Los amigos no hacen eso ✦ KookV

Capítulo VII: Rompe mi corazón antes de que sea demasiado tarde

Hace mucho tiempo, TaeHyung había navegado por los mares de las novelas danmei, curioso de la popularidad que estaban ganando y los personajes que parecían ser confeccionados con un pasado triste, roto e inhumano. No lo entendía completamente, quizá porque en su vida no existía nada que pudiese llamar 'pasado doloroso' o 'presente tormentoso'. Era feliz. Tenía a los mejores amigos del mundo, una popularidad que fácilmente le ganaba la envidia de muchos, una inteligencia digna de postulación para una beca extranjera.

Lo tenía todo.

¿Cuánto de eso era real?

Si retrocede en el tiempo, probablemente fuese incapaz de encontrar el punto exacto en que su vida comenzó a caerse por pedazos y pudrirse debajo de mentiras que se deslizaban con agilidad por sus labios.

Se enamoró de JungKook, pero hizo de la vista gorda. Aplicó para una beca de intercambio, pero el miedo le hizo cerrar la boca. Adoró a Jisoo, pero por las noches soñaba que era él quien besaba a su novio.

¿Qué era verdadero? ¿Qué era falso?

De pie frente a la puerta de la casa de JungKook, TaeHyung tiembla con la respiración descontrolada y el sudor chorreando a mares. La pegajosidad de su piel brilla a la luz del sol, llamando la atención de SoMin, la pequeña vecina de la casa de al lado, que sostiene en sus manos un celular de juguete como si fuese uno original, preparada para marcar al número de urgencias en caso de que TaeHyung estuviese ahogándose con el aire.

—Aquí vamos —dice para sí mismo en un susurro ahogado, sacando de su bolsillo el par de llaves que le dio la señora Jeon cuando cumplió dieciséis y lo consideró oficialmente de la familia. Sus manos tiemblan, el nerviosismo le nubla los ojos y cree que pronto caerá de espaldas por la presión baja y el horror que se extiende por su pecho.

SoMin se acerca unos pasos, preparada para marcar los números de la ambulancia, aun si el celular de juguete resulta inútil para ello.

TaeHyung finalmente abre la puerta e ingresa.

SoMin guarda su teléfono y se aleja.

Dentro de la casa, sus temores le encierran en una barrera. Lentamente cierra la puerta, procurando hacer el menor ruido posible. Se mentaliza una y otra vez, controlando a duras penas su respiración. Avanza pasito a pasito, suave, suavecito, siguiendo los consejos de Luis Fonsi en aquella canción latina que movía los traseros de todos en cualquier fiesta.

La habitación de JungKook tiene un letrero de 'Si eres Wei Wuxian, siéntete libre de entrar' pegado en la puerta de roble, bastante llamativo y ridículo, sin embargo, logra bajar unos centímetros el nivel de ansiedad que carcome al de cabellera teñida, quien se detiene en la misma, buscando un millón de excusas para salir corriendo de vuelta a su casa y fingir que la voz de Jisoo a través del teléfono no había roto su barrera de dignidad y amor propio.

Cuando Jisoo le había llamado, aparentemente preocupada por su noviecito adolescente que estaba abandonado en su propia casa, sin sus padres cerca, hirviendo en fiebre, TaeHyung vomitó las mil y una excusas que se arremolinaban en la punta de su lengua con el escudo 'anti-pensamientos bochornosos sobre mi mejor amigo' activado. Técnicamente podía negarse a la solicitud de la niña, él llevaba semanas sin hablarle a JungKook, dato que la mayoría de sus conocidos sabían. Entonces, claramente estaba en su derecho de mandar a la mierda al menor y pensar en su bienestar como algo primordial.

Se mandó a la mierda a él mismo, sin embargo.

Considera los pros y los contras por milésima vez, admitiendo la derrota a su valentía y reconsiderando su presencia en el sitio. La puerta de JungKook continúa cerrada, separándole de la incómoda verdad que ha venido haciéndose más nítida conforme los días posteriores a su beso accidental se dieron; sus ojos vagan por el letrero cutre que guinda fuera, sus dedos se retuercen en la tela de su camisa, un suspiro resignado abandona sus labios y da media vuelta.