Elein estas muy rara últimamente, no sera que te gusta alguien ¿verdad?

— Pues no lo se —juego subiendo y bajando la pierna con la revista aun entre mis dedos— por eso te pregunto.

— Y es una chica.

— Premio.

— y qué quieres saber exactamente. —coge la revista nuevamente.

— Para empezar quiero estar segura de que me guste y que no sea simplemente curiosidad, ¿me explicó?
Osea, cuando estoy con ella a veces me cuesta contenerme y temo avalanzarme sobre ella.

— Curiosidad no es, ¿o acaso sientes algo cada vez que nos acostamos? —y ahi esta esa sonrisa picara tan característica de ella.

— Por fin me haces caso —vuelvo a molestarla con el pie. — ¿y tu acaso sientes algo cada vez que lo hacemos?

Me gustaba pasar tiempo con Ofelia, con ella podía actuar como una "adolescente normal". No era tan fría, después de todo era mi mejor amiga. Ella conoce cada pensamiento, cada sentimiento, cada idea, todo sobre mi, sabe más que Ilie y eso es decir mucho.

Evito mi pregunta y obviamente sabia que ese silencio y esa evasiva era un claro sí.

— ¿Puedes parar con el pie o... Acaso quieres comprobar tus sentimientos? —hay un silencio y bajo el pie dejando así de molestarla— por eso has venido a mi casa. —otro silencio inunda la habitación y veo a Ofelia acercarse y empezar a hacerme cosquillas.

Entre risas intento decirle que pare y milagrosamente lo hace para acabar besándome.

— pues vamos a comprobarlo.

— Vale.

Sí, a veces me acostaba con mi mejor amiga pero era nuestra forma de expresar lo mucho que nos queríamos, me explico; desde pequeñas hemos crecido viendo y experimentando con el sexo. Ella por su madre y el prostubulo que regenta y yo por vivirlo desde siempre. Ninguna había visto otra expresion del amor y por eso un simple 'te quiero' era algo vacío para ambas.

Con esto no quiero dar a entender que me gustase ser prostituta, en realidad lo odiaba con toda mi alma pero sin duda acostarme con Ofelia no me molestaba en absoluto.

Más de una vez aquellas tardes con mi amiga me salvaban y me ayudaban a entender que, aveces y tan solo a veces, el sexo era disfrutable y placentero cuando no te obligabas a practicarlo con frecuencia con personas que ni siquiera conoces acambio de dinero.

El Ultimo Paso Es Aceptar Que Solo Puedes Salvarte TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora