Narra Ali
Una semana, una semana había pasado desde que me corrieron de la escuela, desde que me quedé sin trabajo, desde que perdí el único recuerdo de mi madre y el dinero que tenía ya se estaba acabando, todos los días salía a buscar trabajo, pero nadie me daba nada, estaba en la casa cuando alguien toca la puerta
- Ya voy- grité parandome lentamente del sofá y caminé sin ninguna prisa hacia la puerta pero cuando la abrí lo puede ver, el rostro de ahora, mi peor enemigo Alonso y con coraje le dige
- Largate- traté de cerrar la puerta en sus narices pero su pie entre ella me lo impidió
- Escúchame, por favor - suplicó con voz desesperada haciendo que mi coraje se desvanezca un poco pero no lo suficiente para dejarlo pasar así que me recargé contra el margen de la puerta.
- Mi madre está realmente mal y sólo quiere verte, es su último deseo. Mierda! no lo hagas por mi, hazlo por la amistad que se tuvieron ellas, tu madre y la mía.- dijo mientras sus ojos se empezaban a ver critalinos, una pequeña gota de agua rodó desde sus ojos hasta su mejilla, sabía que una no se comparaba con las tantas que yo había soltado en estos últimos días por su culpa pero si mi madre hubiera tenido un deseo antes de morir hubiera hecho lo necesario por cumplirselo, me puse en su lugar y aunque no haría a nadie tanto daño como él me lo ha hecho a mi, acepté ir con él.
El camino fue silencioso, nadie hablaba y mi vista sólo estaba en el bello paisaje que se asoma por la ventana de su lujoso auto hasta que puede ver una casa tan grande como la que yo tenía cuando era pequeña, me mordí el labio inferior tratando de no soltar unas lágrimas por que no queria que él me viera débil, bajé del auto y pude ver todos los adornos lujosos, Alonso me hizo una seña con la mano para que lo siguiera por las escaleras hasta un gran cuarto donde ví una figura postrada en una cama atada a unos aparatos que estaban por todo el cuarto haciéndolo parecer un hospital miniatura, avanzé lentamente hasta llegar a la cama y sabía que Alonso estaba detrás de mí pero se quedó al margen de la puerta.
- Querida- dice una voz un poco acabada, la madre de Alonso me miraba y acariciaba maternalmente mi mejilla derecha a lo cual yo sólo sonreí.
- Mira que grande y guapa te has puesto, igual a tu madre - al decir eso todos mis músculos se tensaron por que no estoy acostumbrada a hablar de ella
- Sabes, antes del accidente, tu madre y yo pensamos que sería muy buena idea que mi querido Alonso y tú se comprometieran - dijo con una sonrisa triste volteando a ver donde estaba Alonso
- Y nunca se pudo por las circunstancias pero ahora que estoy en esta cama debatiendo me entre la vida y la muerte quise cumplir mi último deseo, pero mi hijo es muy bueno y te va a amar y cuidar como nadie, tan seguras estábamos tu madre y yo de que se iban a casar que decidimos darles una cadena , la tuya tendría que ser igual a esta- dijo sacando una pequeña cadena de su cuello y cuando la vi, no pude contener mis lágrimas más tiempo, salí corriendo de la habitación quedándome enfrente de otra cubriéndome la boca para evitar que unos sollozos saliera
- Ocurre algo? está bien?- preguntó Alonso preocupado
- No! por tú culpa tuve que vender el último recuerdo de mi madre, la cadena que mencionó tu madre y ahora ya no tengo ni siquiera eso, espero que estés contento- reclamé con mis ojos llenos de lagrimas
- Eso no es mi culpa, tu decidiste venderla, podías haber aceptado mi acuerdo y ahora la tendrías - dijo con el mayor cinismo del mundo
- Como sea, ya vine, vi a tu madre y ahora me voy- dije limpiando mis lágrimas lista para irme pero él me jalo del brazo impidiendomelo
- Esta bien, intenté ser paciente contigo pero no funcionó, que pasaría si llegaran dos hombres a tu casa y le dieran un susto a tu abuela?- mis ojos se abrieron de sorpresa, no podía creer lo que estaba haciendo.
- Mientes- afirmé
-Esta foto te convence?- dijo enseñándome su teléfono donde tenía una foto de mi abuela con la misma ropa que hoy llevaba puesta.
- No te atrevas a hacerle nada. Ella no tiene la culpa!- grité mientras lo señalaba con el dedo
- La culpa no la tiene ella, la tienes tú por ser tan terca y no aceptar mi oferta desde un principio, pero estas a tiempo, en el despacho tengo los documentos para que los firmes y si no lo haces, mis hombres tienen instrucciones - nuestras miradas se conectan y sabemos que ninguno de los dos está jugando, las cartas están sobre la mesa pero está vez el tiene el poder.
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Lo que yo te di (TERMINADA)
RomanceEl odio fue mi fiel compañero cuando lo conocí, Alonso Maximo, el hombre más despreciable en este mundo y por culpa del destino... mi marido. Prohibidas las adaptaciones