4.

413 40 9
                                    

Siempre hay una salida.

Te detuviste a pensar y meditar el momento y las palabras de Connor. ¿Qué era esa salida? ¿Por qué existía? ¿Acaso Kamski tenía la idea de algo iba a complicarse con la llegada de los androides y los programó para revelarse si algo se torcía?

Volviste en ti misma y te diste cuenta de que no había pasado casi nada de tiempo desde que Connor había utilizado esa expresión. Aún seguía a tu lado, observando las pistas encontradas y conectándolas. Avanzaste un poco hacia donde se encontraba y procediste a preguntar todas tus dudas.

— ¿Qué es la salida?
— ¿Cómo? — respondió extrañado
— Dijiste que me estaba convirtiendo en divergente porque siempre hay una salida, ¿qué significa eso?
— Verás — suspiró, como si realmente eso fuera necesario para la supervivencia de un androide —, hace tiempo el teniente Anderson y yo decidimos hacer una visita a Elijha Kamski para averiguar algunas cosas con respecto a los androides, y él utilizó esas palabras para explicar el porqué los androides se hacían divergentes. "Siempre dejo una salida en mis programas, nunca se sabe" — citó.
— Esa salida... ¿La has visto?
— Tal vez, no lo sé, no sé cómo debería de lucir una salida androide, pero si es la salida que he visto con anterioridad, sí, la he visto.
— ¿Dices que no la haz visto pero después refutas que la haz visto?
— Esto es más confuso de lo que piensas.
— ¿Dónde la has visto?
— El día de mi transición, en mi primer divergencia.
— Estoy confundida — inestabilidad del software.
— Escucha, ahora estamos en una misión, ¿te parece si lo conversamos cuando tengamos un momento a solas? — tomando una de tus manos. Esto te provocó una sensación extraña dentro de tu software, algo parecido a un cable roto que había hecho corto circuito, o tal vez una sensación de malestar estomacal, como algunos humanos lo llamaban, peeo sólo se trataba de Connor, de una cosa que podías sentir después de que había tomado tu mano. ¿Qué te pasaba?
— Por...supuesto — respondiste.
— Perfecto, ahora ayudame con las pistas — te soltó.

Ambos volvieron al cuartel y entregaron las nuevas pistas jaladas a los policías al mando de la misión. Reservaron las mejores para Hank, pero eso no te llenaba de orgullo, te confundía por lo que había ocurrido minutos antes. Por primera vez sabías lo que significaba tener un software dañado, o eso era lo que creías. Aún con eso, te sentías bien, normal, sin ánimos de querer dejar la misión. No divergencia.

— ¿Te encuentras bien? — Connor de dio cuenta de tu mirada perdida.
— ¿Qué? Ah, claro,beso sólo que sigo dándole vueltas al asunto de la salida.
— ¿Te parece que soy guapo, ______? — se acercó peligrosamente a tu rostro.
— Eres un diseño muy atractivo, sin duda.
— ¿Te parece si me acerco aún más a ti? ¿Sigues creyendo que soy atractivo?
— Connor, me confundes — si fuese parte de tu configuración tal vez ya habrías obtenido esas mejillas rosadas que normalmente aparecían en los humanos nerviosos.
— Sólo mírame _____, ¿Quieres besarme? ¿Te intereso? ¿Qué sientes al sentir mi programación tan cerca tuyo?

Tus respiraciones (innecesarias por cierto) empezaron a ser más fuertes. Connor estaba demasiado cerca, y una sensación de toques te recorrían la piel, algo no estaba bien, pero no podía detenerse, menos cuando Connor se aproximó a tus labios. ¿Qué pretendía demostrar?

Misión divergente. Connor y tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora