American School Foundation

304 11 6
                                    

Puedo sonar competitiva y hasta obsesiva pero siempre fui promedio 10 por dedicarle todo mi esfuerzo. Y es que si lo pienso no tenía otra cosa para hacer, no salía, no tenía amigos, no practicaba deporte ni nada de lo que se supone que una chica normal de mi edad haría, vivir.
En fin, este auto se siente demasiado pequeño para tener en cuenta que sólo vamos cuatro personas.Podía sentir mi respiración y de vez en tantas oía el suspiro de Luis? Si Luis. Quería verlo por el espejo retrovisor pero tenía miedo de que este lo note y tener que iniciar una conversación ¿Cómo se hacía eso?

Árboles, casas, el olor a una mañana agradable, el sol que anunciaba un nuevo comienzo, la carretera mojada por el rocío y el adentrarnos a un campus me incentivan a pensar en ello e ignorar la oscura presión que sentía en mi pecho desde esta mañana.

BIENVENIDOS ALUMNOS ASF.

Mi sueño en Argentina era poder asistir a una escuela del primer mundo, de esas en las que conviven alumnos de distintos países, culturas y naciones, pensar que este era mi momento me hacía tambalear.
Bajamos del auto y saludamos a Concha por habernos trasladado tan amablemente, obviamente yo le di un beso de mejilla y le dedique una sonrisa, así saludamos los argentinos sin importar quién eres o si te conocen. Luis me quedó viendo extrañado quizás pero antes de decirle algo lo ignore porque me hacía ruborizar la idea de que me viera de esa forma, como lo hizo cuando lo conocí, no sé por qué.
Caminé al frente, sola. Y a nadie parecía importarle, si quiera a mi hermana.
Gentes gritaban, se abrazaban, se encontraban y se saludaban fuerte. Tan lindo verlo tan ajeno. Entré en ese enorme edificio el cual se veía pequeño al lado de la bruma que rodeaba mi ser, y me quedé boquiabierta.

-¡Mira por dónde caminas! - chilló una de las chicas que se encontraba con su grupo de amigas quizá. Era súper delgada de cabello castaño ondulado hasta los hombros y me miraba desafiante con un aire de madame superior.
Había tirado su café al piso.

-Lo siento, yo, yo, no estaba atenta-sonreí tratando de ocultar la vergüenza que sentía.

-"Lo lo lo si si siento"tonta- me burló- Te diría que me debes un café pero...- me examino de pies a cabeza- no creo querer nada de ti.

Se acercaba más a mi para verme la cara cuando su amiga le dijo

-Vamos Majo, ya déjala, es una pobre nueva.- ambas sonrieron maliciosamente y se fueron.

Que descortés fue eso, espero no volver a cruzarme la o tendré problemas. Comencé a buscar desesperadamente a mi hermana para ver a dónde debía ir,subí y baje escaleras, me mareaba ver tanta gente yendo y viniendo, pero no la encontré, no así hasta que un alguien toco mi hombro.

-¿Estás perdida?

Voltee para ver quién era.

-Luis, yo... Si- aliviada pero velozmente comencé a buscar en mi bolso la hoja donde dice en qué salón me tocaba.-Toma.

Examinó mis horarios y una leve sonrisa comenzó a asomarse en su rostro.

-No sabía que te gustaba actuar- dijo sorprendido.

-¿Y por qué deberías saberlo?

-Porque.. -pensó en decirme algo pero no lo hizo-Olvídalo, tu primer turno lo tienes en Idioma, salón 4 primer piso. Segundo timbre tienes plástica, salón 5. Tercer turno-río- entrenamiento militar en el patio trasero, teatro en el salón 9 tercer piso y allí nos veremos seguro -me miró- ¿Por qué miras el techo?

Luis de la Rosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora