Dedicatoria de capítulo: Miriam778, CleotildeJimnez, Amyagreste. Gracias por regalarme un poco de su tiempo en leer y comentar.
Sucedió un tranquilo día de mayo. El nacimiento de Candice fue un asunto poco complicado. Lane no causó mucho alboroto cuando llegaron los dolores. Simplemente abordó el metro y llegó al hospital, nadie lo supo. Ni siquiera su madre. Unas horas después, nació su hija. La niña era pequeña y un poco deforme tras el alumbramiento. Había heredado el cabello rubio y los ojos del desgraciado que la había embarazado. Su cabello era rizado, como el de ella y los pequeños labios y naricita hacían de ella una infanta bastante bonita.
Lane no era la clase de mujer que había nacido para ser madre y un descuido había provocado aquel indeseado embarazo, permaneció con la pequeña dos meses. Tiempo en que ella se mantuvo silente y estoica. Su rostro no traicionó emoción alguna, pero viéndola de cerca, algo se había oscurecido en su mirada. En su mente, ya estaba pensando en cuán pronto dejaría a la niña al cuidado de su abuela.
No había dejado de estudiar, aunque su primera idea había sido lo contrario. Sin embargo, tomó cursos en casa cuando empezó a notarse su estado. Para aquel entonces tenía 15 años y una beca en París para estudiar arte. Había retrasado el momento, pero sabía que no podría hacerlo más.
Dejar esa oportunidad arruinaría su vida. Ella no llevaría a la niña y tampoco se quedaría por ella.
El 7 de julio, exactamente dos meses después del nacimiento de Candy, Lane tomó sus maletas y desapareció.
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Paulina White, era una mujer generosa que había dedicado 18 de las 24 horas del día a trabajar para sacar a sus hijos adelante. Quedó viuda un par de meses antes de que su hija, Lane, naciera debido a un accidente en la cantera. Con dos bocas que alimentar no le quedo de otra que trabajar, pensando que llevar un plato a la boca de sus hijos bastaba para ellos. Pero no fue así. Lastimosamente. Su hijo, Luka, había ido preso por robo a mano armada en cuanto cumplió 21 años y casi al mismo tiempo, Lane se había embarazado.
Paulina se hubiera sumido en una terrible depresión de no haber sido porque Lane había desaparecido de su vida y de la de su hija a tan poco tiempo de nacida. Candice Victorie White, solo había recibido el nombre y la vida de Lane. Nada más. Pero ella no tuvo problema en acogerla y ser como una madre para Candy.
Paulina era una mujer mayor que redujo sus horas de trabajo en la fabrica para poder cuidar de la recién nacida. Razón por la que el dinero escaseo rápidamente. El pequeño departamento apenas contaba con una habitación, que habían compartido Lane y Luka, mientras ella siempre durmió en el sofá, cuando Lane se fue, se mudó al humilde cuarto y dado que no podía comprar un cuna, compartió el mullido y viejo colchón con la pequeña, haciéndole una cuna con un canasto de ropa. La pequeña rubia se acomodó rápidamente, como si sintiera que eso era lo mejor a lo que podía aspirar, ahora que su madre la había abandonado. Paulina se sentó junto al canasto y miró a su nieta con tristeza. Había pocas cosas que ella podía ofrecerle, siendo su situación de por sí precaria, pero intentaría hacer lo mejor por la pequeña.
No tardaron casi nada en establecer una rutina poco exigente, usualmente Candy dormía todo el día, mientas ella trabajaba planchando o lavando ajeno en casa, cosa que le permitía descansos para llevarle el biberón o cambiar un pañal sucio. De su parte, la rubia esperaba a su abuela pacientemente en los momentos en que se despertaba y no la encontraba, Nunca lloraba, excepto por la noche cuando quería que la cargaran y, Paulina la acunaba hasta que se quedaba dormida de nuevo. Muchas veces, le cantó una canción de cuna y le contó cuentos que Candy escuchó atentamente.
Y la vida paso entre carencias y risas, entre llantos y abrazos. Entre trabajado duro y estudios. Hasta que Candy cumplió 15 años y entró a la preparatoria publica de Brooklyn.
