Capítulo 4

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Me despierto y estoy acostada en un camilla de hospital. Solo recuerdo que vomité y me desmaye. Intento levantarme pero en eso entra Marilyn junto a un enfermero.

—Amiga, ¿te sientes mejor? –se acerca a mi y me toma el rostro delicadamente.

—Si, solo... Me siento un poco mareada y sin fuerzas –me ayuda a sentarme en la camilla.

—Si, es normal en tu condición –dice el enfermero.

—¿Disculpe? –Marilyn y yo decimos al mismo tiempo.

—¿De que condición habla exactamente? –pregunto totalmente confundida.

—Pues, de su embarazo –dice como si fuera obvio.

Marilyn y yo explotamos a carcajadas.

—Imposible –dice Marilyn.

—Si, esa prueba esta mala –digo riéndome.

—Bueno, pues si quiere realizo otra prueba porque normalmente son falso negativos, no positivos –entro en pánico.

—Uy, ¿Melany ya tuviste sexo? –pregunta Marilyn confundida.

—Ammm –quedó totalmente en shock.

—¿Melany qué pasa?

Trago saliva fuerte y miro al enfermero.

—¿Puede hacer otra prueba? –digo con los ojos llorosos.

—Claro, ya vuelvo –se va.

—Melany, ¿qué pasa? Me estás asustando –dice Marilyn.

—No se como decirte –digo con un nudo en la garganta y digo lo que llevo ocultando tres semanas–. Esa noche de la fiesta tuve sexo con Ricardo.

Waoh, me siento libre.

—¡¿Qué?! –Marilyn grita.

—Perdón por no contarte, tenia miedo –digo y ahora si empiezo a llorar.

—Melany, ¿en que demonios estabas pensando? –pregunta furiosa.

—Es que... Esa es la cosa, no pensé porque no recuerdo nada de esa noche, no recuerdo cuando perdí la virginidad.

—Mierda... –susurra Marilyn.

—Ese día no me llevo a ningún hotel, me llevo hasta su departamento y me dijo que llegue allá y empecé llorar y luego lo bese y tuvimos sexo. Pero te juro que no recuerdo absolutamente nada, solamente recuerdo cuando me desperté en en su cama.

Marilyn me mira como si fuera un bicho raro.

—¿Por qué no me contaste? –pregunta triste.

—Es que... –la tomo de las manos–. Tenía miedo, todavía me siento virgen porque no recuerdo nada, hable con él y me dijo que si había usado protección, me confíe de él –digo llorando.

—Esta bien, oye ven –me abraza–. Todo estará bien, esperemos la prueba ¿si? –me da un beso en la cabeza.

–Listo, tome agua y orine en esta prueba –dice entrando el enfermero.

Hago exactamente lo que me dice.

Quince largos minutos después.

—¿Qué dice la prueba? –pregunto impaciente.

–Dos rayitas positivo, una rayita negativo –me muestra la prueba, pero no soy capaz de verla.

—Dame, yo la veo –dice Marilyn.

Marilyn la ve y palidece.

—Positivo –me dice.

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