Dedicatoria de capítulo: Para todas las lectoras anónimas. Gracias, muchas gracias por sus comentarios.
Existe personas que, de una u otra forma, no se siente cómodos con el mundo que los rodea. Terry Granchester era una de esas personas.
Criado en el seno de una familia rica, Terry fue un niño muy esperado. No por el deseo de tener un hijo como tal, sino porque un hombre como Richard Granchester debía poder contar con un heredero. Su madre, Eleanor se sometió a toda clase de tratamientos, hasta que cuatro años después consiguió quedar embarazada. Terry creció rodeado de lujos y poca atención. Su padre, era el magnate de los medios de comunicación en Estados Unidos y su madre una reconocida actriz ganadora del Oscar que vivía en California.
El heredero fue consciente a muy corta edad, de que estaba en uno de los escalones más altos de la sociedad neoyorkina y por más impresionantes que fueran otros apellidos, palidecían en comparación con el de los Granchester. Y en algún momento entre su séptimo y décimo cumpleaños entendió que todo lo que le rodeaba sería suyo algún día, así como una inmensurable influencia y rango. La mayor parte de su vida la vivió reclamando espacios, muebles caros e invaluables. Conjuntos extensos de ropa de diseñador que rozaban en lo absurdo. Una generosa mesada y un más cuantioso fideicomiso al que podría acceder cuando cumpliera 22 años.
Sin embargo, Terry Granchester no era feliz.
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―¿Dónde coño deje mi encendedor?― pensó el castaño. Se acababa de despertar después de una semana de suspensión por la marihuana y realmente necesitaba un maldito cigarrillo. Era muy su estilo tener un paquete entero y nada con que encenderlo. Se asomó por la puerta de la terraza y lo vio encima de la barandilla.
Encendió el cigarro y le dio una calada reverentemente. Se recargó en la baranda con los brazos cruzados. Josephine había vuelto de Londres. Se fue dejándole atrás. Siempre le dejaba atrás. Pero Terry no sentía rencor ni amargura. Nunca lo hacía. Solo la chocante sensación de no ser suficiente. Ella era una de las mejores estudiantes, responsable y sí, era frívola, pero qué niño rico no lo era. Y él era... Terry, quien apenas y mantenía una B de promedio y eso, solo porque Richard lo condicionaba.
Josephine Walsh había sido su tutora el año pasado, a escondidas de sus amigos, por supuesto, y cuando ella le dijo que se iba un semestre a Londres sintió algo, una punzada en el corazón, un anhelo creciente. Trató de negárselo a sí mismo muchos días, pero finalmente tuvo que admitir la verdad: se había enamorado de Josephine.
Y no quería sentir aquello, así que prácticamente se folló a toda chica que estuvo a su alcance, tratando de borrarla de su mente. Pero todas ellas se sentían incorrectas, como cuando tratas de recordar un nombre y sólo se te ocurren otros que no son, no exactamente. Y era extraño, no pasaron mucho tiempo juntos, pero ella logró meterse en su ser, formando parte de él, como ser castaño, tener los ojos azules o ser un Granchester, simplemente no podía luchar contra los hechos irremediables.
Tiró el cigarrillo sobre el borde del balcón, a la vez que unas gotas de lluvia comenzaban a caer. Una vez dentro de la amplia, aunque desordenada habitación, se dejó caer sobre su cama.
No supo cuánto tiempo pasó, incluso creyó quedarse dormido hasta que escuchó el claxon de un auto. Se puso el uniforme en dos minutos y salió de su habitación con pasos elegantes.
Su padre había confiscado su auto hasta final de mes al descubrir su gusto por las drogas estimulantes.
Abordó el asiento del copiloto del hummer H3 de Anthony, quien pese a todas las dificultades de estacionarlo y el gasto de combustible, se empecinaba en manejar aquella camioneta.
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Unbreak My Heart
FanficResumen: Candy y Terry coinciden en la boda de Ethan y Josephine, sus ex y los que les rompieron el corazón.