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Paulina estaba sentada en el suelo, junto a su cama. Alrededor de ella había una multitud de ropa esperando a ser remendada y planchada. Alzo la mirada y sonrió al ver a su nieta regresar de la escuela. Siempre se preocupaba por ella y ese sentimiento no desaparecía hasta que la veía entrar a casa sana y salva.
―Nana Pony, la cosa más fantástica sucedió hoy. La visita al hospital fue maravillosa. ¿Te imaginas esas personas estudiaron para salvar vidas? ¡Ah, cómo me gustaría ser uno de ellos!
―¿En serio, Candy? Quizá algún día puedas ser una gran doctora.
―Oh, no lo creo. Ellos fueron a buenas universidades, en la estatal no ofrecen esa carrera, quizá pueda aspirar a ser enfermera ―el humor de la rubia se nubló un poco, cuando se hizo consciente de su realidad.
Paulina miró a su nieta con cariño y algo de pena. La única cosa que Candy deseaba era ser doctora y ella no podría concedérselo.
―Quizá puedas aplicar para Billard, es una escuela prestigiosa y con tus notas no tendrías problemas en conseguir un puesto ―Candy sonrió con amargura y tomó una camisa y una aguja, empezando a remendar.
―Aunque me den la beca, el transporte será un gasto extra para nosotras y no podemos permitirnos un viaje a Manhattan cada día.
―Tom va diario a hacer entregas, ¿podrías pedirle que te lleve? No pierdes nada intentándolo ―Candy le sonrió a su abuela con calidez.
―Puede ser, lo pensaré, ¿de acuerdo? ―Paulina miró a su nieta. Era verdaderamente doloroso que viviera una vida donde su potencial no tuviera oportunidad de ser explotado.
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Las semanas se convirtieron en meses y el segundo año de Candy estaba a nada de comenzar. Y entonces llegó la carta de Billard.
Paulina nunca olvidaría a Candy, con los ojos brillante, leyendo:
"Estimada señorita White:
Nos complace comunicarle..."
Paulina abrió el sobre con la ayuda financiera y el mundo cayó a sus pies. La escuela solo había otorgado media beca y, aunque era de gran ayuda, la amable anciana, supo que ni vendiendo su pequeño departamento podría costear ese año.
Tal vez, solo tal vez las cartas de su hija Lane tendrían que ser abiertas.
Continuará...
Espacio para charlar
¡Hola, chicas!
Antes que otra wooow, cuántos reviews recibió el último capítulo, como les dije, no es mi fuerte manejarme con diálogos porque a veces ni sé qué poner, jajaja, pero uff, no saben cómo me he alegrado.
Bien, este es un de los 4 outtake que hay de Unbreak my heart, para quien no este familiarizada con el termino, un outtake es lo que podría entenderse como escenas descartadas, ¿por qué descartadas? Bueno, porque pensaba ponerlas como flashback, pero con Mars, creemos que perderían cierta idea si solo son recuerdos o algo así, así que esta semana me enfocaré a publicar estas escenas para que entiendan un poco la relación de Candy/Ethan y Josephine/Terry y el por qué de su sufrimiento ante la ruptura.
Además de responder la pregunta ¿Terry estaba enamorado de Candy desde Billard?
Sé que es un poco injusto meterlas después de un capítulo tan significativo, pero vamos que así le doy suspenso, jajajaja.
La idea es subir un capítulo cada dos días, pero esto podría cambiar si se extiende algún outtake, ¿vale?
Espero que me dejen conocer sus opiniones. Ah, como les dije, los capítulos tradicionales están dedicados a las chicas que leyeron UN DÍA A LA VEZ, LA MELODÍA QUE GUÍA TU CORAZÓN Y/O TIEMPO DE ESPERANZA, pero estos 4 capítulos los dedicaré aleatoriamente a quien ha comentado UNBREAK MY HEART (ayudaría mucho que no firmarán solo.
Nos leemos en el siguiente capítulo.
7 – sep – 2018
Ceshire...
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Unbreak My Heart
FanfictionResumen: Candy y Terry coinciden en la boda de Ethan y Josephine, sus ex y los que les rompieron el corazón.