Cuatro palabras.
Odio las fiestas universitarias.
Y peor aun cuando soy una santa virgen. Aunque estoy orgullosa de ser virgen y si, espero hasta encontrar al chico correcto y entregarle lo más preciado de una mujer. No cualquier hombre se lo merece. Hasta donde yo sé, soy la única virgen en toda la universidad, y muchos chicos ya han intentado que caiga ante sus "encantos", pero no soy tonta y sé que me quieren solo para acostarse conmigo. Pero eso no sucederá.
Me encuentro en estos momentos recostada en una pared de la casa de alguien (ni siquiera se quien es el dueño de la casa).
En realidad mi mejor amiga Marilyn me obligó a venir, me obligo a usar este estúpido vestido súper corto que me saca todo el aire.
Me parezco a ella.
Veo a la gente disfrutar y desearía hacerlo, pero no conozco a nadie, la única persona que conozco me dijo que no me dejaría sola ni un segundo, pero en cuanto entramos a la casa ella desapareció. Llevo aquí parada casi veinte minutos y estoy frustrada porque el bendito vestido apenas y me deja respirar.
Te odio Marilyn.
Marilyn Gonzales.
18 años.
Mi mejor amiga desde que tenemos 5 años.
Ama las fiestas.
Somos muy diferentes, pero nos amamos.Cansada de estar allí esperando a que por arte de magia Marilyn aparezca (porque no lo hará), me dirijo hasta la cocina en busca de una bebida.
Detengo el paso cuando de repente la música se detiene y apagan las luces.
—¡Shhhh! –dice un chico al cual no logro identificar– Ya llego Ricardo, recuerden en cuanto entre por esa puerta gritan ¡sorpresa!
Conozco ese nombre, pero estoy muy confundida. ¿Qué se supone que harán?
Pasan algunos minutos hasta que la puerta se abre y entra Ricardo Rodriguez por esa puerta. Encendieron las luces y todos gritaron al mismo tiempo ¡sorpresa! Supongo que es su cumpleaños.
Ricardo Rodriguez.
18 años.
Playboy bobo y millonario.
Va a la misma universidad.
Totalmente estúpido.Ya con las luces encendidas, puedo ver a los lejos a Ricardo y por más que intento no puedo evitar mirarlo mal. No lo soporto para nada.
Ricardo es el típico niño Playboy muy muy bobo. Cree que porque tiene dinero puede hacer lo que le da la gana y estar con quien le da la gana. Definitivamente no es mi tipo de chico.
Ignoro completamente esa escena donde todos lo abrazan y felicitan y decido seguir mi camino a la cocina para buscar algo de beber. En cuanto entro en la cocina puedo ver a dos chicas besarse muy apasionadamente, intento ignorar eso y dirigirme hasta donde están las cervezas, tomo una y salgo de ahí lo más rápido posible.
Yo no soy de tomar, de hecho, mis padres me lo prohíben y si se enteran d esto posiblemente me maten, pero hoy quiero olvidarme de ellos y romper un poco las reglas.
Destapo mi cerveza y la bebo en sorbos mientras recorro todo el salón de la casa. Hay muchísima gente y no puedo moverme casi, pero aun así sigo mi camino para buscar algún lugar donde sentarme. Ya a mitad de salón, logro localizar un asiento vacío con mi mirada, sigo caminando pero de repente un chico muy ebrio tropieza conmigo y derrama toda su cerveza en mi vestido.