Sí Quiero: Ayato

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Sé que Ayato es un caso especial, pero es mí caso especial.

La iglesia estaba llena, rebosante de personas esperando la gran presentación.

Mujeres con vestidos festivos y elegantes, monjas con sus hábitos bien limpios y planchados. Hombres con sus trajes puestos y muchos vampiros con sus ojos relucientes. Aquella era, sin duda, una ceremonia muy peculiar. ¿Qué demonio loco se casaba por iglesia? Además, ¿Con quién se casaría? Los vampiros invitados no sabían nada, solo sabían que era un Sakamaki.

Entonces, eso era lo importante, ¿No?

Shu, Reiji, Raito, Kanato y Subaru estaban con sus mejores galas, mirando algo desconfiados, pero tranquilos a los invitados. ¿La mayoría de las personas eran humanos? Humanos y fanáticos religiosos, notaron cuando estos rezaban sin parar. ¿De quién más podrían ser, sino de Yui? Su fanática religiosa, su antes presa y ahora su niña especial.

Especial para muchos, pero solo le pertenecía a uno.

Claro que Ayato ya lo sabía, y por eso se estaba preparando sin problemas en las habitaciones detrás de la iglesia.

Bueno, eso era lo que pensaban sus hermanos.

Ayato tenía un problema.

Bueno, no estaba nervioso. Estaba a punto de casarse, a sus 17 años, sin haber terminado la escuela y con normas humanas. ¿Esos eran problemas? No, eso le importaba lo más mínimo. Cuando vio los ojos de Yui relucir de felicidad cuando pidió su mano en matrimonio, sabía que debía hacerla muy feliz. Entonces... ¿Por qué no casarse por iglesia? Con un vestido blanco, pura y virginal, completamente feliz y sonrojada. Casándose ante la vista de "Dios" si es que existía... Eso no era problema alguno.

El problema colgaba de lado a lado en su cuello, la corbata que no sabía cómo atar.

¿Cómo se ataba una cortaba?

Ayato, mirándose al espejo con duda, tomando las dos puntas de la corbata con gesto curioso. ¿Cómo demonios iba a saber que necesitaba atarse la corbata para ese momento? Le había prometido que todo sería perfecto, y ahora no podía siquiera atarse una maldita corbata. Roja color sangre, destacando con su traje negro. Sus cabellos rojizos estaban... ¿Arreglados? Las "amigas" de Yui que ella había contratado lo habían peinado tan ridículamente que le daban ganas de revolverse con sus manos el pelo. Sus ojos verdes relucían bajo la luz blanca de aquella habitación privada.

Las ayudantes lo miraban algo curioso mientras guardaban sus cosas de belleza en sus baúles. Una chica castaña, de ojos igual de castaños y estatura muy alta se acercó a él.

- Ayato-sama, ¿Sucede algo malo? - preguntó, y también miró el reflejo de Ayato a los ojos.

Él no pudo contestar. ¿Qué iba a contestarle? ¿Qué no sabía cómo atar una mendiga corbata? Eso sonaría ridículo, y tampoco quería que otra humana que no sea Yui lo ayude a atar su corbata. ¡Él ya lo había prometido! Nunca más... se dejaría tocar por otra mujer, a menos por accidente. Chasqueó la lengua, frustrado, y se movió hasta sentarse en una de las sillas.

¿Qué haría ahora? Tampoco podría salir así, sin corbata. Le había prometido que todo estaría bien, impecable, tal como ella se lo merecía. Y justo ahora, tenía que pasar esto...

- Déjenme solo. - murmuró.

Las chicas se sorprendieron, parpadeando.

- ¿Qué dijo, señor? - dijo la menor, de ojos azules vivos y cabellera negra.

- ¡Que se vayan, por favor! – dijo en voz baja, casi gruñendo. Estaba perdiendo la paciencia.

Las dos chicas se fueron, no sin antes que la chica de cabellos castaños mirara a Ayato con una expresión se tristeza y comprensión. Cerró la puerta, dejándolo solo.

💖One-Shots: ✝Diabolik Lovers✝‼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora