Ella es Lily

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16:39, tarde de verano, 10 años.
"Para gustarle a ese chico que te vuelve loca debes lucir bonita, delgada y sonreír. Destápate, anímate, búscale y así ganaras su amor. "
Lily quedó espantada al ver la imagen de dos personas besándose que acompañaba el artículo *Prepárate para tu amor del verano*. Los jóvenes tenían 14 años como su hermana Gabriela y parecían estar disfrutando la vida en la playa ¿Cuándo estaría ella así?

19:10 ingresa Hannah al comedor de la casa.
– Lili te has quedado dormida! Despierta o no dormirás en la noche y te aviso que estoy muy cansada para acompañarte.

Besa la cabeza de la menor.

Ly abre lentamente los ojos cansados para ver a su hermana con una bikini color verde, un sombrero blanco y su bolso de playa. "Hann" como la llama Lily era rubia de ojos celestes ahora con una piel más bronceada y un cuerpo que parece dibujado por los dioses. Sus facciones eran perfectas. Hasta su nombre era espectacular. Era una verdadera Barbie.

– ¡Woao! Que linda te ves, la pasaste lindo hoy? ¿Desde cuándo tienes tantas bubis? ¿Qué hora es? ¿Papá y mamá? ¡Dijiste que vendrías a las 17 te prepare un sándwich!

– Lo sé, lo siento es que pase la tarde con Felipe y se me hizo tarde.

– ¿Se besaron?

– Millones de beses.

Lily hace una cara de asco, la misma que hizo cuando leyó la revista de su hermana.
Felipe era el amor platónico de Hannah, era el niño rico de papi que buscaba a mi hermana cuando estaba aburrido.

– Bah.

Hanna sonrió y le dijo:
– ¡Ya te va a ocurrir a ti cuando crezcas! Disfruta este momento de... comer sin culpa, estar desarreglada y sobre todo aprovecha no hacer nada. Luego lo extrañaras.
Ve a bañarte antes de que venga papá y mamá para cenar, anda.

¿Por qué estaba con él? ¿Comer sin culpa?¿Por qué sentiría culpa?¿Me está diciendo que como mucho? ¿Acaso tan mal luzco?

– ¿Por qué culpa?– Lily observaba a su hermana desde el marco de su habitación y cuando la vio estirarse para alcanzar su blusa, le vio todas las costillas, 1,2,3,4,5,6 ¿Por qué se veía así?

– Porque cuando creces te cambia el cuerpo, engordas muy rápido y el periodo te quita hasta el apetito- esbozó una sonrisa- ve a bañarte así me dejas cambiar.

Lily cerró la puerta de la habitación y corrió al baño a mirarse en el espejo pero por desgracia éste estaba tan alto que no llegaría ni subiéndose al lavamanos. Por descarte abrió la ducha y se sumergió bajo ella mientras cantaba Floricienta.

Con solo 10 años, mucha inocencia y toda una vida por delante, Lily pasaba mucho tiempo a solas y encerrada en su casa. Solo salían los Sábados por la noche cuando sus padres no estaban tan cansados. O los domingos cuando iban a misa.
Se la pasaba mirando documentales para aprender más, escuchaba la música de su hermana y leía sus revistas también. Se probaba la ropa, los tacos y el maquillaje de su madre, en especial usaba sus perfumes ya que éstos son de los recuerdos más profundos que tenía su padre de ella cuando estaban de novios.
Nadie le dedicaba el tiempo que ella necesitaba, aprendía a crecer al ritmo de las películas, llenándose de esa información que le proporcionaba el televisor, tenía un alto coeficiente intelectual y la mayor parte de su desarrollo lo dedicaba a sacar conclusiones. Expresaba todo lo que pensaba, por eso no tenía amigas y los chicos de su escuela la alejaban por rarita.
Lily no veía el lado malo de la vida, aún no entendía lo que era crecer y todos los problemas que eso traía.
Lily pensaba que el amor era como las peliculas de televisión en la que la protagonista tiene muchos amores pendientes y al final de la historia queda con el príncipe azul y viven felices por siempre.
Lily quería ese amor.
Lily tenía diez años y ya anhelaba crecer...

Luis de la Rosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora