Perspectivas

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Se sumergió con pausa en la superficie de la pequeña laguna que yacía en los costados de la cueva de Bakugou, tratando de resistir el inevitable ardor que le ocasionaba el agua ante las heridas abiertas que sufría desde su espalda hasta sus muslos interiores. Estaba lacerada, incluso parcialmente quemada en algunas partes de su piel que su cabello negro, suelto para la ocasión, no permitía el paso a ojos ajenos de su baño curativo.

Al conseguir encontrar la posición ideal para dejar descansar su cuerpo lastimado bajo la superficie del agua, suspiró con fuerza, haciendo que el aire se llevase todas las dudas y temores que incluso en ese momento, calaban fuertemente en su mente si elegir ese modo de vida, fue realmente la mejor opción. Comenzó a rememorar, lentamente, las causas de cada pequeña herida que sufría su cuerpo, con sus manos como un guía íntimo, testigos y actores de lo que había sucedido con ese hombre la noche anterior.

Sus labios y su rostro hinchados por la búsqueda de los ajenos durante varias horas, tan cálidos y demandantes que seguramente tomaría horas en recomponerse de la agresividad de sus besos. Anhelaba devorarla, llegar hasta lo mas profundo de sus gemidos y suspiros que le arrebataba con posesión.

Sus hombros golpeados por la fuerza de sus movimientos al moverla en distintas posiciones a su propio antojo, sin permitirle descanso alguno. Dejándole solo el recuerdo de heridas internas que mutaban en múltiples colores. Demoraría días en desaparecer.

Su cuello enrojecido por sus colmillos, fríos e intimidantes, que tomaban con obsesión cada porción de su delicada piel. Marcas de una bestia hambrienta de su propia sangre que, durante toda la noche, dudó en hincarle los colmillos cada vez que se acercaba hacia el. Ella lo percibió.

Su espalda se encontraba rasguñada, roja, adolorida, y parcialmente quemada en pequeñas porciones donde las manos de aquel hombre tocaron sin querer. Descubrió el mal hábito de Bakugou de encenderse en mas de un solo sentido cuando la situación alcanzaba la cúspide de las sensaciones.

Manos de fuego, poderosas, que la llevaron al mas profundo infierno cada vez que le tocaba. Uno que anhelaba como nunca volver.

Un suspiro entrecortado salió de sus labios cuando sus dedos llegaron hacia el interior de sus piernas y presionaron con fuerza, el dulce recuerdo de tenerlo en sus entrañas aun se encontraba vivido en su interior. Dolía, mucho. Pero no podía sentirse más satisfecha en rememorar nuevamente, aquellas mismas sensaciones posterior a año nuevo.

Bakugou jamás sería un hombre delicado, cuidadoso con su cuerpo o siquiera un poco suave. Y eso era algo que ella agradecía profundamente. Era único e inigualable, algo que solo él podría entregarle.

Cerró sus ojos cuando su cuerpo se relajó en un estado de suma tranquilidad, el agua siempre le ayudaba a calmar todo tipo de dolencia, viniese de donde fuera. Como si fuese parte de su naturaleza innata estar conectada con ella y le tranquilizase como una madre, arrullándola para desaparecer el dolor con amor y contención. Escuchaba levemente los graznidos de los dragones, pidiendo comida y uno que otro algo de atención, más allá de ellos, no podía escuchar nada más, ni siquiera los cantos de pequeñas aves o la búsqueda de alimento de alguna liebre. La actitud territorial de Bakugou impedía fervientemente a que ningún ser vivo se acercase hacia su hogar si así él no lo quisiese. No había nada más que pudiese irrumpir la paz que sentía en aquel momento.

— ¡Te he estado esperando por tres semanas y te encuentro tomando un baño! ¡¿Dónde mierda has estado!?

La paz en el ambiente murió tan rápido cuando un hombre de cabello tan rojo como el fuego salió gritando entre la maleza, con ropas propias de un vagabundo y una mirada completa de hastió, Tsuyu se tensó asustada pensando de quien protegerse, y esa misma mirada cambió hacia una de completa confusión en cuanto la vio detenidamente. Inyectada de sangre en su interior, ese hombre tenía ojos similares a los de Bakugou, por lo que supuso, en los pocos segundos que consiguió reincorporarse antes de que él se acercase hacía ella, que no era realmente un humano.

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