Capítulo 5: Alpha

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-Oh no- murmuró Laila.
-Nos odian, ¿Verdad?- se lamentó Zack.
Un gruñido llamo su atención, Lucas ya transformado les pedía atención. Los cuatro se agazaparon transformados.
Cuatro Desalmado salieron lentamente de las rejas, dos tigres, un águila y una víbora.
-¿Qué es esto?- gruño furioso Lucas.
-La prueba consistía en un sólo desalmado- siseo Tye.
-Nos está probando- apuntó Zack.
-Eso es obvio- bufo Laila.
-Me refiero a que nos pusieron con nuestro propio peso- explicó el rubio- uno para cada uno, están viendo con fuerzas separadas e igualadas
-Se acabó la charla- ladro Lucas.
Los desalmados los rodeaban despacio gruñendo, siseando y llenos de sangre.
-Terminemos con esto rápido- siguió el felino.
Laila rugio tan amenazante como pudo, Lucas la siguió elevándose en dos patas, cayendo al suelo con fuerza, rugian tan fuerte como podían y los truenos de la tormenta los acompañaban.
Zack y su oponente chocaron con dureza, Tey parecía un remolino de colas y dientes, Lucas tenía al tigre en su boca y Laila rasgaba la cara de su contrario.
El desalmado salto sobre ella casi tumbandola al piso, abrió las fauces y clavó sus colmillos en el hocico del tigre, este salto para atrás y ella siguió su movimiento, saltó sobre el con firmeza clavando las zarpas en su pecho y los colmillos en el cuello, su vista se desvió rápidamente a Zack, el águila lo tenía agarrado de las garras y lanzando picotazos se dejo caer, el peso arrastró a Zack y no pudo retomar vuelo
Laila solto el cuello del tigre y corrio por Zack.
Simultáneamente, Lucas dejó a su contrario de una zancada y corriendo en dirección a Tye alcanzó al Desalmado clavandole los colmillos.
Con un salto Laila alcanzó al Desalmado y este deshaciendose el agarre quedó en merced de sus garras, de un tirón lo mandó en dirección a Tye y Lucas lanzó la víbora a Zack. El cuello partido y los filosos colmillos en la garganta dieron fin a esos dos.
-¡Laila!- gritó Lucas desesperado.
Muy tarde, uno de los tigres ya se había lanzado sobre ella, de un salto llegó a su posición y agarrando al tigre por el lomo logró desmontarlo de ella.
-Gracias- susurro Laila recuperando la respiración.
Tye y Zack atacaban a los Desalmados con todo lo que podían.
-Lucas, tenemos que hacerlo nosotros- exigió Laila- sólo nosotros.
Había comenzado a llover y los truenos se oían en todas partes.
Lucas miro su cara, manchada de sangre negra y tierra nunca la había visto más intimidante.
-¡Tye!, ¡Zack! Dejenlos- grito Lucas.
Ambos ocurrieron a su encuentro, sus amigos se retiraron rápido extrañados.
-¿Qué pasó?- preguntó Tye.
-Dejenoslo a nosotros, ataquen cuando ya esten en la ultima- ordeno Lucas, los dos asistieron y se alejaron del centro.
-¿Lista?- pregunto a Laila.
-Siempre.
Lucas rugio tan fuerte como su garganta dio, Laila lo siguió, ambos irguiendose en sus patas delanteras trataban de intimidar a sus enemigos. Los truenos parecían acompañarles, se mezclaban con los rugidos ensordeciendo a todos.
Ambos corrieron a su encuentro, Laila tenia el corazón en el cuello y sus pulmones ardían por oxígeno, Lucas estaba consciente de todos los músculos de su cuerpo como se tensaban y estiraban con cada zancada.
Justo antes de llegar hasta ello dijeron un viraje brusco, entorpeciendo a los Desalmados.
-Que se pongan espalda contra espalda- indicó Lucas.
Corrían envolviendoles, rugiendo mientras las zarpas volaban, poco a poco se fueron poniendo espalda contra espalda.
-¡Ya!- gritó Laila.
Ambos corrieron contra el que tenían en frente, sus patas hacían huecos en la tierra, saltaron con la mayor potencia posible directo a la espalda del contrario, Lucas clavó las garras en el cuello del tigre haciendo que este se irguiera, Tye no tardó en clavarle los venenosos colmillos en el cuello, Laila dejó de sostener al Desalmado en cuanto Zack le desgarro la garganta.
Los cuatro muchachos, sudados y agotados se transformaron y el silencio seguía en la arena.
Lucas miró sus amigos sonriendo y se sorprendió.
Los tres arrodillados frente a él.
Era el Alfa.

La Ciudad de las BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora