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Día 3 -Futbolista -Vestidores

No puede controlar lo que siente en ese momento, tampoco intento contenerse, quizás porque ambos han estado un tanto separados por sus propios entrenamientos que ya no puede controlarse, sumado al hecho de que siempre le ha encendido un poco ver a su pareja así, ¿le excitaba su sudor tal vez?

-mierda, Yuto no tan lento –le escucha decir para después volver a gemir pues le hace caso y entra de golpe, provocando que el chico arqueara su espalda, apretando los costados de la banca

-tengo que cuidar de tu cuerpo ¿sabes? –le dice sonriendo un poco, riendo un poco por su propio comentario

-no voy a poder estar bien mañana por tu culpa –le reclama entre jadeos, intentando acostumbrarse a la intromisión en su cuerpo –joder ¿ha pasado tanto tiempo?

-tuvimos exámenes y ya termino mi temporada, creo que si –contesta acercando una de las piernas, mordiendo un poco donde la pantorrilla, le gusta morder esas torneadas y fuertes piernas, repartiendo mas mordidas en ella sin ser tan agresivo

-Yuto...hmg...-se mueve apenas un poco, intentando levantarse un poco apoyándose de sus antebrazos, lo intenta pero el de ojos ceniza comienza entonces a moverse rápido, no lento, haciendo que las sensaciones le atacaran sin piedad, su interior siendo golpeado sin cuidado desde el inicio le hace volver a estar acostado en la banca, haciendo su cabeza hacia atrás, cubriendo como puede su boca -¡Y-Yuto!

Esta vez no puede ser dulce con su chico, no tanto como quisiera serlo pero extraña su cuerpo, la calidez envolviendo su miembro que es apretado por las paredes internas, no inicio lento, golpea fuerte, buscando ese punto en el interior que haría a Yugo agonizar de placer.

"Vamos, vamos ¿Dónde está?"

-¡Carajo! ¡Yuto!

"Allí ¿eh?" –sonríe ante el desastre que ahora es su novio, golpeando fuerte aquel lugar, viendo como en vano intenta no gritar, mordiendo la bastilla de su uniforme deportivo, la saliva que escurre escapando por los costados de su boca, incluso las pequeñas lagrimas, el cómo aprieta con fuerza los extremos de la banca de madera, su pecho subiendo y bajando con rapidez, ese fuerte y atractivo cuerpo

Aprieta la mandíbula con fuerza para no soltar gemidos, sería un lio si les descubrieran y de hecho todo hace eco en la soledad de los vestidores.

-¡Yuto! ¿Sigues allí? –el nada delicado toque en la puerta los trae de nuevo a la realidad

Se detiene en seco, mirando el pánico en Yugo

"¡¿porque sigue aquí esta maldita?!"

-¿Yuto? –ve como la perilla esta por ser girada

-Yuzu, no entres, es el vestidos de los hombres –otra voz, la de serena la co-capitana de las porristas ¿podría faltarle algo más?

-pero no creo que esté allí

-de todos modos no entres, se da a malas interpretaciones –regaño a su amiga

Se miran en silencio, con el frio recorriéndoles el cuerpo bajando el calor de hace tan solo unos instantes...o no. Vuelve a moverse lento, golpeando donde la próstata, provocando una reacción en el Jugador de Futbol soccer

-lo siento no las escuche, traía los audífonos puestos –contesto él con toda la calma que le caracterizaba moviéndose dentro de Yugo que le miraba atónito -¿me buscaban?

-¡Yuto si estas allí dentro! –La voz de Yuzu sonó alegre –como ya no te vimos practicar pensábamos que ya te habías ido, aunque te sueles quedar mucho rato después