El Pecado en sus 20

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Tiene 20, y sus ojos destilan la más pura inocencia.

Tiene el pelo castaño, y tan desordenado como el anhelo del alma para el amor.

Tiene la actitud tímida, con una devastadora determinación.

Es el pecado en sus 20.

La piel blanca y pura que muestra es su perdición.

Entonces, sus dientes llevan la culpa por querer marcarlo.

Puede culpar a sus manos por querer poseerlo.

Puede culparse él mismo por ser esclavo de su piel, de su amor, de su mirada.

Puede culparse por amarle con locura, ¿puede?.

No.

Son esos ojos los que lo arrodillan, es esa mirada la que lo derrite, es su piel en sus labios lo que lo llevo a su más ardiente perdición.

Ya no le importa entrar en el cielo o el averno.

Cuando en su boca, podía encontrar su propio infierno.

-A. I. Maradiaga.

El Colibrí Que BrincabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora