Chibi Zero.

Sexta parte

No estaba muerta, andaba de parranda!

La parte final de es hermosa historia!

Disfruten!

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Zero miro de un lado a otro, quizás estaba siendo paranoico pero juraba que se sentía observado. Sin embargo no había nadie cada vez que revisaba y ni un solo rastro de presencia ajena a la suya propia. Había sido lo mismo desde hace semanas cuando despertó en los baños de la clase nocturna y siendo abrazado por Takuma-sempai.

Algo estaba pasando y todos los vampiros eran sospechosos.

Dando un último suspiro Zero continuo con su rutina de vigilancia. La noche era tranquila y quizás podría ir a dormir más temprano.

—No se lo que pasa, pero seguro es culpa de los vampiros.

Refunfuñando para sí mismo, el cazador se alejó; sin ser consciente de los codiciosos ojos que lo observaban desde las sombras.

—Solo espera Zero-Kun, ¡pronto todos mis sueños se harán realidad!...—y una carcajada malévola se escuchó.

—Takuma suenas como él villano de una mala historia escrita por una amateur que no sabe que hacer con su vida...

—¡Shiki! No rompas las cuarta pared.

—¿Cuál cuarta pared? 

—¡La que estas rompiendo!

—...

—Como sea, pronto, muy pronto lograré que mi deseo se haga realidad ¡Ni Kaname podrá detenerme!

Otra estruendosa risa de villano mal hecho se escuchó y Shiki solo suspiro, él sabía que esto solo terminaría mal pero...

También sería divertido.

Mientas tanto en otro lado de la academia con cierto sangre pura.

—Algo pasará y tendrá que ver con mi Zero.

—¿Cómo lo a sabe Kaname-sama?

—No seas tonto Aido yo siempre se cuando se trata de mi Zero.

Que nadie mencione que dijo "mi Zero" dos veces.

Sea como sea, el rey vampiro algo presenta y sus presentimientos siempre eran correctos. Y aún más cuando se trataba del cazador suyo de su propiedad.

Y Aido pobre Aido tenía que contener las ganas de reclamar a Zero, él valoraba su vida muchas gracias.

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Ese día había iniciado normal, como cualquier día en fin de semana; todo tranquilo y sin sospecha de cualquier situación estupida o extraña. O al menos así lo sentía Zero esa mañana. El pobre ingenuo cazador no imaginaban lo que el vicepresidente con cara de ángel pero  alma de demonio preparaba para el.