Esperamos cambiar situaciones imposibles,
esperamos resolver sensaciones invisibles.
Esperamos dejar de sentir,
y ni siquiera somos capaces de dejar ir.
Fingimos ser felices en los días más infelices.
Fingimos tener corazones fríos,
para evitar ser heridos.
Corazones compatibles con el peor de los inviernos,
con el mejor de los infiernos.
Esperamos ser indiferentes,
con todo aquel que nos hiere,
con todo aquel que no siente,
el dolor que nos hace diferentes.